La cueva el la que se hallaba parecía la antigüa casa de una civilización inexistente, no creía que alguien llegara a conocer esa cueva, estaba a varios kilómetros del río amazonas, pero muy cerca de un riachuelo de agua pura y cristalina, ni turbia ni peligrosa, totalmente diferente a el peligroso y caudaloso ría Amazonas. Además habían varios primates que proporcionaban alimento y genes fáciles de alterar, también había recolectado ADN humano el el avión y su corta estadía en la ciudad de Leticia.
Tras armar su clandestino laboratorio empezó su trabajo de crear el humano perfecto, lo primero que hizo fue armar dos tubos en los cuales almacenaría e incubaría los fetos, con un microscopio alteró el ADN de monos y humanos, pero no era suficiente, incluyó material genético de delfines y murciélagos, aves e incluso ordenó marfil a un ordinario motel para obtener ADN de elefante, lo que resultó decepcionante al descubrir que era de morsa y no de elefante, al segundo intento consiguió los genes de elefante que tanto buscaba, ya con los genes que quería empezó a incubarlos pero todos los intentos terminaron como un completo fracaso, algo estaba fallando pero Alberto no encontraba ese fallo fundamental, leía y releía la teoría de la evolución de Charles Darwin y los experimentos con arverjas de Gregorio Mendel y no hallaba ese falló.
Error que ni siquiera un primiparo en genetismo cometería, como iba a construir un humano con sólo la mitad de el trabajo, una mujer no quedaría embarazada sin un hombre, los genes que tenía necesitaban fecundar algo, había trabajado en crear un espermatozoide desde cero, ya había conseguido todos los fenotipos, ya los había alterado y daban como resultado una criatura poderosa y hermosa, pero necesitaba una mujer que quisiera ser madre de un ser no-humano. Ahora, otro problemas, crear un espermatozoide o dos era sencillo, pero hacer un óvulo era algo que nunca había hecho, un nuevo reto, además debía mantener vivos sus espermatozoides, en muy poco tiempo logró hacer un cubo con un líquido especial que el mismo creó con la sangre de algunos primates y otra sustancias.
La única solución que encontró fue usar el útero de una mujer, pero era más que obvio que nadie querría engendrar un ser perfecto, debía sacar el óvulo de alguien y ponerlo en el útero artificial que había creado.