⋆Todo Ya Cambió⋆

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"¿Por qué asesinaron mi amor?
¿por qué destrozaron mi corazón?
Si lo único que hice fue amar"

-Kevin Kaarl

Taehyung había permanecido en aquella vieja banca inmóvil mientras el pelinegro se marchó lentamente sin dejar rastro.

A lo lejos divisó un auto rojo que se acercaba a él de manera apresurada, Taehyung sabía de quién se trataba.

De éste bajó un muy agitado Christian con una expresión de preocupación y cierto miedo, pero manteniendo aquél porte formal característico de él. Se acercó hasta el castaño con suma cautela y tomó asiento.

-Sé lo que debes pensar de mí, pero puedo explicar todo- Dijo el peliplata.

-¿Qué vas a decirme, ah?- Soltó con su voz quebrada mientras limpiaba sus lágrimas -"No Tae, no es nada de lo que parece", "Solo somos amigos, Tae", "No significó nada para mí", "Fue solo una vez, no lo volveré a hacer"-

Chris permanecía en completo silencio analizando todas y cada una de las palabras que soltaba Taehyung.

-He pasado por toda esa mierda antes, ni siquiera sé por qué me duele tanto. Ya debería estar acostumbrado a terminar con el corazón en las manos- Cada que una palabra salía de su boca sentía como una parte de su corazón se hacía trizas.

-¿Sabes qué es lo peor?- Continuó -Que si me pidieras perdón, te perdonaría sin dudarlo, te elegiría a ti sobre todas las cosas, haría como si nada hubiera pasado y todo esto fuera una cruel broma de tu parte-

-Taehyung yo...-Dijo Chris, pero fue interrumpido por el menor.

-Pero no lo harás, la vas a preferir a ella, ¿cierto?- Sollozo aún más fuerte mientras las lágrimas quemaban su cara, desvaneciendo cualquier matiz de alegría - Es una chica preciosa, no le rompas el corazón como a mí, por favor, quiero que le des todo el respeto que me arrebataste-

Chris no encontraba palabra alguna para defenderse. En cierto punto todo lo que dijo Taehyung era verdad, él estaba perdiendo todo lo que sentía por el castaño desde hace bastante tiempo pero no hallaba el momento para terminar con él.

Grave error.

Ahora había despedazado toda la felicidad del menor en segundos, aquella mirada que le dirigía solo reflejaba desilusión, tristeza y cansancio.

-Lo siento mucho Tae, no estoy listo para obtener demasiado amor, no sé cómo manejarlo- Soltó Christian, dejando ver sus verdaderas intenciones, él solo quería atención.

El castaño trataba de entender lo que había escuchado, ¿"No sé cómo manejarlo"?. Deseó por un momento no tener más lágrimas entre sus ojos, sentía que se ahogaba con ellas. Entró en un pequeño trance que no duró más de 20 segundos.

¿Mi amor es un fastidio? Pensó.

Taehyung no podía con tantas emociones así que se levantó de la banca, limpió sus ojos y sorbió su nariz.

-Lamento querer con tanta intensidad, no es mi culpa tener un corazón tan estúpido- Fue lo último que dijo antes de empezar a caminar hacia su casa, con la mente perdida y un río colgando de sus pestañas.

En el recorrido, su cabeza recreaba cada escenario vivido en los años anteriores, cada palabra y verso que Chris le dedicó ahora parecían agujas que se incrustaban en su piel provocándole un inmenso dolor.

Esto me está matando, ¿si no hay sangre, no importa? Resonó en su cabeza una y otra vez.

Llegó a su casa buscando a su adorable madre, necesitaba un abrazo de aquél ser que lo apaciguaba cada que algo salía mal.

No encontró nada más que aquél jarrón con las preciosas Dalias que aún seguían con vida, reluciendo su belleza como si estas se burlaran de él.

En un arranque de ira, Taehyung tomó el jarrón y lo arrojó al suelo sin piedad alguna, en cada vidrio despedazado se reflejaba una parte de su alma.

A la gente buena le pasan cosas buenas...
Jodida mierda.

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Un corazón enamorado podía echar raíces hermosas, hacer florecer el jardín más miserable y sembrar amor en cada pétalo de rosas blanquecinas.

Pero un corazón roto podía traer tempestad al campo, cortar cada flor pura e intacta, hacer añicos sus hojas con tan solo un suspiro.

Taehyung se sentía como una rosa manchada de dolor, sentía que habían pisoteado sus raíces una por una y que cada pétalo meticulosamente cuidado se transformaba en polvo.

Y ahí estaba, recostado en su sala mientras dormía, las lágrimas secas delineaban sus ojos que se esparcian por su piel acanelada. Todo a su alrededor constaba de numerosos pedazos de vidrio rotos, pétalos amarillos marchitados y una pena que se expandía a cada segundo.

El castaño abrió los ojos lentamente gracias a que percibió el sonido de las llaves abrir la puerta. Su rostro se llenó de preocupación al notar el desastre en el que había convertido su sala en aquel episodio de tristeza.

La puerta se abrió y su madre entró con un par de bolsas de papel que había traído del supermercado, la mujer las cargaba con algo de dificultad pero logró cerrar la puerta.

Se giró hacia la sala y encontró lo que menos esperaba, a su pequeño Taehyung tirado en el suelo con los ojos hinchados y una expresión demacrada.

-¡Mi vida, Tae!- Gritó la mujer soltando las compras sin importar nada y corrió hasta donde estaba el menor -¿Qué te hicieron, corazón?-

Taehyung sintió las mismas emociones de antes, pero esta vez se sentían como choques eléctricos que circulaban por todo su cuerpo, había recordado todo de un momento a otro.

No es que lo hubiera olvidado, se despertó con la esperanza de que todo lo ocurrido hace tan solo unas horas fuera una pesadilla más.

Lamentablemente no lo era, todo lo acontecido había sido completamente verdad, una verdad que aún no cabía en la cabeza de el castaño.

-Mamá... - Dijo, tratando de formular alguna palabra sin sollozar -Mamá, siento que mi corazón está muriendo-

Su madre lo acercó a su pecho en un abrazo cálido, uno que funcionara para al menos, reconfortar a su pequeño.

-¿Quién te hizo esto, Tae? Dime quién fue y soy capaz de no descansar hasta hacerlo pagar- Soltó la mayor mientras un par de lágrimas se divisaban en sus pupilas.

-Él tenía a alguien más, ¡Me engañó y ahora ya no sé qué hacer sin él!- Gritó Taehyung en un hilo desgarrador abrazando más a su madre. -Arráncame éste delirante corazón, mamá, me está quemando-

Borah lo apretó aún más hacia ella y acarició su delicado cabello en una medida desesperada para tranquilizarlo. -Mi precioso Tae, no mereces nada de esto- Dijo, con un matiz cargado de dolor.

Le habían roto el corazón a su hijo, a su niño bondadoso y amable que no le hacía daño a nadie, aquél que veía la vida como una bendición, un perfecto cuento de hadas.

Desafortunadamente los cuentos de hadas son una total mentira, una que nos orilla a idealizar cada mínimo suceso que el destino usará en nuestra contra después.

Y así estuvieron, abrazados compartiendo lágrimas y sollozos silenciosos mientras ambos se aferraban mutuamente. Su madre dando pequeñas caricias en su espalda y él sorbiendo su nariz cada cinco segundos. La noticia los tomó desprevenidos a ambos, Borah no sabía cómo reaccionar ante aquél suceso que creyó jamás llegaría, pero solo quedaba consolar el pequeño corazón de Taehyung y tratar de ser su pilar en esos momentos.

HealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora