Epilogo

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Alberto Contreras estaba preparándose un chocolate mientras escuchaba las noticias de su televisor, estaba puesto un canal conspirativo, en los últimos dos años habían nacido muchos homo perfectus, la mayoría habían sido ejecutados al nace, "dos años ya han pasado, dos largos años de soledad" se dijo parabsi mismo en su fría casa. Decidió cambiar de canal a el cabal de noticias donde hablaban que un importante militar norteamericano llamado Adonais habi a acabado con su vida tras haber fracasado en una búsqueda de dos años, todo eso están escrito en su "carta de suicidio" los militares entrevistados no conocían el fin de esa búsqueda, o si lo conocían lo negaban muy bien, pero Alberto conocía perfectamente el fin de esa búsqueda.

Desde el incidente que acabó con la vida de uno de sus hijos y la desaparición de otro Alberto había llevado una vida tranquila y sin muchas emociones, había usado gran parte de su fortuna para viajar y tener una vida tranquila, corto completamente la comunicación con muchos conocidos que deseaban conocer su versión de los acontecimientos en los Estados Unidos y había retomado la comunicación con sus primos, sobrinos y hermanos. Esa mañana escuchó un ruido en la cocina "Otra vez se metió el gato del vecino" pensó y se dirigió hacia allá, pero apenas entró y dio un paso para revisar alguien lo atrapó con una llave militar y le vendo los ojos y la boca, una voz femenina irreconocible para él lo guió hacia un móvil en donde le ataron manos y pues, totalmente inmóvilizado tuvo que aguantarse tres horas de viaje por autopistas desconocidas y sin poder oír el más mínimo ruido, por fin cuando sintió que el móvil paro y que le soltaban las amarras tanto en manos como pies volvió a escuchar la voz femenina que esta vez dijo
-Mucho cuidado con lo que vallas a hacer, aquí tu vida no tiene mayor importancia.
Alberto respondió con absoluto silencio y se dejó guiar, aún con los ojos vendados, a través de un laberinto de malos olores y temperaturas infernales.
Al cabo de varios minutos llegaron a un lugar más fresco en donde le quitaron la venda de los ojos, cuando sus ojos se hubieron acostumbrado a la luz del lugar logró ver a un hombre alto con traje militar a quien se acercó, lo siguiente que vio fue su mayor pesadilla en los últimos dos años.

Se encontraba en un laboratorio que había estado estudiando al homo perfectus sin ningún avance o importancia, el militar le extendió la mano y dijo
-Mucho gusto de conocerlo al fin maestro- su voz era bastante grave y algo alegre- usted ha sido la mayor inspiración de todos los presentes en este lugar, hasta la bella señorita Bunny sabe quien es usted.
-Que es lo que quieren- repuso Alberto con gran odio e insatisfacción.
-Es comprensible su enfado, vea acá tratamos de reproducir a su especie, y como le alegrará ver esto.
Alberto fue guiada al cuarto de seguridad en donde le mostraron una puerta de la cual salían fuertes golpes, luego le mostraron la cámara interna en donde vio a Lucy con una camisa de fuerza metálica y amarrada a una camilla con gruesas cadenas metálicas. Su boca y nariz estaban cubiertos por una gran máscara metálica, lo único que se podía ver eran sus ojos llenos de rabia.

En ese momento Alberto sintió un choque de emociones, la primera felicidad de volver a ver a su hija; pero la hws furia de ver como era tratada. Tal fue subfuria que sin pensar en lo que pasaría oprimió el primer botón que vio involuntariamente. Botón que decía "liberar".

-NYKOLÁX

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