Capítulo 3. Con las ganas

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Estaba en un estado de shock

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Estaba en un estado de shock. Gastón increíblemente parecía que también lo estaba, pero lo disimulaba mejor que yo; sus ojos expresaban irritación con una mezcla de confusión por lo que veía frente a él, su postura había dejado la relajación para convertirse en una piedra y si no fuera porque no estábamos dentro de una caricatura podía sentirse el aura oscura que surgía de todo su cuerpo.

—¿Prometido? —su voz gruesa casi escupió la pregunta en un gruñido feroz.

Cortalenguas palideció más de lo normal, estaba muy asustado como para hablar y eso era ya mucho decir. Constanz no lo dejaba, sus brazos parecían el cuerpo enrollado de una anaconda que apretaba con fuerza y la pobre gárgola seguía pegada a la pared, sin moverse y sin parpadear.

—Creo que hay cosas que aclarar —comentó la rubia—. Cortalenguas y yo tenemos historia.

La gárgola no se mostraba muy de acuerdo.

—Tal parece que la única que cree esa historia ridícula eres tú —replicó Gastón.

Cortalenguas asintió discretamente y se detuvo cuando Constanz lo miró.

—Deberías de liberar a Cortalenguas —pedí—, el pobre chico está asustado, míralo.

—Pero... ¿Es cierto, Cortalenguas?

Gastón no permitió más tiempo en explicaciones y quitó de un movimiento hostil a Constanz para sacar a Cortalenguas de sus garras. La vampiresa rugió en señal de protesta, pero se detuvo en cuanto la gárgola se colocó detrás de su amo.

—Será mejor que te comportes. Cortalenguas me pertenece y él no tiene tiempo de estas tonterías infantiles.

—¿Te parece tontería el amor, hermano?

—El no correspondido sí.

Auch.

Llevé mi mano a la boca cuando noté como los hombros de Constanz se caían de la desilusión. Miré a Cortalenguas que jugueteaba con sus manos, muy nerviosos por la situación.

La curiosidad me mataba ¿Qué fue realmente lo que vivió con Constanz? Cortalenguas se ve tan seguro y tranquilo junto a Gastón, pero todo eso cambió cuando Constanz apareció.

¿Posible tortura? ¿De alguna manera la muerte de Igor el Degollador liberó a Cortalenguas?

Demasiadas incógnitas y poca claridad.

—Estoy aquí para ayudar a tu mujer y así es como me pagas.

—Estás aquí porque tú me debes muchos favores y esta es tu manera de pagarme, así que no me vengas con que soy indigno y no agradezco tu ayuda. Interactuar con mis gárgolas no es parte del trato.

La mirada gélida de Constanz retaba a Gastón.

—Te aconsejo que reprimas lo que estés pensando —amedrentó Gastón, justo en el momento en que sus ojos lanzaban ese brillo maligno de superioridad.

3° El amo del desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora