CAPÍTULO Nº11: "PLANES"

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Fuerzas.

Eso es lo único que necesito. Fuerzas.

El agua cae y choca contra el cristal de la ventana de la habitación en la que ahora estoy. Esta mañana la he pasado todo el rato con Asahi, entre libros. La historia de los caminantes es mucho más extensa de lo que yo creía. Toda la mañana en una clase de historia. He terminado pensando que tarde o temprano aborreceré la asignatura.

Por otro lado me ha dado más tiempo a comprender a mi nuevo compañero. Asahi es un alma silenciosa a la que hay que hacerle cosquillas para que sonría. Es normal que sea serio y directo ya que no es mucho el tiempo que le queda en esta vida, para que su alma principal se consuma.

Por otro lado, parece que ya empiezo a familiarizarme con el vocabulario tan extenso y complicado que se usa, cosa que me alegra.

Tras un descanso después de comer comenzaré con mi entrenamiento. No sé si sentirme bien o aterrarme. No me apetece encontrarme con esa mirada que un día se encontró tras el gatillo. No sé si me apetece aprender técnicas de combate porque no sé si estaré dispuesta a enfrentarme a esos caminantes, que ahora sé que son más peligrosos de lo que en realidad creía. ¿Alguien me ha preguntado qué es lo que quiero? En realidad no.

Oigo una puerta cerrarse a mis espaldas y doy un giro brusco. Me encuentro con el pelo rubio y unos ojos seductoramente verdes. Es alta y peligrosamente guapa. Zenya parece ser una belleza norteña ¿noruega? Tal vez, no sé. Va vestida con unas mayas apretadas y una camiseta también ajustada de color rosa oscuro. Me dedica una sonrisa mientras se acerca a mí.

-Buenas tardes Sam.- me dice mientras comienza a calentar.- ¿No ha llegado aún Jack?

-¿Jack? No...que va.- digo con un halo de esperanza porque él no aparezca esta tarde por aquí, pero mis ruegos no son escuchados y tras un par de minutos calentando con Zenya, el sujeto aparece.

-Sam, Zenya- nos saluda. A continuación se quita una chaqueta gris que llevaba puesta y deja enseñar esos músculos tan bien tonificados. Él va completamente de negro, como su interior, vacío, oscuro, frío.- ¿Comenzamos?

Zenya afirma con la cabeza y yo...¿tengo otra opción que no sea entrenar con ellos?

-Qué remedio- digo mientras me preparo para la tarde más larga de mi vida.

-Bien, antes de comenzar con los primeros movimientos de autodefensa, vamos a ver de qué eres capaz y qué fuerza tanto interior como exterior tienes.- dice mientras que va hacia una puerta al otro lado de la sala. De ella saca pesas, combas y un mando a distancia el cual pulsa y automáticamente sale una cuerda del tan lejano techo ¿estará de broma? ¿No pretenderá que suba por una cuerda como en las películas juveniles americanas?

-Bueno, sube por esta cuerda, a ver si eres capaz.

El sudor recorre todo mi cuerpo tras varios intentos fallidos de alcanzar el metro y medio de cuerda. Me siento en el suelo y espero a que o bien cambien de táctica o me maten o no sé.

-¿Te rindes tan pronto?- me pregunta Zenya con un tono burlesco.

-En realidad sí. Bueno no, lo cierto es que desde nunca he querido recibir clases de técnicas de combate así que adiós, muy buenas- me incorporo del suelo tras acabar de hablar y comienzo a andar hacia la puerta cuando una mano me agarra del brazo y me atrae hacia sí. A continuación me topo con unos ojos color tormenta que me engullen, que me atrapan.

-Samantha, sé que cuesta al principio pero no voy a dejar que te vayas. Esta es tu guerra también.

-Pero yo no elegí estar en ella.- digo seca.

Dúo ánimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora