Tredici: Zona De Paz

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Sábado 23 de marzo de 2019


Fiorella


—Si algún día llego a quedarme ciega, ya estaré bien entrenada. Parece que tu pasatiempo favorito es que camine con los ojos cubiertos —reniego, mientras trato de mantener el equilibrio. Por lo menos, seguimos dentro de la casa.

—No seas impaciente. Yo quiero sorprenderte y tú hieres mis sentimientos. — Massimo deja un beso sobre mi mejilla a la vez que guía mis pasos —Es tu cumpleaños, mereces lo mejor.

A pesar de nuestras diferencias estos últimos días, Massimo ha dejado en claro que no quiere que estemos distanciados. Por el día, casi no lo veo. Aprovecho el tiempo en hacer mis deberes de la escuela o entretenerme con algún libro de la biblioteca. Cualquier cosa que me sirva para no afrontar la realidad que se presenta a mí. Pero en las noches, mi puerta se abre, revelando a un Massimo dispuesto a hacer las paces, convenciéndome de dormir con él o pasar unos minutos conmigo. A pesar de no querer estar molesta con él, tampoco quiero que piense que puede decidir por mí en todo y yo voy a dejarlo.

La propuesta de Kale aún ronda por mi mente, lo suficiente para hacerme sentir culpable por no contarle a Massimo. Pero estoy casi segura de que si lo hago, él se pondrá como loco. Ya golpeó a Kale una vez, y no quiero volver a causar problemas entre ellos. Además, no es que realmente quiera irme a otro país solo porque no pienso ceder a las órdenes de Massimo. No puedo siquiera concebir alejarme de él, de mis amigas, de la universidad, ahora que estoy tan cerca de saber si voy a entrar. No voy a dejar mi sueño nada más porque no quiero afrontar mis problemas.

Apenas salí de mi habitación por la mañana, Massimo se acercó a mí, dándome un buen beso mañanero, y sin dejarme decir una palabra, me pidió que cubriera mis ojos con una venda, porque no quiere que vea mi "sorpresa". Tardó más de cinco minutos en convencerme y cuando lo hizo, me dejé arrastrar por él.

—¿Falta mucho? —Hago un puchero.

—No, hemos llegado.

Por el sonido de sus pasos, sé que está detrás de mí. Su colonia se cuela por mis fosas nasales y me deja ebria de él, sobre todo después de que le acabo de regalar el perfume de sauvage dior, que, en cuanto lo vi en el centro comercial, sabía que debía dárselo. Si pudiera describir la esencia de Massimo, tan fuerte y dominante, sería ese perfume. A mis espaldas, escucho como él suelta un suspiro profundo, antes de desatar la venda. Cuando mis ojos se acostumbran a la luz, y veo lo que hay frente a mí, no puedo evitar soltar un pequeño grito de emoción, a la vez que mi corazón se agranda.

—Creí que solo harías esto cuando cumpliéramos meses de estar juntos. —Hablo, refiriéndome a los nuevos plantíos de girasoles que unos trabajadores se encargan de acomodar en la piscina techada, que, supongo, serán cuidados aquí mientras la nieve se va en unas semanas, y puedan ser plantados en el jardín. Estoy segura que cuando Paulette vuelva, estará encantada de cuidar de ellos.

Me giro hacia Massimo, deleitada con el gesto que ha tenido. En momentos como estos, mientras él sonríe, y yo me quedo prendida de sus ojos, es en los que olvido los problemas que nos rodean. Mi corazón se acelera cuando sus fuertes brazos me envuelven y me atraen hacia su cuerpo. Me tengo que inclinar hacia arriba para verlo a los ojos, no sin antes ponerme de puntillas y darle un corto beso en los labios.

—Lo haré cada momento especial que pase en nuestras vidas. Tu cumpleaños es uno de ellos. No sé qué haría si tú no existieras. —Besa mi frente —. No me gustaría vivir en un mundo en el que no existieras. No sé qué hiciste conmigo, Fiorella Brown, pero ya no hay nada que logre separarme de ti. Soy tuyo para siempre.

Massimo "Pasión y Caos" (Familia Peligrosa I) // NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora