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Un viaje tranquilo, durante todo este tiempo aprendí acerca de mi nueva arma, que cosa más fascinante es la tecnología yautja, así le llama Yeyin-de. Aprendí como sostenerlo, aprendí incluso a aguantar su peso. La primer vez que lo vi activarse me asuste, ¿como era posible que algo tan grande, se guardará en un tubo pequeño, cambiando incluso su peso.

Pero lo más increíble fue ver a Yeyin-de entrenar. Era un día, no se si tarde o noche, no se mañana o madrugada, esas nociones de luz y oscuridad es imposible tenerlas en el espacio, mis horas de dormir eran obligadas, las luces de la nave se apagaban, dejando todo en total oscuridad, lo que me provocaba dormir, algo de la química de mi cerebro, eso no lo entendí, pero al parecer Yeyin-de si, y si mi ciclo de sueño se afecta, puedo enfermar o morir gravemente. Le pregunté a él, ¿tú, no duermes? Y solo me dijo, "los yautja controlamos nuestro ciclo de sueño a nuestra conveniencia". Solamente, pude suspirar, aun no logro entender muy bien la raza de Yeyin-de, lo único que tengo claro es que han sido hechos y entrenados para matar.

La fuerza de cada uno de los músculos de su cuerpo era notable, en mi mente, trate de compararlo con el mejor guerrero de mi tribu o de otra, y no había compararon. Ni siquiera con los hombres blancos que algunos incluiso, eran muy altos y corpulentos.

El manejo de sus armas era fabuloso, yo me sentía como en un hechizo, sus movimientos rítmicos, y letales. Estoy segura que lo miraba con la boca abierta y los ojos grandes, ya que cuando el me miro, se detuvo, eso me hizo salir de mi trance. "¿sucede algo?" el me preguntó, yo no supe que responder, y solo acerté a ponerme de pie "voy por agua" dije y atravesé la puerta qué se abrió ante mi presencia, mis mejillas ardían, y me sentía como una tonta.

El día que llegamos por fin a un nuevo planeta, mi corazón se me quería salir de la emoción. Yeyin-de con su máscara, me miraba fijamente varias veces, creo que le preocupaba que me fuera a explotar, yo sabía que me estaba monitoreando.

Me puse mi equipo, debía aprender a entender algunas de las lecturas, saber cuando era bueno para mi usarla o no usarla.

La puerta de la nave se abre, y veo de nuevo a la Tierra, por un segundo pensé que jamás nos habíamos ido, pero recordé el último planeta qué estuvimos y sabía que no habíamos regresado a casa.
La vegetación era verde y abundante, el cielo era azul también, pero las nubes eran de un color distinto, parecían flores de un amarillo muy suave. Bajamos por la rampa y puse mis pies calzados, sobre la tierra, qué sensación tan placentera, leve polvo se levantó, y pude sentir la brisa golpear mi piel, mover levemente el cabello de mi frente.

Seguí a Yeyin-de, el con su cuerpo habría camino por la hierba que a mi me llegaba a la cintura, era verde y desprendia un aroma fresco al pisarla. Vi el bosque, esos árboles era enormes, no tenían ramas, por donde trepar, solo en la cima se abría, como una enorme tienda, así era todos.

Yeyin-de me dijo que aquí no habían criaturas peligrosas, y los habitantes no eran hostiles, le pregunté si podríamos verlos y me dijo no. Hice un puchero, de desagrado qué el no noto por mi mascara, no podría satisfacer mi curiosidad, y conocer a otros seres diferentes, aunque se que mis últimas experiencias no habían sido muy gratas.

Me quede petrificada, al ver el agua, no era como la de la tierra. Si las nubes eran raras, el agua no era diferente, tenía colores entre azul y rojo, mientras estaba quieta, era de un inquietante color azul oscuro, cuando Yeyin-de se acerco, y tiro una piedra al agua, yo salte por la sorpresa, y fue entonces que vi, la onda era un rojo intenso, como el color de la sangre. De pronto sentí náuseas. Pregunté a Yeyin-de si esa agua se podía beber y me dijo que si, la verdad esperaba no tener que hacerlo.

—¿Hasta donde iremos? — pregunte, ya que parecia que no tuviéramos un plan, aunque la que no tenía un plan era yo. Yeyin-de no era muy comunicativo.

Después de cruzar el busque llegamos a una planicie, era un gran círculo rodeado de árboles.

—Aqui,es un buen lugar para practicar el tiro— Yeyin-de me dice y saca de uno de sus costados el arco y lo activa. La elegante estructura aparece. Veo que una de la flechas de plasma empieza a generarse, un hermoso azul brillante, siseaba, entre la cuerda de tiro y el marco. Hasta ahora no había visto como las flechas aparecían.

Yeyin-de lanza la flecha al piso, y del silencioso suelo, cubierto de hierba que a mucho nos llega a las rodillas, saltan montones de aves, de un pelaje negro. Rápidamente Yeyin-de hace trabajar el arco, sacando un flecha tras otra, yo solo podía ver caer uno, dos, tres, diez pájaros negros en pocos segundos.

Volteé a mirarlo, se veía impresionante, su postura era impecable, los músculos de su brazo se tensaban, se veía poderoso. Su rostro enmascarado se concentraba en cada lanzamiento.

De pronto el se voltea hacia mi, con el  arco casi me pega en la nariz.

—Tomalo, es tu turno— me dice secamente.

—¿Cómo haré para que salga la flecha? — le recuerdo, que esa parte no pudimos practicarla.

—Solo, estira la cuerda, y no dejes de apretar este botón — él me indica, con su tosca paciencia.

Halo la cuerda, cuya tensión me cuesta, supongo que Yeyin-de no la ajustará a mi fuerza de Ooman, como siempre me dice, me pregunto si no recuerda mi nombre, retiro los pensamientos que me causen distracción, y aplicó fuerza en estirar la cuerda, no dejo de apretar el botón, y veo con emoción el brillo, leve que va apareciendo. Por todos mis ancestros  Yeyin-de lo hizo ver tan fácil.

Tuve que parar, y tomar aire, mire de reojo a Yeyin-de, esperaba algún regaño, pero él solo se dio la vuelta.

—Continúa — fue lo único que me dijo, y se perdió de nuevo en el bosque dejándome sola, frustrada y enojada con este estúpido arco.

Ninguna de las imagenes, me pertenecen, son solo ilustrativas, sacadas de la web

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Ninguna de las imagenes, me pertenecen, son solo ilustrativas, sacadas de la web.

Una rastreadora y un cazador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora