Diciannove: Un Momento de Paz

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Lunes 27 de Mayo de 2019


Fiorella


Tomo precaución al bajar por las escaleras del avión privado de Massimo. Trato de alejar el cabello que se atraviesa en mi rostro gracias al viento que lo revuelve con fuerza. Son las diez de la mañana en Madrid, lo que significa que en este momento es de madrugada en Nueva York. En conclusión, debería estar dormida.

Debo ser sincera y admitir que casi todo el viaje me la pasé pegada a la ventana mientras me dedicaba a observar el paisaje. Como el cielo cambiaba de colores conforme el tiempo y el avión se iba moviendo. Ya había volado antes. Cuando mi padre era piloto nos era fácil viajar gracias a los beneficios que él tenía con las aerolíneas, además de que solíamos visitar a mis abuelos a México durante las vacaciones de verano.

Las siete horas de vuelo se pasaron como si nada por lo animada que estaba. Massimo me había dicho que íbamos a permanecer diez días aquí, y yo no puedo esperar para disfrutarlos todos.

Una Range Rover blanca se estaciona frente a nosotros, y de ella bajan Danilo y Johan quienes habían bajado antes que nosotros para asegurarse de que todo estuviera en orden antes de que nosotros descendieramos del avión. Justo cuando pensé que pasaríamos estos días solos, mi paranoico novio hizo maletas con todo y guardaespaldas. Sus palabras fueron «Puede que haya españoles que quieran robarse a mi chica, dicen que ellos aman a las mexicanas. No voy a arriesgarme». Aunque no pude dejar pasar el atisbo de preocupación en su mirada cuando él pensó que yo no estaba observándolo.

Massimo me guía hacia la parte trasera de la camioneta donde me ayuda a subir para después hacerlo él. Cuando terminamos de abrocharnos los cinturones, Johan comienza a conducir. Me intriga el hecho de que no haya un chofer con nosotros y Johan no esté utilizando ningún GPS lo que me pone a pensar en cuántas veces ha estado aquí con Massimo. Sin prestar más atención, dejo mis preguntas de lado y me enfoco en disfrutar de estas pequeñas vacaciones.

—Buenos días, Johan, Danilo. Los saludo en nombre del hombre a mi lado que no sabe ser educado —hablo hacia los guardaespaldas que se mantienen en silencio mientras nos llevan a un destino que desconozco.

Una carcajada profunda se le escapa a Johan, y cuando miro a Danilo puedo notar que está tratando de reprimir una mueca que después del tiempo que llevo con él es lo que puedo interpretar como una sonrisa. Él es un hombre duro de roer, por más que intento hablar con él cuando me lleva a la escuela solo me contesta con monosílabos.

Massimo me da un ligero jalón de cabello que yo le regreso. Lo miro y le saco la lengua en modo de pelea. Él repite mi acción y me hace cosquillas. Sus ojos están algo adormilados a pesar de la hora que es. En cuanto subimos al avión se echó a dormir y no despertó hasta cuatro horas después. Ha estado trabajando todos los días desde temprano debido a las complicaciones que ha tenido con las entregas en los muelles. Tiene que esforzarse el doble para volver a casa conmigo para después bajar a su despacho cuando cree que estoy dormida.

Me atrae hacia él y me sienta en su regazo para que pueda ver por la ventana mientras acaricia mi cabello y comienza a trenzarlo. Pasamos todo el viaje hablando como si estuviéramos nosotros solos en la camioneta. Cuando Massimo termina de trenzar mi cabello, sin poder atarlo ya que no tengo una liga conmigo, lo deja descansar sobre mi espalda a la vez que él se reclina sobre mí y habla por encima de mi hombro, enumerando todos los lugares que quiere mostrarme.

—Tú quieres recorrer todo Madrid.

—Yo quiero recorrer todo el mundo contigo. —Deja un beso sobre mi hombro, quedándose por unos segundos ahí, inhalando mi aroma.

Massimo "Pasión y Caos" (Familia Peligrosa I) // NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora