CUATRO

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Los lobos negros siempre habían sido difíciles de controlar. Eran más grandes y más fuertes y ni siquiera el macho alfa de la manada de los lobos grises podría con ellos, no solo. Por eso reunió todo un ejército para acabar con ellos, porque eran una amenaza.
Antes de ser conocidos como una manada respetable, antes de eso, la manada de los lobos grises fue conocida como sanguinaria y territorial. Ellos siempre buscaban prevalecer sobre las demás manadas y aquello no ponía impedimento alguno para acabar con otras vidas. Ellos simplemente querían el poder y popularidad para así ganar su seguridad.
Por eso atacaban a todas las demás manadas y se ponían en la cima, ganando miedo y odio de parte de los demás. Pero tenían una estrategia, ellos cuidaban a su prisioneros de guerra como una madre cuida a su hijo, los vestían con ropas elegantes y les daban una posición alta, una familia y una razón para unirse a la manada de los lobos grises.
Pronto aquella manada fue contaminándose, ya no era solo una manada de lobos grises, ahora habían otros más. Los lobos rojos, aquellos que le dieron más pelea, ellos también se habían unido a ellos y casi estaban cerca de gobernar con su hija Luna, pero, debido a la negación de Jonghyun  ellos nunca subirían al poder. También llegaron los lobos pardos o lobos ibéricos, ellos fueron los más dóciles, no dieron mucha pelea y simplemente se unieron a ellos.
Pero los lobos negros eran otro cuento, al ser demasiado agresivos y peligrosos no tuvieron de otra que acabar con todos ellos. Uno a uno fueron matándolos, y los pocos que escaparon estaban muy mal heridos como para sobrevivir a la interperie del bosque, por eso no los buscaron.
Sin embargo, uno de ellos no dio pelea y se rindió en cuanto mataron a su familia, fue Minho , y no fue porque era cobarde o traidor. Minho  se rindió porque fue lo único que un niño de siete años podría hacer, bajar la cabeza y llorar a sus padres muertos.
El entonces pequeño lobo negro bajó la cabeza ante la figura de Siwon y este tuvo compasión de él, llevándolo a su manada y criándolo como un siervo más, no como un hijo, sino como un siervo. Y Minho  obedecía en cada ocasión, hasta que finalmente, un día de entrenamiento conoció a aquel amigo que estaría a su lado por toda su vida.
—Jinki dice que le gustas —sí, aquel fue el comienzo.
Minho  veía enternecido a aquel niño de cabellos blancos y baja estatura que le veía con gran determinación mientras sostenía la manita de otro niño de cabellos castaños. Y el pequeño, el niño que estaba tras Jonghyun  fue el que llamó su atención de una manera un tanto pintoresca, porque Minho  nunca había visto a un niño tan bonito, con la piel tan tersa y los rasgos tan suaves, parecía una...
—Muñeca —Ahí también comenzó el apodo hacia Jinki quien bajó la cabeza, totalmente sonrojado mientras sentía como su corazón latía con fuerza.
En aquel entonces ya tenían trece años, quizá era muy pronto para ver algo sobre el amor pero ya muy tarde para conocer la amistad.
Esa fue la primera vez que entablaron una conversación, y tuvieron que pasar tres años para que volvieran a verse.
Mientras Minho  se encargaba de cargar los suministros y llevarlos a la cocina pudo sentir como el mismo chico de cabellos blancos pero ahora de un poco más de estatura lo empujaba. Minho  dejó caer las papas pero se irguió, mostrando su altura que sobrepasaba al del otro chico.
—Hey, te dije que dejaras de ir tras mi novia —Jonghyun  se notaba furioso, mientras tras él, estaba el mismo chico de cabellos castaños, con la mirada al piso y el usual enrojeciminto de mejillas.
Minho  estaba enojado, porque le había costado reunir todas la papas y cargarlas los dos pisos hasta la cocina, él no iba a dejar aquello de esa forma, y no le importaba que el blancuzco sea hijo de su actual alfa, del hombre que le había perdonado la vida. Minho  solo saltó sobre él.
Ambos ya en su forma animal libraron una pelea que atrajo la mirada de miles de personas que se amontonaron a su alrededor, sin hacer o intentar detenerlos, ellos simplemente quedaban estupefactos ante la gloriosa imagen de un lobo negro, algo que estaba ya casi extinto entre ellos.
Minho  hubiese ganado con facilidad, pero el cansancio de trabajar toda la semana sin descanso hizo mella en su ser, logrando que se descuide por unos segundos en los que el lobo gris le plantó los colmillos en su cuello. El lobo negro chilló de dolor y se alejó rápidamente sintiendo como la sangre parecía escapársele de su cuerpo.
—Tú —Siwon llegó a ellos, con su forma humana y un palo en sus manos, dispuesto a reprender a ambos lobos problemáticos, pero más a aquel lobo negro— ¿Quién te crees para atacar a mi hijo?
—Fui yo —Jonghyun  volvió a su forma humana, el adolescente se puso frente al lobo herido y encaró a su padre— yo fui el que buscó la pelea. Él tan solo se defendió.
—Bien —Entonces Siwon cambió a su forma animal— si tanto quieres pelear entonces pelea conmigo.
Mientras tanto Minho  seguía quieto en su lugar, viendo, estupefacto, como​ aquel lobo gris parecía haberlo defendido. Fue en ese momento que empezó su amistad.
Jinki y la madre de Jonghyun  corrieron hacia Minho , para ayudarlo, para curar aquella herida en su cuello. Lo llevaron a la casa del alfa y ahí empezaron a limpiar la herida mientras la pequeña loba gris le miraba atento, con un chupete entre sus labios y baba bajando en su barbilla.
—Mi hijo es muy prepotente —la loba gris le parecía alguien realmente amable y Minho  decidió sonreírle como respuesta, ya en su forma humana podía realizar aquel acto— por eso no tiene amigos y el único que lo soporta es Jinki.
—Es una buena persona —Defendió Jinki, una suave sonrisa adornando sus labios y el usual enrojecimiento en sus mejillas.
—Muñeca —entonces saludó Minho , sintiendo algo cálido en su pecho cuando la loba gris le sonrió, se sintió como ver a su madre muerta una vez más.
Aquella tarde, cuando volvió a ver a Jonghyun , el lobo gris tenía las manos completamente rasmilladas y una pierna cojeaba, en su rostro había unas cuantas heridas poco profundas pero que seguro dolían.
—Que alivio, pensé que te había matado. —Jonghyun  lo veía casi emocionado, sus ojos dorados buscaban otra herida en él y Minho  tan solo negó mientras se levantaba, haciendo crujir los huesos de su cuello, indicándole que pronto estaría bien.
—Me quedará una buena cicatriz, pero eso me hará parecer rudo —Minho  avanzó hasta la puerta de aquella enorme casa y entonces salió.
Ese fue el inicio de toda su amistad, de lo que marcó más su amistad, porque después de aquello, la madre de Jonghyun  ya no le permitía servir, sino que le dio un cuarto en su enorme casa y le dijo que al ser amigo de Jonghyun  era un hijo más en aquella familia. Ella le ofreció una familia que ellos mismos le habían quitado, algo irónico pero que a él le pareció cálido.
Se volvieron los amigos inseparables, los tres contra el mundo, contra la corriente, y cuando fue necesario, contra la manada.

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