20

348 45 6
                                    

Por fin pude sacar tres flechas al hilo, una tras otra, fue emocionante lograrlo, pero no había nadie más para celebrarlo, en mis manos solo el arco, y esos pájaros bobos negros, que salían alborotados por cada flecha, para regresar al suelo en el mismo punto al poco rato y yo. Cabe destacar, nunca le di a uno, era un poco difícil concentrarme en halar la cuerda, sacar la flecha y darle al pajaro.

Mis hombros y brazos arden, he estado tan absorta en conseguir el objetivo, manejar esa flecha de plasma, qué no me había dado cuenta, pero cuando la lance una última flecha y los pájaros salieron volando para no regresar, me di cuenta.

La noche había caído, el atardecer fue muy rápido, casi imperceptible, y no había señales de mi instructor. Mire en la dirección por donde él desapareció más temprano, y no había nada. Una sofocante soledad y un silencio que pesaba en el cuerpo, me quede por varios minutos observando el rastro de hierba pisada, como ya había pasado mucho tiempo, ya empezaba a enderezarse. Lo único que logre fue dar media vuelta sobre los pies, en dirección del camino de hierba pisada. Al poco rato gire y mire detrás de mi, fue que me di cuenta, a través del escalofrío que me herizo la piel.

Un terror se apoderó de mi, y pensamientos nefastos inundaron mi mente. ¿Qué tal si Yeyin-de me abandono? ¿Si me dejo aquí sola, para que sobreviva como pueda? No importa que no existan peligros, o gente hostil aquí ¿sola? No, eso no puede ser posible. El no lo haría.

Quería salir corriendo, pero no sabía a dónde, no había garantía de que logrará encontrar la nave ¿y si ya no estaba en este planeta?

Sin darme cuenta empecé a llorar, no podía parar, esa gran desesperación me estaba ahogando. Empecé a sentir la falta de aire en mis pulmones, y caí de rodillas sobre el lugar donde estaba de pie, solté el arco y este se retracto, para convertirse en el pequeño tubo. Un pitido empezó a sonar en la máscara, no sabía que era y tampoco me atrevía a quitarla, por miedo a que el aire fuera venenoso. Desesperaba, el aire en mis pulmones entraba con dificultad.

Escuche algo que se acercaba, algo pesado y apresurado. Levante mi mirada y mire unos pies conocidos, rápidamente y con esfuerzo levante mi rostro enmascarado hacia el cielo, y ahí estaba Yeyin-de. El se agacha, y con su mano toca mi máscara, esta cae en su mano, y como por un milagro, logró respirar y con desesperación aspiro el aire refrescante de ese planeta.

De pronto la textura áspera de la palma de su mano acaricia mi mejilla, limpia mi rostro húmedo

-Esta humedad, va a dañar la máscara - Yeyin-de se mira su mano mojada - Aun no entiendo la razón de esta función - él se endereza, mientras yo sigo en el piso.

-Pensé... - no puedo seguir hablando, un nudo doloroso se aloja en mi garganta, Yeyin-de me mira como esperando que yo siga hablando, pero guardo silencio.

-Comamos Ooman- lo miro nuevamente y es cuando me doy cuenta del extraño animal peludo que trae en sus manos. Por parece que puedo respirar normalmente.

Yeyin-de se sienta, y arma un fuego, veo como arranca la piel, y seguidamente saca las entrañas, hrulr a sangre y humo, entiendo cuando el dice es mejor no comer, o comerlo crudo. Cuando la carne se empieza a asar, es aún más llamativo el olor qoe viaja con el humo.

Estoy avergonzada, por haber sentido miedo, por desconfiar, por llorar, pero es natural ¿o no? Mirando el pedazo de carne de quien sabe que animal sea, la voz de Yeyin-de me saca de mis pensamientos.

-Dije que te entrenaría , para hacerte más fuerte, no pretendo abandonarte a tu suerte - veo su rostro terrorífico sin la máscara, y el se mantiene más atento a la carne que a mi cara.

-Comprendo - solo atinó a decir, mi vergüenza no se disipa.

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬Yeyin-de ¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬

Una rastreadora y un cazador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora