DOS

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Habían pasado cerca de dos semanas desde que lo aceptaron en la manada de su hermano, y de aquellas dos  una no estuvo en el lugar, y la otra recién empezaba a adaptarse.
Regresó después de su segunda semana. Tenía toda la cara amoratada y el ojo estaba completamente hinchado, ni siquiera podía abrirlo con facilidad porque ardía como el mismo infierno. Sus brazos estaban completamente verdes al igual que sus rodillas. Su pecho tenía una herida que parecía haberse hecho con una cuchilla de varios centímetros de largo y en su mejillas había una quemadura de cigarrillo que estaba a punto de desaparecer, como si lo hubiese tratado adecuadamente.
Cuando pisó la casa en la que la manada vivía, todos los ojos se posaron en él, en su maltratado rostro y en lo mal que estaba caminando, producto de una herida en una de sus piernas. Taemin intentó parecer lo más normal posible, pero a cada paso un quejido salía de sus labios, así trate de evitarlo, porque incluso sus ojos le delataban. Uno de ellos estaba tan lloroso que parecía que el dolor en él era insoportable.
—Si vas a perderte debes reportarlo—la voz de Kibum lo detuvo, cuando estuvo a punto de entrar a la habitación que compartía con Minho — estás en una manada ahora y ya no puedes simplemente desaparecer o aparecer cuando se te dé la gana —sí, Taemin seguía recordando lo crudo que podía ser Kibum con sus palabras. Incluso le hacía acuerdo a su madre. De todos modos no lo culpaba, no cuando él también le hizo la vida imposible un tiempo, ¿quién pensaría que el mundo giraría de tal forma?
—Tan cálido como nuestra madre —Taemin bufó, no quiso voltear porque el cuello le crujiría— es la primera vez que entro en una manada y lo sabes, sus reglas todavía me importan un carajo así que…
—¡Te crees capaz de insultar lo que ahora eres! —Kibum se levantó de la mesa en la que estaba sentado, sus palmas golpeando la madera, produciendo un ruido que hizo que el silencio se hiciera más profundo— te recuerdo que fuiste tú quien pidió entrar en esta manada, si no te gusta puedes irte.
—¿Qué creías que intentaba?— Taemin volteó, su mano presionando la herida en su pecho, porque sentía que pronto volvería a sangrar— pero estoy atrapado acá y no puedo irme. Así que dejemos esto acá, quiero ir a descansar.
—No puedes —Kibum se acercó a él y le dio una escoba que estaba a unos pasos de ellos— te toca hacer la limpieza.
—¡Que te den! —y Taemin no era paciente, no era amable y mucho menos con su hermano. Taemin sostuvo a Kibum por el cuello de su camisa y solo le bastó una mano para alzarlo sin que sus ojos  rompieran el contacto.
Iba a seguir hablando pero el ruido de algo caerse hizo que volteara, así le doliera el cuello.
Le sorprendió ver a Minho  en su forma de lobo intentando detener a Jonghyun  que tenía la vista pegada a él, como si en cualquier momento le atacase. Jonghyun  estaba listo para atacarlo, y Taemin se dio cuenta de ello pero le sorprendía tener al lobo negro intentando detener a su propio alfa. ¿Protegiéndole?
—Cierto —Taemin rió un poco— olvidé que tienes un lobo que cuide tu trasero de mis golpes —soltó a Kibum con fuerza y siguió avanzando a su habitación— que no se te olvide el pasado que tenemos. Puedo acabar con tu maldita cara bonita en un segundo, antes de que tu lobo siquiera te defienda.
Kibum no iba a desterrar a su hermano, quizá era algo cruel pero no lo suficiente para dejarlo en la calle, y menos cuando estaba tan herido. Simplemente Kibum estaba intentando que aquella manada funcionara y,  tener que preocuparse por su hermano se lo hacía más difícil, incluso cuando era Jonghyun  quien realizaba todo.
Minho  volvió a su forma humana y se disculpó con la mirada por haber puesto frente a su alfa. Sabía que Jonghyun  no le regañaría pero incluso de esa forma decidió hacerlo, e incluso se acercó a Kibum para ayudarlo a levantarse, una disculpa más, no creía que volvería a hacerlo.
No importaba su estado completamente desnudo, al ser un cambia formas era completamente normal, al menos para los lobos lo era. Minho  caminó hasta su habitación y entró de golpe sorprendiendo a Taemin quien en aquel momento parecía estar buscando entre los cajones que le pertenecían.
—No estoy de humor —dijo Taemin, su tono seco y sin emociones. Su mirada enojada y concentrada en buscar algo entre los cajones hasta que la desesperación le hizo enfadar y lanzar el pedazo de madera, con todas sus cosas dentro, al suelo.
—¿Qué es lo que buscas? —Minho  intentó sonar sereno pero no podía negar que el guepardo le daba un poco de miedo en aquel instante.
—Algo.
Minho  retrocedió unos pasos cuando el castaño le lanzó un conjunto de ropa a la cara. No logró ver su rostro pero sabía que tenía un ligero todo carmín en las mejillas, algo que pocas veces lograba con el gruñón y nada cariñoso guepardo. Iba a burlarse pero no le pareció el momento adecuado, no cuando podía ver cómo la camisa de Taemin parecía empaparse con sangre.
Se vistió y empujó a Taemin a la cama, siendo un poquito más brusco de lo que realmente quería ser, lo confirmó al ver la mueca de dolor del felino, pero no se disculparía; no cuando acababa de hacer toda una escena en el patio y casi ataca a la pareja del alfa, una gran ofensa en cualquier lugar al que iría.
De la caja, bajo la que Taemin buscaba, sacó alcohol y vendas. Se inclinó frente al guepardo y empapó un trapo limpio en alcohol. Debía empezar a limpiar las heridas. Se notaba que Taemin estaba sufriendo a cada roce de tela con sus heridas. Decidió sacárselo pero nunca esperó ver aquello.
—Mierda —susurró Minho , sorprendido del nivel de heridas que Taemin tenía en su pecho. Parecía ser que las garras de un animal rabioso  estaba en ellas.
Tenía tres heridas horizontales en lo largo de su pecho, como una enorme garra que se extendía por todo su pecho, y otras dos líneas atravesaban las tres, como una cruz. Sus brazos no se habían salvado; tres líneas se extendían hasta la pSolar de sus manos, parecía que estaban muy cerca de tocar alguna vena suya. Quizá fue suerte o algo parecido pero un poco más y el guepardo habría muerto.
—Kai me delató —Taemin empezó a hablar, porque necesitaba decirlo, necesitaba embarrar de mierda el nombre de su antiguo amigo—. El idiota le dijo mi ubicación al hombre que me buscaba.
—¿Por qué te buscaba? —Minho  empezó a desinfectar las heridas, con mucho cuidado. Intentando no ser muy brusco.
—Le debo dinero —Taemin se guardó una queja cuando Minho  limpió la herida más fresca— cuando mi negocio quebró por culpa de mi madre, no tuve más opción que pedirle dinero a un tipo para así intentar rescatar un poco de lo que tenía. Pero los intereses me consumían poco a poco y a fin de mes ya debía más de lo que tenía.
Kai, su mejor amigo y la persona en  quien había confiado ciegamente le había traicionado, al igual que el antiguo hombre que su madre le había presentado. Quizá ya estaba acostumbrándose a ello, porque no le sorprendía, cuando vio a más personas marchitarse por culpa del dinero. Ahora no le sorprendía lo que alguien podía hacer por su salvación o por una buena cantidad de fortuna.
Aquella noche antes de desparecer de la manada, él estaba dispuesto a quedarse y seguir ahí por un buen tiempo. La calidez del lugar le agradaba, pero en cuanto salió a hacer guardia alguien le tapó los ojos y la boca para evitar que gritara, segundos después ya estaba dentro de un enorme auto con el hombre al que le debía dinero en el asiento del copiloto y a dos enormes hombres que en su forma animal eran gorilas a su lado. No podía escapar.
Desde aquel día empezó su semana de tortura. El hombre que le prestó dinero era un Halcón, y su hijo fue el que empezó a hacer las marcas en su pecho, divirtiéndose con su miseria y dolor. Por tres días fue la diversión de los demás, quienes en cuanto se aburrían le lanzaban lo que sea que encontraran en su camino. Así veían si resistía e incluso hacían apuestas a ver quién daba en la cabeza. 
—Te dije que te daría el dinero —Minho  terminó de limpiar el pecho de Taemin,  ahora le daba miedo quitarle los pantalones, temía lo que se encontraría.
—No lo quiero, al principio lo acepté, pero esta vez decidí ganarlo. De todos modos debo volver a empezar y si lo hago con esta manada entonces algunas cosas tendrán que cambiar —Taemin se volvió a poner su camiseta sucia sintiéndose a gusto cuando la tela ya no rozaba sus heridas— pero sí voy a vengarme por lo que intentabas hacer conmigo.
