Capítulo 8: La Misión

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Stephen paro cuando estuvo frente a frente de Alberto y dijo
-Si tu misión era crear un ser sin ninguna imperfección dejadme decirte padre que has fallado, más sin embargo has logrado desaparecer varios órganos vestigiales y aumentado la capacidad cerebral. Te digo que has fallado por el simple hecho de que los sentimientos de los cuales nos has provisto generan debilidades y miedos y has creado un nuevo órgano vestigiales, aunque en el homo sapiens tenga la función de reproducción en nosotros no tiene el más mínimo sentido, la reproducción humana es deficiente, se busca el placer y no el fin ya dicho. Padre nosotros nos reproducimos por contacto y a cualquier criatura que toquemos tendrá parte de nuestra ADN  sus hijos serán como nosotros. Aún tenemos pluca semilunaris y el órgano vomeronasal que no cumple ninguna función, pero padre ahora que sabes estos múltiples defectos de los que estamos provistos mi hermana y yo ¿aún deseas que nos reproduzcamos en este mundo y desaparezca el homo sapiens?
Alberto quien aún seguía dominado por su orgullo no había escuchado la más mínima palabra de Stephen, el seguía contemplándolo y tocándolo, buscando las agallas que los hacia reyes del agua y mar, tocando sus orejas y la punta ósea que tenía en la oreja que le permitía comunicarse con su hermana. Estaba tan ciego que lo que dijo fue:
-Hijo mío, debes cumplir la misión que te he dado, tal vez en el futuro alguien te mejore, por ahora el único defecto que tiene es que no les di alas para que volarán.
Stephen lo miro y se fue, luego miró a Lucy y le pidió que siguiera a su hermano para poblar el mundo de ellos, pero ella le negó con la cabeza y empezó a llorar Alberto no sabía lo que pasaba y pidió que le explicará el motivo de sus lágrimas.

-Padre mi hermano es mucho más fuerte y frío que yo, el nombró el nuevo órgano óseo en la punta de nuestras orejas como electrocorporeos y los a utilizado para ver la información de tu computadora y memorizar todo lo que veía, encontró odio y rencor en el hombre y lo único que quería era tu consentimiento para destruir la raza humana y la civilización. Has desatado un holocausto. Has dado libertad a un monstruo.
Alberto palideció ante las palabras de Lucy. El jugó a ser Dios, y ahora el mundo estaba perdido, no sabía como detener a un ser tan inteligente y fuerte, contactar a las autoridades sólo le daría más días en prisión, y no una feliz como la de Amazonas. la Picota de Bogotá podría ser su próxima casa. Él quería ahora salvar a la humanidad, pero no quería terminar en la cárcel así que tomó una determinación, iría con su hija a detener a su hijo.
-No podrá ir muy lejos a pie ¿o no?
-No lo sabes aún, nosotros podemos volar, nuestra capacidad cerebral es tan grande que podemos levitar. No hay forma de pararlo, tal vez tu no lo sepas pero en el mundo hay vibraciones con la capacidad de alterar las leyes físicas al ser alteradas, ejerciendo fuerza o presión sobre ellos, en armonía son las fuerzas gravitacionales y demás leyes físicas en el planeta, pero el tiene la capacidad de alterar estas vibraciones con los electrocorporeos, a un poco menos de tres metros, así fue que la pareja que entró acá fue asesinada, padre ¿hay alguna forma de detenerlo?
-No lo se hija- Alberto no sólo estaba asustado y sorprendido por lo que habían dicho su hija, sino que sentía impotencia de no poder hacer nada por detenerlos, pero no se quedaría de brazos cruzados, ahora tenía una nueva misión, detener a Stephen a como de lugar, aunque eso terminara con su vida

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