017: 𝙇𝙖𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙢𝙖𝙣𝙖𝙨 ૢ✧

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— No quiero hablar contigo

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— No quiero hablar contigo. Te dije que no me buscaras y te mantuvieras alejada del mundo de la hechicería.

— Mataste a nuestros padres. — no hubo respuesta, ya que no había nada que negar. — Y luego me abandonaste a mi suerte.

— Era lo mejor que podía hacer por ti.

—¡Mentira! — la regañó. — Te podías quedar conmigo.

— Eso solo te hubiera puesto en más peligro, Kiara. Desde lo de nuestros padres me buscan y no dudarán en matarme en cuanto me encuentren. No quería que tuvieras que ver eso también, así que mi mejor opción era irme y que te acostumbres a estar sin mí.

— Te funcionó al revés. Desde que te fuiste, no ha habido un solo día en que no piense en volverte a ver.

— Es lo mejor para ti. No soy buena persona, y tú no eres hechicera. Siempre fuimos demasiado diferentes; y sé que siempre me odiaste porque mamá no dejaba de favorecerme. Pero mi vida tampoco fue un jardín de rosas, ¿tú crees que yo quería comerme a nuestros hermanos en un ritual? Sentía asco de mí misma cada vez, pero no podía decir nada al respecto. Y me cansé, por eso fue que tuve que matarlos. No quería... — hizo una pausa, mirando los ojos de su hermana. — No quería que tuvieras ese mismo destino... eres mi única hermana menor. Nuestros hermanos y hermanas... no se fueron siendo felices, así que lo menos que podía hacer era... asegurarme de que tú tendrías un futuro. Uno normal. Uno donde vivieras con el resto de humanos normales y pudieras crecer y casarte y tener la vida más tranquila del mundo porque eso es lo que te mereces y eso es por lo que he estado luchando todo este tiempo.

— ¿Sin preguntarme cómo me sentía al respecto? Yo también pensaba que mamá y papá estaban yendo demasiado lejos, pero de irte, debiste llevarme contigo. Para eso están las hermanas mayores.

— ¡Es que no lo entiendes! ¡No había otra manera! Llevarte conmigo solo te hubiera puesto en riesgo, y necesitaba que estuvieras lejos para que yo pudiera... — terminar con su vida de manera definitiva. — pudiera... asegurarme de que vivirías tus últimos días como una persona normal. Sin presiones por haber nacido en una familia de hechiceros, sin tener que preocuparte por nuestra religión y sus tradiciones, sin el dolor que te traería ser comparada constantemente con tus hermanos y hermanas, en especial conmigo; la parte importante era que te tenías que vivir sin mí y... ¿cómo hiciste para encontrarme? Se suponía que debías olvidarte de mí.

— ¿Cómo podía olvidarme de ti? Nunca dejé de buscarte. — sus ojos se llenaron de lágrimas al escucharla. De todas las cosas que podría haber escuchado de ella, esa era la que más le dolía, porque Kyoko nunca quiso tener que alejarse de su hermanita. — Nunca dejé de buscarte. Desde que te fuiste estuve investigando, preguntando y preparándome física y mentalmente para encontrarte.

— Pero, ¿por qué? Siempre estabas enojada conmigo de pequeñas... pensé que estarías feliz de estar lejos de mí.

— Eres mi hermana mayor. No la única que tenía, pero la única a la que le importé lo suficiente como para romper el ciclo. Además, aunque crezca y sea independiente de ti, no significa que quiera no verte nunca más. Aunque pase mucho, mucho tiempo, los hermanos menores siempre necesitan de sus hermanos mayores. Por eso te seguí buscando todo este tiempo.

— ¿No estás... enojada?

— Ni un poco. Nuestros padres se lo merecían. Y aunque te fuiste, sé que fue porque pensaste que era lo mejor, pero estoy aquí ahora para decirte que eso no es necesariamente cierto. ¡Podemos seguir juntas, aún después de tanto tiempo!

— ¿Tú crees?

— Por supuesto. Pero... antes quiero preguntarte algo.

— ¿Qué cosa?

— ¿Fueron las cartas... las que te dijeron que tenías que matar a mamá y papá?

Kyoko calló. Su silencio lo dijo todo.

Nunca lo habló con nadie; no lo creyó relevante. Su hermana no tenía que saberlo y daba igual si sus padres se enteraban o no. Pero cada cierto tiempo le pasó desde que recibió las cartas.

"Mata a tus padres, Kyoko" era la voz que escuchaba de vez en cuando en su cabeza.

Se preguntó durante mucho tiempo por qué le pedían eso, hasta que vio con sus propios ojos las atrocidades de las que sus padres eran capaces. Todo calzaba, pero no se creía capaz de asesinarlos... tan pronto. A cambio de no poder salvar a sus hermanos y hermanas mayores, se propuso idear el momento y formas indicadas para acabar con las vidas de sus progenitores.

Además, no importaba si quería o no; la regla era que Kyoko siempre debía obedecer las órdenes de las cartas.

—...Lo siento. — se disculpó por fin, después de darle vueltas al asunto una y otra vez en su mente.

— Eso era todo lo que necesitaba escuchar. — Kiara corrió unos cuantos pasos hacia su hermana, y la envolvió en un abrazo cálido. Era la segunda vez que se abrazaban, y esa sensación la llevó de vuelta a su infancia por un momento.

Su infancia... cuando todos sus hermanos y hermanas estaban vivos y felices. Llenos de esperanza con la creencia que les inculcaron de "formar parte del reino de dios"

Lágrimas bajaron por sus mejillas, mojando su rostro con una sensación cálida y, al mismo tiempo, fría. Porque las lágrimas vienen del cálido sentimiento que se forja en el corazón de uno, ya sea por tristeza o por alegría, y que una vez fuera se enfrían al ser liberadas. Como una pequeña chispa apagada por la lluvia de un día helado. Como la chispa en su corazón que, de no ser liberada, consumiría toda su alma hasta provocar un incendio.

Suponía que por eso era que uno lloraba. El viento que secaría sus lágrimas sería el que disipe el humo y las cenizas restantes del incendio en su corazón, y lo reemplace con la paz que viene después.

¿Cómo es ese dicho? "La calma antes de la tormenta". Las personas hablan de eso muy a menudo, sobre como siempre hay una sensación falsa de seguridad antes de que ocurra un desastre, pero lo verdaderamente importante viene justo después de estos eventos; cuando el viento se calma y las nubes se van, dejando a los rayos del sol iluminar a las flores ahogadas en agua de lluvia. Para darles la oportunidad de que vuelven a crecer. Esa sensación; la que viene después de haber llorado hasta quedarte sin lágrimas.

La calma después de la tormenta.

🩸 Autora leyendo el manga para planear después del arco de Shibuya

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🩸 Autora leyendo el manga para planear después del arco de Shibuya.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

𝙈𝙖𝙮𝙤𝙧 𝘼𝙧𝙘𝙖𝙣𝙖 - 𝘾𝙝𝙤𝙨𝙤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora