EL TRABAJO para Kyoko era bastante sencillo. Para ella, todo lo que tenía que hacer era ir a un lugar, exorcisar a cual sea la maldición que esté allí y regresar. No le era complicado, cansado ni especialmente difícil. Claro, no era la mejor teniendo en cuenta a Gojo y Geto, pero se las arreglaba bastante bien.
Era por esa razón — porque se le hacía tan fácil — que solía ser bastante relajada y animada. Se divertía bastante mientras cumplía sus misiones, riéndose y jugando de vez en cuando.
— ¡Una maldición muy grande! — hizo la observación apenas la vio, pero eso no le quitó la tranquilidad. De hecho, la hacía emocionarse más. — Es como esos villanos que enfrentan las chicas mágicas de la TV. Con sus transformaciones súper largas... ¡Oh! Podría ser una chica mágica yo también, aunque sin la transformación. — con eso, decidió exagerar sus movimientos mientras sacaba una de las cartas en su mano. Sonriendo, dio un par de giros al hacer flotar la carta hasta que quedó frente a ella, y con su mano la empujó como si de una botón se tratara. No obstante, el aura alegre que había formado con su actitud pronto se desvaneció; el cielo oscureció a la vez que una niebla negra se mostraba a su alrededor. — La muerte.
Detrás de ella, una enorme figura encapuchada ascendió, levantando una guadaña en sus manos esqueléticas. Sólo le llevó un movimiento cortarle la cabeza a la maldición, y una vez el trabajo hecho, ambas cosas se desvanecieron con lentitud. El ambiente volvió a cambiar, el cielo se aclaró al azul que antes resplandecía y Kyoko guardó la carta que recién había usado antes de regresar a su escuela.
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Caminó dando saltos, tarareó mientras avanzaba de vuelta. Estaba ya de nuevo en la escuela, y aunque no estaban ni Satoru ni Suguru, todavía podía juntarse con Shoko.
— Regresaste rápido. — la de cabello corto mencionó, recibiendo un abrazo de Kyoko.
— Es que fue fácil.
— Todo se te hace fácil, ¿eh?
El sonido de un teléfono distrajo a Kyoko de lo siguiente que iba a decir. Estaba por contestar frente a su compañera, pero se detuvo al ver quién la estaba llamando.
— Ya regreso, voy a contestar. — apenas dejándola responder, se alejó varios metros hasta una distancia segura y tomó la llamada. — Hola.
— Ya tenemos fecha.
— Mamá, pensé que lo habíamos hablado. Estoy en contra.
— No puedes estar en contra. ¿Sabes las consecuencias que van a haber si esto no sucede? ¿Lo sabes? ¡¿No lo sabes?! ¡Entonces no opines!
— Estás histérica. ¿Te estuviste drogando otra vez?
— No son drogas; no sabes nada. ¡Yo soy la jefa de casa! ¡No le faltes el respeto a mis hábitos! ¿Crees que lo hago porque quiero? ¡Son sagrados!
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𝙈𝙖𝙮𝙤𝙧 𝘼𝙧𝙘𝙖𝙣𝙖 - 𝘾𝙝𝙤𝙨𝙤
Fanfiction𝘌𝘹𝘪𝘭𝘪𝘢𝘥𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘭𝘰𝘴 𝘮𝘪𝘦𝘮𝘣𝘳𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘧𝘢𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢 𝘺 𝘴𝘪𝘯 𝘵𝘦𝘯𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘳𝘶𝘮𝘣𝘰 𝘧𝘪𝘫𝘰, 𝘒𝘺𝘰𝘬𝘰 𝘦𝘯𝘧𝘳𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘳𝘦𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘪𝘢𝘥𝘢𝘥𝘢. 𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘣𝘢𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘭𝘰𝘴 𝘯𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘵...