—¿Y eso como sería? —pregunté con curiosidad y este sonrió sentándose nuevamente quedando a centímetros de mi boca——Cierra los ojos —demando y sonreí—
—Esta bien, ¿pero puedo poner música?, por favor —supliqué y este asintió entre risas—
Nervioso tome el celular entre mis manos dejando que se reproducirá música al azar, entre esas canciones que me habían gustado de los vinilos de Azora. Una suave melodía comenzó a reproducirse en la bocina de mi celular sin mucho volumen, asegurándome de dejarlo en silencio para que nada fuera a interrumpir.
—¿Listo? —preguntó Azora sosteniendo algo entre sus manos entre sus manos, un cuadrado de tela que saco de su armario. Asentí por instinto y este se sentó en la cama palmeando sus muslos para que me sentará ahí otra vez. Con delicadeza sus manos subieron acariciando mi cuerpo a su paso con ternura. — Cierra tus ojos —demandó y obedecí.—
La corbata cubrió mis ojos sin lastimarme, sin dejarme ver. Pude sentir la calidez de sus manos acariciar mi mejilla con dulzura, lograba sentir su calido aliento chocar contra mi boca...
—Eres tan hermoso Conrad, tienes una belleza innata.
Su pulgar acarició mi labio inferior, delineando este lentamente, provocando un temblor en mis piernas. Un leve suspiro se escucho antes de quesu boca comenzára a rozar la mía en un tacto suave pero decidido, confiado y exquisito. A decir verdad no parecía que no supiera hacerlo, dejaba pequeñas mordidas, sin lastimarme, adueñándose por completo de mis labios. La música ocultaba el sonido de nuestras bocas jugar entre si, aunque sin poder evitarlo sonreí en medio del beso haciendo que este se detuviera.
—¿Así está bien? —preguntó con un tono nervioso y asentí sin evitar una sonrisa—
—Eres un perfecto mentiroso Azora
—¿A que te refieres?
—A que si sabes como besar —murmuré afirmando alguna tela de su ropa nervioso—
—Me siento halagado —ironizó y reí subiendo mis manos para quitar eso de mis ojos—
—¿Ya estás cansado? —preguntó y negué entre risas—
—¿Quieres continuar? —pregunté con cierta picardía y este solo soltó una risita en un suspiro—
—Con gusto.
Nuevamente una de sus manos elevó mi barbilla, jugando con mi boca ahora más agresivo que antes. No quería separarme de su labios, sus manos me sostenían de la cintura con firmeza, como si fuera a escapar.. Como si quisiera hacerlo..
Los besos se hacían cada vez más intensos, siendo necesario abrir la boca a mitad del beso para cojer aire sin separarnos. Ninguno tenía la intención de alejarse del otro, logre llevar el ritmo, correspondiendo cada uno de sus roces. Un calor inusual comenzó a adueñarse de mi, recorriendo por completo cada rincón de mi cuerpo.
Nuevamente abrí mi boca por inercia intentando tomar aire, este aprovecho para jugar con su lengua provocando un pequeño quejido de mi parte. Sus manos desesperadas se aferraron a mi cintura las mías rogaban por fuerza para separarnos tan solo 5 segundos y respirar. Otro quejido salió de mi boca con su agarre, y aquel casi ido de si aprovecho para continuar. Su lengua sin permiso, y sin previo aviso se adentro en un sin fin de sensaciones desconocidas para mi, jugaba a su antojo con mi boca, mi espalda se arqueaba, y cada vez lo sentía más cerca de mi. Mis piernas temblaban amenazando con dormirse por la postura que llevábamos por bastante tiempo.—Zeta.. —susurre en medio del beso y este se separo con la respiración agitada— ¿podemos cambiar de posición? —pregunté y este me quito la venda de los ojos—
ESTÁS LEYENDO
Metanoia.
RomanceUna historia complicada de la vida entre Azora Homelund, un chico peculiar en un proceso de transformación respecto a su visión contra el romance, aquel chico dulce, cálido y tierno, Conrad Miller cambiará por completo la vida de él.