—Sí, lo que digas, igual por el momento creo que lo mejor es que aprendas a defenderte.
—Así lo supiera no creo que hubiese sido útil cuando dos hombres el doble de tamaño que yo vuelvan a llevarme para que les pague.
—No pierdes nada intentando.

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Esa mañana empezaría una vez más. Taemin se disculparía con Kibum; Minho  con Jonghyun , y Jinki solo observaría desde su habitación riéndose junto a Minki quien, como siempre, se mantendría en silencio.
Minho  se levantó como de costumbre a las siete de la mañana. Ese día le tocaba ir a  bordear su territorio para asegurarse de que todo siga con normalidad. Sacó su mano de entre las cobijas y se dispuso a apagar su alarma. También debía empezar a ayudar a Taemin para que aquello que pasó hace una semana no vuelva a repetirse, y sabía que por alguna razón la anterior frase de Taemin se le vino a la mente.
Pero sí voy a vengarme por lo que intentabas hacer conmigo.
Sabía que no era una casualidad que aquello se le pase por la cabeza, porque sintió algo en su rostro. Le costaba abrir los ojos y la piel parecía estar cubierta por alguna arcilla. Su completo rostro se sentía acartonado y quizá temía saber lo que estaba en su cara, y más con la nada sutil risa de Taemin que seguro veía todo desde su cama o desde la puerta. No podía verlo, sus ojos parecían estar pegados.
—¿Qué hiciste? —Minho  quería mantener la cSolar, no era bueno para empezar el día y no tener que hacerlo con la cabeza de Taemin en sus manos.
—Te dije que me vengaría —Taemin comía su manzana con tranquilidad, apoyado en el marco de la puerta. No podía abrir el ojo izquierdo en su totalidad pero sus heridas ya estaban cicatrizadas. Un gran alivio—, no estoy contento con que hayas utilizado mi amor por el dinero para meterme en tu cama —suspiró—, así que esta es mi venganza, solo el principio, claro.
Minho  se levantó. Sus ojos apenas abiertos al menos evitaban que se cayera de cara en el suelo. Así, despacio, llegó hasta su cuarto de baño donde abrió un ojo con dificultad para ver lo que Taemin había hecho con él. No supo si sentirse enojado o enternecido por lo que tenía en la cara. Enojado porque Taemin había vaciado todo el pote de dentífrico en su cara y lo había esparcido como si fuera una mascarilla; o enternecido, porque aquella travesura parecía haberse hecho por un niño de siete años.
Pero él no iba a quedarse quieto. Minho  se acercó hasta Taemin y empezó a besar su cabeza, aprovechando la confusión del guepardo para así ensuciar todo el cabello  del felino. Porque sabía que Taemin cuidaba su cabello muy bien, y parecía que pronto volvería a teñirlo de negro pero no importaba. Él logró ensuciar la mayor parte, viendo cómo se endurecía al instante, seguido de un gruñido de Taemin.
—¿Qué haces? —Taemin se alejó con rapidez y retrocedió, se había perdido un segundo en sus pensamientos y ahora su cabello estaba en el mismo estado que el del lobo. No es que Taemin sea un obsesionado con el cabello pero le agradaba mantenerlo limpio, igual que a cualquier felino.
Minho  soltó una carcajada y tomó a Taemin de los hombros arrastrándolo hasta el cuarto de baño y empujándolo levemente hasta que esté debajo de la ducha. Solo entonces la encendió con el agua fría, logrando que Taemin saltara y quisiese escapar, pero Minho  ya tenía práctica en ello, así que detuvo a Taemin para evitar que siquiera vuelva a intentar escapar.
—Es una pena —La sonrisa de Minho  delataba la mentira que había en su tono despreocupado de voz, el lobo lo disfrutaba— estamos completamente sucios de dentífrico, significa que no tendremos pasta dental hasta que Minki vaya una vez más a una tienda que está a kilómetros de acá, o prestarnos de Jinki —ahí estaba, aquella sonrisa que delataba lo mucho que gozaba de ver la confusión en los ojos del guepardo—, y también significa que tendremos que ahorrar agua y bañarnos juntos ¡que desgracia! —sí, lo estaba disfrutando demasiado.
Taemin ni siquiera pudo reaccionar cuando ya estaba completamente empapado y con Minho  a su lado quitándose la ropa. Eso no iba a acabar bien.

ATTENTION {{adaptación 2min}}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora