Capitulo 4: Responsabilidad

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La lluvia cae como un torrencial, y las lágrimas del cielo se deslizan sin descanso sobre los cristales.

Los rayos iluminan la oscuridad latente de la habitación, y los truenos retumban en cada una de las paredes.


Si fuera la primera vez que veo una tormenta como esta... Estaría aterrado.


Pocas veces he tenido la oportunidad de visitar la oficina del director, que se encuentra en la punta más alta de este edificio de treinta pisos.

Cuando le informé sobre el éxito de la misión y de la cuenta regresiva... Se quedó en un estado de trance, contemplando el poder de la naturaleza a través d la ventana.

Es como si se hubiera perdido en un mar de pensamientos.

Cómo si cada una de las gotas descendentes fuera una incógnita a resolver.

Quiza debería irme a mi habitación.


— Henry... ¿Crees que nosotros solo estamos hechos de materia? ¿Un simple conjunto de partículas que forman un ser viviente? — Su voz me detiene cuando estoy a pocos centímetros de la salida —. ¿O hay algo más en nosotros que nos hace especiales?


Volteo a verlo con una sonrisa burlona.

Tiene la cara afligida y su mano sobre su corazón.

— ¿Acaso la lluvia te puso melancolico? No te conocía ese lado filosófico, anciano — Me burlo, manteniendo una sonrisa sarcástica en mi rostro.

Estoy por dar media vuelta y salir por la puerta, cuando el director corre rápidamente hacia mi.

Antes de siquiera parpadear, me toma por el cuello y me lanza con fuerza hacia la pared.

Mi espalda choca violentamente contra el mármol, dejándome desorientado.

Intento recomponerme, pero el es más rápido, y soy nuevamente aprisionado.

Su antebrazo empuja lentamente mi cuello contra la pared, haciendo que sea más difícil respirar.

El vejestorio probablemente me triplica la edad, y aún así, es más ágil y fuerte que yo.

— Estúpida basura humana ¿Crees que esto es un juego? ¡RESPONDEME!

Maldita sea, no puedo hablar y él continúa presionando con más fuerza mi cuello.

— S-Seria... Más f-facil responder si n-no me estuviera a-asfixiando.

El me libera, y termino cayendo al suelo, luchando por inhalar todo el aire posible.

— Sabes... si querías que tomara con seriedad la pregunta, bastaba con decir "hablo en serio" — gruñí, tras un par de minutos en las que me límite a recuperar el aire que ese bastardo psicópata me arrebató.

— ¡Largo de aquí! No quiero volver a verte en lo que resta del día.

Me encogí de hombros y me levanté del suelo, saliendo por fin de la habitación.

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