El despacho privado del rey es tan hermoso como el resto de las habitaciones del castillo. Terciopelo color púrpura intenso cubre casi cada pulgada de los muebles de caoba oscura, y pintura intrincada recubre el techo, el dinero sangrando por las paredes.
La habitación en sí es espaciosa, casi tan grande como mis aposentos personales, pero incluso con su tamaño, se siente sofocante.
Un guardia real, alto y delgado se cuadra detrás del escritorio de Yoongi, y Yoongi se posa delante de él, apoyándose en el borde. Sus ojos se mueven de un lado a otro, siguiendo a Seokjin mientras hace un agujero en la alfombra.
La Reina Madre no se encuentra en ninguna parte —ni siquiera la he llegado a conocer— y el Príncipe Hoseok desapareció después de que la cabeza decapitada rodara a nuestros pies. Honestamente, me sorprendió verlo allí en absoluto, ya que me dijeron que rara vez hace apariciones en la corte. Pero llevo aquí dos días y ya lo he visto dos veces.
Se me hace un nudo en el estómago y me muevo en mi asiento, agradecido de que no esté aquí en este momento. Él es inquietante. Me mira como si pudiera ver en los rincones más oscuros de mi alma. O tal vez eso es sólo su oscuridad extendiéndose y tratando de encontrar las partes más negras de la mía.
—Seokjin, te preocupas demasiado. Toma un cigarro y cálmate —dice Yoongi, abriendo una caja de cedro en la esquina del escritorio.
Se pone uno en su propia boca antes de pasar el otro a Seokjin, que lo toma con una mirada filosa.
Mi primo está preocupado. Está claro en las patas de gallo que arrugan las esquinas de sus ojos y en las líneas de ceño fruncido que se profundizan con cada segundo que pasa. Sus dedos huesudos recorren su delgado cabello canoso, y cuando no están ocupados tirando de sus mechones, están ajustando sus gafas circulares que se deslizan por el puente de su nariz debido a sus movimientos bruscos.
—Me gustaría hablar con el tío Seojoon —intervengo.
Es todo lo que he podido pensar desde la escena en el gran salón. No esperaba que hubiera un levantamiento en las afueras; un hombre misterioso que quiere tomar el trono para sí mismo, y estoy desesperado por saber más. Estoy fascinado por la lealtad ciega que sangró del alma de la mujer traidora; su voluntad de sacrificar tanto por su líder, haciendo morder la curiosidad en mi interior.
Y necesito averiguar si esto es una torcedura a mis planes.
El peor tipo de ignorancia es aquella que puede ser evitada, pero no se evita. No me permitiré caer en esa trampa.
Y mi tío, él sabrá qué hacer.
Seokjin se vuelve hacia mí, aunque sus palabras son para el rey.
—Señor no creo que sea seguro permitir la comunicación en términos tan delicados.
Algo caliente se clava mi pecho ante su desacuerdo.
—Se lo diré a mi padre —continúa, decidiendo hablar conmigo en vez de a mi alrededor.
—Primo, preferiría hablar con él yo mismo, Se preocupará una vez que escuche las noticias.
Seokjin frunce el ceño. —Taehyung, no estás aquí para contarnos tus preferencias. Estás aquí para ser el novio del rey. Todo lo que necesitas hacer es sentarte, lucir bien, y dejar que yo me ocupe de las cosas. Él querrá saber que estás a salvo, y me aseguraré de que lo haga.
Mi estómago se retuerce, pero me acomodo en mi asiento, mis manos juntas sobre mi regazo.
Los ojos de Yoongi me observan, su brillo vidrioso asomándose a través de la nube de humo que gira alrededor de su rostro.
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CICATRIZ 瘢痕; HOPEV
Romance¡♡! adpt. hopev Érase una vez, un rey que falleció. Dejó dos hijos, uno amado y otro marginado. El mayor de los dos estaba listo para tomar el trono, pero antes tenía que encontrar a un ser a quien llamar suyo. El más joven era conocido por ser reb...