CAPÍTULO 8: RECUERDOS DE NEGACIÓN

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- No, no no no no.

Eso era lo que Hua Cheng decía constantemente en su cabeza.

- Es imposible que él sea mi alma gemela, no solo eso, él no me puede gustar, no puedo enamorarme de él.

Hua Cheng repitía lo mismo una y otra vez en voz alta mientras que se agarraba su cabeza con las dos manos.

- No puede ser así, es imposible.

No podía para de negar todo.

- Simplemente, no me puede gustar un chico, no me puedo enamorar de un chico, no puedo salir con un chico, mi alma gemela no puede ser un chico...

La última frase la dijo mientras su voz se desvanecía y pequeñas lágrimas empezaron a asomarse por sus ojos y empezaron a rodar por sus mejillas.

Él nunca había salido con un chico, ni siquiera en todas las citas que había tenido había ninun solo chico.
No era porque no le gustaran o le diera asco salir con alguien que no sea de su mismo sexo.

Todo se trataba por toda su infancia, sus padres le criaron de cómo ser un "hombre ejemplar".

Este prototipo de hombre creado por sus padres, más bien por su padre, consistía en que los hombre debería ser fuertes, masculinos, no se maquillaban, no se pintaban las uñas...
Y por supuesto, no saldrían con otros chicos ni llorarían, cosa que están haciendo ahora mismo

Al recordar esto, se secó rápidamente las lágrimas, pero estás no podían para de salir.
Él no podía aceptar que le gustara Xie Lian y todo por las enseñanzas estúpidas de su padre.

Actualmente, la gente lo tenía bastante aceptado el tema de salir con gente de su mismo sexo, pero el padre de Hua Cheng le enseñó las cosas del pasado.
Para el colmo, abandonó a su mujer y a él a una edad muy temprana.
Hua Cheng no se acordaba de su cara pero todas las cosas que le dijo que quedaron grabadas en su cabeza.

Cada vez que lloraba porque tenía hambre le pegaba y as cuántas patadas diciéndole que no podía llorar.
Y así era con la cosa más insignificante que hacía Hua Cheng que simplemente no le gustaba a su madre.

Por otro lado, su madre siempre le mimaba e intentaba de que su hijo tuviera de todo, le decía que no le hiciera caso a su padre, que tenía pensamientos muy antiguos y que no se tomará en serio todad las cosas que le decía.

Pero tristemente después del abandono de su padre, a los pocos días no tenían dinero para comer y el pequeño Hua Cheng empezó a robar por las calles.

- Hola mamá, estoy de vuelta.

- Pequeño Hong Honger, te he dicho que no robes, mamá conseguirá dinero y comida no te preocupes por eso.

- Pero no podrás hacer todo tú sola, yo te quiero ayudar y ser un hombre como decía papá, los hombres tienen que proteger a las mujeres ¿no? Eso era lo que siempre decía él.

- No pienses en las cosas retrógradas que decía tu padre, no te creas nada de lo que dijo, yo me ocuparé de esta casa, tranquilo.

Después de alguno meses, su madre enfermó y a los pocos días murió.

Finalmente Hua Cheng se había quedado solo.

Ahora vivía en la calle y todos los días robaba intentando salvar su vida e intentando sobrevivir, hasta que un día fue a robar a un pequeño restaurante.

Este era el restaurante de Pei Ming, en cuanto vio a este niño pequeño lleno de suciedad e intentando robar algo de comida para satisfacer su hambriento estómago, se compadeció de él y decidió acogerle.

Allí creció y terminó llevando a todas sus citas intentado encontrar a su alma gemela intentado no cometer el mismo error de su madre casandose con un hombre que no quería por culpa de un matrimonio arreglado.

De allí venía su obsesión de querer encontrar a su alma gemela durante todo este tiempo y el miedo de que está fuera un hombre por todas las enseñanzas de su padre que no se merecía ser llamado como tal.

Hua Cheng volvió al presente, pero dentro de su cabeza no podía parar de repetirse dos voces.

Una era la de su madre.

- Hong Honger, no le hagas caso a tu padre, eres libre de hacer lo que quieras y ser lo que quieras, yo siempre te aceptaré.

La otra voz era la de su padre.

- No puedes querer a un chico, no puedes, si quieres a un chico no serás un hombre nunca.

Esto resonaba en su cabeza mientras terminaba de limpiar los peces hasta que del dolor de cabeza, la mano que agarraba el cuchillo para limpiar los peces se movió rápidamente cortando el pez, peor a su vez haciendo una raja en el dorso de su mano.

- Joder

Dijo mientras miraba su mano ensangrentada, seguidamente cogió un paño y apretó el sitio donde estsba la hemorragia.
La parte buena de esto era que ya no escuchaba esas voces retumbar dentro de su cabeza. No por ahora.

Volvió de limpiar los peces, todos listo para ponerlos al fuego y cocinarlos.
Mientras dejaba la cesta con los peces, al levantar la mirada pudo ver a una persona metida en el río, está parecía bastante torpe con una red en la mano intentando coger cangrejos.

No era nada más ni nada menos que el mismo Xie Lian, la persona por la que Hua Cheng había estando recordando su pasado ese mismo día.

Xie Lian notó una presencia mirándole, entonces pudo ver a San Lang.
Salió de ese río junto con su red y el cubo que contenía unos tres cangrejos.

- Hola San Lang, ¿ya lavaste los peces?
La verdad pensaba que tardarías nada.

Dijo mientras le miró a la cara.

- Oye, ¿por qué tienes los ojos tan rojos?

- No es nada.

Xie Lian se impresionó por como le había respondido, además parecía de mal humor.

En Busca De Una Flor (HuaLian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora