⋆Take Me To Church⋆

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"I was born sick, but I love it"

-Hozier

Otro día de escuela se avecinaba, el sol comenzaba a salir y un cálido viento se colaba por la ventana de Jungkook.

El mencionado se levantó con parsimonía y comenzó a prepararse rápidamente para asistir a clases. Algo lo mantenía un poco emocionado por lo que pasaría ese día. Preparó su mochila y no olvidó meter aquél suéter crema que le cubrió el frío por un rato.

Desayunó un plato de cereal con leche y se apresuró a tomar el autobús que lo llevaría a su destino. Colocó sus audífonos como de costumbre y se sostuvo de algún tubo entrelazado que servía como agarre en el transporte.

Al llegar a la escuela, sus pupilas se centraron en los baños de esta. Caminó rápidamente hasta ellos y miró su reflejo en el espejo. Vestía un beanie color lila, un par de botas negras con una plataforma considerable, un sueter ajustado del mismo color que su gorro junto a una chamarra de piel y unos pantalones oscuros rasgados de las rodillas.

Su apariencia era impecable, aquellos cuantos piercings lucían atrayentes a la vista sin dejar atrás el atractivo lunar que yacía por debajo de su labio. ¿Era acaso una ocasión especial? No, el azabache solía cuidar su imagen detalladamente, adoraba combinar ropa de todo tipo y plasmarla en una buena vestimenta.

Pero tal vez y solo tal vez, hoy se había preocupado un poco más por eso.

Sus increíbles ganas de encontrarse con un peculiar castaño lo hacían sentir nervios. Y no porque su presencia le incomodara, sino que, el gesto que tuvo con él, había sido de total empatía. El pelinegro se sentía con la necesidad de agradecerle.

Salió del baño y corrió hasta su primer clase. Calculo integral.

Dios, ¿Hay algo peor que tres horas de calculo a primera hora del día. Pensaba, con un fastidiado gesto de desaprobación

Al entrar al salón, pudo ver pocas personas, todas con el celular a la vista y una cara demacrada que sin lugar a duda se debía a la tortura que era tener clase tan temprano.

Se sentó al fondo del aula y sacó nuevamente sus grandes audífonos de diadema que lo acompañaban todos los días.

La clase comenzó y Jungkook centró su atención en el maestro, el cuál tampoco mostraba demasiado interés por dar clase.

A menudo les recordaba lo repudiable que era su generación y cómo esta iba a acabar con la humanidad razonable y exitosa.

Alguien cierrele la boca.

Pero todo pensamiento negativo se esfumó cuando vió pasar a un sonriente Taehyung junto a un chico de baja estatura mientras ambos tomaban un licuado de fresa.

El azabache sintió la necesidad de levantarse y darle el suéter al castaño inmediatamente, pero tuvo que borrar aquél pensamiento de su mente y acudir a la poca paciencia que tenía.

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Las horas pasaron y la hora del descanso llegó. Jungkook salió del salón y fue directamente a la cafetería a buscar algo para comer.

Al entrar, se encontró con los mismos grupos sociales de siempre. Todos charlaban de distintos intereses, intereses que los conectaban y unían para así formar un vínculo entre ellos.

Le agradaba ver eso, la diversidad que se podía manifestar en un solo lugar y cómo cada cabeza vagaba por distintos puentes mentales.

Salió de sus pensamientos y cuando menos pudo notarlo, ya estaba sentado en una banca comiendo una deliciosa hamburguesa.

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