⋆Dulce Soledad⋆

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"Se divierten, se entretienen, se enamoran, lo sé
A todos veo y nadie me ve"

-Enjambre

El reloj que marcaba la salida estaba justo frente a sus ojos y al escuchar sonar el timbre, Taehyung no pudo contener las ganas de salir corriendo directo a la puerta.

Aquél día tenía una cita con su adorado novio Christian, con el que llevaba 4 años prósperos y adorables de relación, o al menos eso era lo que creía.

Al salir se encontró con aquél chico peliplata que llevaba un hermoso ramo de Dalias color amarillo, éstas estaban enredadas entre un hermoso liston negro. Él vestía una camisa gris a cuadros con unos jeans holgados y un par de tenis blancos.

-¡Chris!- Gritó el castaño y se abalanzó contra él.

-Hola, lindo- Dijo el chico, correspondiendo aquél abrazo tan inesperado pero sincero.

- ¿Son para mí? ¡Son bellísimas, muchas gracias!- Taehyung las tomó y admiró cada uno de sus perfectos pétalos en perfecto estado.

¿Por qué siempre me obsequia Dalias? Pensó.

-Las compré porque son tan especiales como tú- Recitó el chico sin apartar la mirada de el castaño. Cuando menos lo sintieron ya estaban unidos en un beso tranquilo y apacible.

Taehyung se separó del beso y le susurro al oído un "Te amo" cuando un par de mejillas sonrojadas aparecieron.

-Lamento mucho la tardanza, ¿a dónde iremos hoy?- Soltó el más bajo, regalándole una mirada llena de amor y confianza. Él en verdad lo amaba, tanto que podría jurar que su corazón se salía cuando lo miraba a los ojos, tal y como la primera vez.

-Te llevaré a la parada de autobus, tengo un par de tareas pendientes y me gustaría terminar lo más pronto posible para tener el fin de semana libre- Contestó Christian con un tono de voz algo decaído.

-Oh, ya veo- Dijo el menor un tanto triste, en verdad quería estar con él, últimamente no podía verlo mucho gracias a los deberes del mayor.

-Prometo compensarlo la próxima vez ¿si?, vamos Taehyung, me haces sentir culpable- El más bajo recuperó la alegría del momento y asintió junto con una sonrisa.

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Los días en la escuela eran un verdadero fastidio para Jungkook, podría encontrarse desde adolescentes siendo salvajes y jodidamente tontos, hasta adolescentes hormonales besándose sin pudor alguno en cualquier rincón.

¿Acaso estoy en el reino animal?
Pensaba a menudo el pelinegro. Al sonar el timbre, salió con calma del aula y se dirigió a la salida para emprender camino a su casa.

Antes de empezar a caminar se colocó sus preciados audífonos y tomó su teléfono, buscó la canción perfecta para acompañar su caminata y reprodució "Broken Bones" de Kaleo.

The devil's going to make me a free man
The devil's going to set me free...

Cantaba internamente pensando en el largo camino que le esperaba para llegar a su hogar. En su trayecto pudo apreciar la misma rutina de siempre, jóvenes haciendo locuras por la carretera, vendedores ambulantes y aquella señora que pedía dinero de una forma grosera cada que alguien pasaba. Esa era la rutina que presentaba todos los días ¿cuándo se había vuelto un fastidio ir a la escuela?.

Antes era divertido. Pensaba a menudo.

Llegó a el autobús que lo llevaba hasta su casa. En cuanto subió pudo percatarse de lo mismo, gente fatigada por su arduo día de trabajo, adolescentes con expresiones jodidamente demacradas y uno que otro infante llorando.

¿Por qué todo se veía tan gris últimamente?...

Miró por la ventana para encontrar algo en qué entretenerse, cuando de repente visualizó a lo lejos a un chico castaño sentado en la parada de autobus. Éste cargaba un gran ramo con Dalias deslumbrantes y bien cuidadas, las aferraba a si mismo como si su vida dependiera de ello. El autobús se detuvo justo enfrente de él, subió con una linda sonrisa cálida y majestuosa, era como si su sola presencia iluminara aquél viejo camión lleno de personas apagadas.

El pelinegro lo miró un par de minutos, aquél adolescente le parecía algo familiar pero cuando se percató de su acto, centró su mirada en la ventana nuevamente.

Taehyung tomó asiento colocando sus majestuosas flores entre sus piernas para protegerlas un poco del ajetreado recorrido. Se percató de la mirada que el pelinegro nuevamente le dedicaba y le dirigió una sonrisa que se sentía como un abrazo al alma.

Jungkook bastante apenado por ser descubierto mirandolo tan detenidamente, apartó la mirada de inmediato y solo levantó sus cejas en señal de saludo para no ser del todo grosero.

Debí parecer un psicópata. Pensó.

Al llegar a su destino, Jungkook bajó de prisa sin voltear a ver al castaño, en verdad le había apenado mucho lo sucedido anteriormente.

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El mayor llegó a su casa presenciando un silencio abrumador, otro aburrido paso que seguía al pie de la letra, como si todo en su vida estuviera perfecta y aburridamente escrito.

Entró a su cuarto y al primer segundo se tiró a la cama, a pesar de dormir lo recomendado, su cuerpo añoraba dormir bastantes horas. Era como si éste supiera que era la única forma de mantenerlo en otra realidad, una en donde el pelinegro no fuera torturado con su repetitiva vida

Por otro lado, Taehyung al llegar a su casa colocó las preciosas Dalias en un jarrón de vidrio con un acabado elegante. Sabía que las flores eran temporales pero a él le encantaba cuidarlas hasta sus últimos días, admirando su belleza que se desmoronaba en cada pétalo caído.

-Buenas tardes corazón, ¿cómo te fue en la escuela hoy?- Preguntó su madre, recibiendolo con un gran abrazo y un beso en la mejilla.

-Fue muy aburrido, pero no puedo quejarme. Chris me llevó flores al salir- Señaló las flores emocionado y con un pequeño sonrojo formándose en su rostro.

-Son muy bonitas, ese chico en verdad te ama- Contestó sonriendo de oreja a oreja, le encantaba ver a su pequeño feliz.

-Aún sigo preguntándome qué hice bien en esta vida para merecer a alguien como él- Soltó Taehyung acompañado de un suspiro cargado de enamoramiento.

-Ambos son un par de chicos maravillosos, a la gente buena le pasan cosas buenas-

"A la gente buena le pasan cosas buenas" Sin duda era una frase que atesoraría toda su vida.

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