15

334 49 7
                                    

Aguanto mi estómago, siento que voy a derramar todo lo que tengo dentro, estoy sudando y me siento enferma. Este salvaje sin corazón ni le preocupa, me da una bolsa, y me dice que siga.

—Este es un planeta desértico, de color naranja, pero es muy frío, lo odio— veo a Yeyin-de suspirar, como si estuviera preparándose mentalmente para una batalla, yo igual no me siento bien, el me tira encima una piel, muy abrigadora, vi cuando la tomo, y pensé que era para él.

—Tú, no usaras nada — le digo cuando lo veo abrir la puerta.

—No lo necesito — ante está declaración lo miro de arriba a abajo, y no entiendo, con lo poco cubierto qué está.

Miro la puerta abrirse, y un látigo de aire me pega en cara, como si pequeñas espinas se clavaran en mi rostro. No puedo evitar cerrar los ojos, y me ajusto la piel sobre mi cabeza y cuerpo, agradezco mentalmente al salvaje sin corazón por dármela.

Mientras caminamos bajando la rampa, Yeyin-de me explica algunas cosas.

— Veras seres, qué no creerías que existen— lo volteo a ver, y pienso que  hace poco no tenía idea que seres como él existieran, no digo nada y lo dejo continuar. — No los veas directo a los ojos, por más que te sorprendan, muchos tendrán curiosidad sobre ti, jamás han visto a un humano, ustedes son una especie muy joven aún — me parece increíble todo lo que me cuenta, ¿entonces soy yo el ser extraño qué ellos jamás se imaginaron qué existiera?
—No te apartes de mi y no hables con nadie, y siempre mantente alerta —

Después de subir las escaleras, qué van al puerto donde atracan las naves, no puedo creer lo que veo. Es una aldea, pero eso no se parece ni siquiera a los pueblos qué los  blancos han levantado. Está lleno de gente, las casas son demasiado altas, es muy ruidoso, y tiene un color a metal viejo, con solo ver esto me siento sofocada.

Bajamos y entramos a un lugar donde hay mucho ruido, palabras que no entiendo y el traductor no traduce, me agobia y miro hacia adelante, no puedo perder la espalda de Yeyin-de, el no aminora su paso y cuando pasa los demás se apartan, a diferencia de conmigo, quisiera poder agarrarme a él, pero creo que eso no le gustaría.

Veo a un hombre que viene caminando, sin ropa de la cintura para arriba, su piel es azul, y su cabello es negro, es casi tan alto como Yeyin-de, sus ojos son dorados y tiene cuatro brazos, parece un humano si no fuera por esas diferencias, también tiene un bonito rostro. Se que Yeyin-de dijo que no debo mirar, sin embargo es uno de los pocos que no usan abrigos, y por eso me sorprendió tanto. El hombre voltea y me mira, sonríe, y me sobresalto, por que me presta demasiada atención. Yeyin-de se detiene de pronto y yo golpeó su espalda, un gruñido leve me advierte de mi error, cuando miro hacia arriba espero ver el rostro de Yeyin-de, qué sería un cambio brusco del qué estaba mirando. Sin embargo Yeyin-de no me mira a mi, su mirada y pose, están dirigidas al hombre azul, este al darse cuenta de que a captado la atención de Yeyin-de, voltea rápidamente y simula interesarse por la mercancía en la mesa.

—Entra aquí... Comeremos algo —

Yeyin-de me da espacio y sin dejar de ver al hombre azul, me señala una puerta semi abierta. La empujó y veo un sitio con muchos seres extraños, yo incluida, para ellos. Siento la presencia de Yeyin-de detrás de mi y entonces avanzó, el pasa frente a mi y toma un lugar en una mesa de un material que identifico como madera.
Yeyin-de toma un lado y yo el otro, jamás me lo imagine a él en una lugar como este, creo que la cueva va más con su figura.

Una mujer se acerca, tiene una voz muy melódica, su piel es verde y su cabello en verdad es algo increíble, no podría explicar su material, pero si debo hacerlo diría que parecen finos hilos de hielo, qué se mueven suavemente, cada que ella gira su cabeza, sus ojos son azules como el cielo en la tierra, tiene un cuerpo que no he visto en mujeres de la tribu, su cintura es pequeña, y su pecho es grande, al punto que me hace mirar el  mio, nunca he pensado que alguien podría tener un pecho así, aparte que su ropa es demasiado, reveladora.
Nuevamente, no entiendo nada de lo que habla con Yeyin-de.

Veo que ella asiente y se retira.

—¿Hablas su idioma?— le pregunto, mirándolo, sus ojos dorados, me escudriñan, supongo busca mi rostro casi escondido entre la piel.

—Si, hablo muchos idiomas -

Abro los ojos grandes, ¿como es posible?

—El traductor no está funcionado — le aseguro, a pesar de que estoy entendiendole a él.

—Si funciona, pero solo conmigo —

—Entonces, ¿Por que no hablas mi idioma? —

—Ahora lo estoy aprendiendo —

Asiento con mi cabeza, mientras ajusto la piel, aunque dentro del lugar es cálido, aún se siente bastante frío, miro hacia atrás y veo a la mujer atendiendo más mesas, y me pregunto como es posible que no sienta frío.

—Comerás, y luego ella te llevara a donde debemos pasar la noche, yo saldré, me esperaras dentro —

¿Pasar la noche dice? Nos quedaríamos en este planeta helado, miro a Yeyin-de con la pregunta en mis ojos.

—¿Qué...? — me dice, pero no puedo responder, ya que la mujer trae un plato, con un caldo espeso amarillo, caliente y que olía bastante bien.
Pero veo que ya no hay otro plato para él.

—¿No comerás? — le pregunto.

—No es necesario que lo haga —

Supongo que el no necesita comer tantas veces como yo, y con confianza, tomo un sorbo del caldo, es caliente y me reconforta dentro de mi cuerpo, su sabor es bastante bueno, pero tiene muchos condimentos a los que no estoy acostumbrada.

Al terminar, Yeyin-de indica algo a la mujer de cabello de hielo, y ella me da una sonrisa, veo un par de colmillos, y me asustó.

—¿No subirás ? — le digo a él, mientras lo tomo del brazo.

—Síguela, ella te indicará el camino, no es necesario hablar, duerme—

¿Qué duerma? Eso no lo creo posible. Suelto el brazo de Yeyin-de y sin voltear me deja sola y sale por la puerta. La mujer me hace una seña que la siga, hacia unas escaleras qué llevan a otro piso. Mi corazón está acelerado, estar así sola me llena de miedo ¿y si él no vuelve? No, el sí volverá.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Una rastreadora y un cazador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora