Diciassette: No Es Un Cumpleaños Sin Sorpresas II

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Lunes 13 de Mayo de 2019


Fiorella


Camino por el pasillo de las habitaciones mientras sostengo el canasto de la ropa limpia. Llevo toda mi ropa y algunas sábanas. Convencí a Rosalía para ayudarla con lo que ya tenía lavado, mientras ella cocinaba. Cuando estoy por llegar a mi habitación, escucho unos murmullos a lo lejos. Me detengo para poner más atención. Estos pasillos son muy largos, pero algunas paredes son finas y puedes escuchar todo.

—Cai, tenemos que hablar —escucho decir a una voz masculina, lo cuál me lleva a acercarme aún más al final del corredor. En mi campo de visión entran Ethan, y una muy seria Cailin. Me quedo escondida para que no descubran que estoy aquí.

—No hay nada de qué hablar.

—Pero es que ni siquiera me has dirigido la palabra en varios días. —Levanta los brazos, exasperado.

—Y eso es lo que planeo seguir haciendo —reitera mi amiga. Cailin me da la espalda, así que solo veo los gestos de Ethan. Sus cejas pobladas están fruncidas y sus labios apretados.

— No puedes esconderte toda la vida. Todos tienen que enterarse.

Retengo la respiración. ¿De qué está hablando? A caso... Mierda. Cailin coloca sus brazos en jarras, y se endereza contra el hombre frente a ella. Ethan le saca más de diez centímetros de altura, pero cuando Cailin adopta su posición de pelea, no la detiene nada.

—No puedo decirles nada cuando no sé ni lo que está pasando.

— ¿A qué te refieres? —Escucho como ella resopla.

—A que ahora mismo no sé si podré continuar. No es favorable como estamos y... lo último que quiero es provocarles más dolores de cabeza a mi familia.

Noto en la mirada de Ethan que no está de acuerdo. Él se remueve en su lugar, sin saber qué hacer. Sus ojos se dirigen hacia los de ella, casi suplicando por una respuesta coherente.

—Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, Krasota.

Tengo que reunir toda la fuerza dentro de mí para ahogar el grito que amenaza con salir de mi pecho, mientras trato de no morir de un infarto por el susto que Kale me ha dado, sin mencionar que tengo que maniobrar con el cesto de ropa para que no termine en el suelo y haga un desastre, causando que me descubran. Tan pronto como me repongo, me giro hacia el hombre que está detrás mío. No digo nada, en cambio, lo tomo del brazo y lo llevo por todo el pasillo hasta llegar a mi habitación. Con molestia, dejo el cesto en mi cama para después girarme hacia Kale, quien me mira con diversión.

—¿Por qué hiciste eso? Casi nos descubren.

—Casi te descubren —me corrige. Yo me cruzo de brazos ante su respuesta, lo cual parece causarle gracia porque suelta una ligera risa —. No te enojes, Krasota. Solo quería saber qué estabas haciendo.

Estoy a punto de replicarle por el susto que me ha dado, pero en eso, una idea viene a mí. Él lleva conociendo a Cailin y a Ethan por mucho tiempo. Debe saber algo.

—¿Qué pasa entre Ethan y Cai?

—¿Qué pasa de qué? —su repuesta es rápida. Demasiado, para mi curiosidad. Entrecierro los ojos a la vez que me acerco a él, aunque sea una desventaja para mí, porque entre más me acerco, más lo tengo que ver hacia arriba.

—¿Están saliendo? —inquiero.

—Fiorella...—habla en tono acusatorio, pero yo no dejo ir el tema.

Massimo "Pasión y Caos" (Familia Peligrosa I) // NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora