UNO

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— Menudo traga pollas
¿Si Minki era inocente y tranquilo? ¡JA! Taemin debía estar demente, muerto e idiota para creerse eso. Incluso debían matarlo en su otra vida para que lo crea tan solo un minuto, para que se crea esa estupidez durante un segundo, y aun de esa forma él recobraría la razón y sabría que está equivocado.
Si no ¿cómo explicaría el hecho de estar casi ahorcándolo contra la pared? Minki lo miraba con temor y Taemin no iba a detenerse. Le odiaba, al igual que odiaba a Kibum. Odiaba a su familia, a aquellos eslabones débiles que deshonraban su apellido y su raza misma. Les odiaba casi tanto como odiaba su pobreza.
—Fácil
Ahí iban otra vez. Taemin volvió a apretar el agarre en el cuello de su hermano menor, quizá de esa forma deje de decir tantas idioteces. Taemin le conocía, sabía cómo era Minki, era una perra en desarrollo ¿acaso se había atrevido a decirle fácil? Menudo traga pollas. Como lo había dicho, él no se tragaba el cuento de Minki siendo inocente y tímido. No. Minki era un guepardo y Taemin conocía a los de su especie.
—¿Acabas de insultarme? —Taemin no iba a dejar de apretar el cuello de su hermano. No le importaba verlo ya casi morado—, ¿tienes siquiera los huevos para hacerlo?
—Quieto ahí —Y ahí estaba la otra persona que más odiaba, primero estaba Kibum, de tercero Minki y de segundo el bastardo de Minho . —Bájalo ahora.
—Este no es tu asunto, pulgoso—respondió, Taemin.
¿Debía recordarle acaso que si estaba en esa situación era por su culpa? Si el lobo negro no hubiese ido a molestarle a media noche, él no hubiera accedido a aquello y Minki no los hubiera atrapado en aquel acto, y ahora el pequeño y nada inocente venía a decirle sin miedo ni filtros lo que pensaba de él. Se burlaba de él por haber estado con un lobo, bueno, así lo veía Taemin. Quizá estaba muy alejado de la realidad.
—Lo es, Minki es parte de la manada, él es una pieza en esta familia, no voy a dejar que lo lastimes. —los lobos son tan idiotas, pensó Taemin, sus manos finalmente soltaron el dolorido cuello de Minki.
—Lo lamento, no pensé que verlo fuera tan malo —soltó Minki. Taemin odiaba a Minki. Ojala Minki muera.
—¡Mentira! Eres más falso que la figura de mamá —Taemin no iba a permitir que la imagen santa de Minki siga manchando la suya propia, por eso lo tumbó al suelo.
—¡Que lo sueltes! —Minho , también odiaba a Minho , Taemin detuvo uno de los golpes que iba a partir aquella hermosa y perfilada nariz que se cargaba su hermano menor— ¡Ahora!
¿Por qué le seguía haciendo caso? A sí, claro, el lobo negro le prometió dinero. Taemin refunfuñó por lo bajo y se separó de su hermano, claro que aquello no iba a terminar, él planeaba ir en busca del mentiroso cuando nadie más lo vea.
Por el momento iba a dejarlo así. Lo iba a dejar pero Minki tenía que sonreír de lado, el estúpido de su hermano debía sonreír de lado, burlándose de él, y Taemin lo sabía, conocía aquella mirada, era la misma que él veía, aquellos ojos le decían lo divertido que era verlo siendo el perro faldero de un perro. Taemin iba a dejarlo así, pero mejor no, mejor le partía la cara a Minki.
Lo volvió a tumbar al suelo y sin detenerse golpeó aquel rostro que le molestaba. Rompió aquellos labios que se burlaban de él, le odiaba.
—¡Detente! —oh, Minho  estaba muy equivocado si pensaba que iba a detenerse, Taemin no iba a hacerle caso— ¡tenemos un trato!
— Métete tu trato por donde mejor te parezca —Taemin siguió golpeando a su hermano menor. Minki buscaba ayuda en el lobo negro, sus ojos suplicantes— no hago tratos con perros.
—Sí, eso no dijiste en la noche —odiaba a Minho , Taemin detestaba a Minho , ¿quién se creía para mencionar aquello tan a la ligera?
—Lo digo ahora, prefiero morir por mis deudas a dejar que este traga pollas se atreva a reírse en mi cara.
—Minki no hacía eso —Taemin rió fuerte cuando escuchó a Minho , se notaba que no conocían la doble cara de los gatos, Minho  estaba tan jodido como Jonghyun .
Taemin se detuvo, no lo hizo por obedecer a Minho , no, él lo hizo porque sus ojos tenían una nueva presa a la que atacar.
Tomó prestadas las garras de su forma felina y se lanzó contra Minho , arañándole la cara hasta donde sus garras le permitieran. Sus colmillos ya estaban listos para hundirse en el hombro de su víctima pero, como si de un trapo sucio tratase, Minho  lo lanzó al otro lado del pasillo. Con una sola mano lo agarró y lo lanzó haciendo que Taemin se estrellara con la pared y viera algunas manchas negras en sus ojos. Por primera vez la rabia hizo que se olvidara de la poca eficiencia que ellos tenían para pelear, mientras que los lobos técnicamente se dedicaban a ello, en especial Minho .
Pero Taemin era orgulloso. Que le maten antes de dejarse vencer. Él se levantó y se quedó viendo un punto en la ventana, como si algo realmente interesante pasara en ella. Sus ojos brillaron de tal manera que la curiosidad de Minho  le obligó a voltear, momento que Taemin aprovechó para salir corriendo hasta la habitación de Jinki. Si bien ese lobo tampoco le agradaba, al menos no era tan idiota como los demás de aquella manada.
El lobo pardo parecía estar espiándolos porque cuando abrió la puerta se sobresaltó y en un salto ya estaba al otro lado de su habitación, fingiendo ver una revista cuando en realidad la tenía al revés.
Taemin era observador, quizá no tanto como Kibum, pero él aprendía con el tiempo. Él simplemente se dio cuenta de las mejillas rojas que el lobo pardo tenía cada vez que Minho  le decía por aquel sobrenombre que él no se aguantaba. Pero por el momento el lobo pardo era una buena opción para escapar por un segundo de toda la locura que estaba viviendo afuera.
Si podría se iría, pero un pie en la ciudad y lo llevarían a la cárcel hasta que estuviera anciano y se olvide su propio nombre. No le agradaba la idea. Prefería vivir en aquel lugar a una prisión.
Kai, el bastardo, le había dejado solo, había preferido irse con su familia, lejos, dejándolo con toda la carga que la policía le estaba poniendo. Y una noche, su madre, su odiosa y repulsiva madre llegó a él con un amante, no le daba buena espina pero fue tan idiota para dejarle entrar a su negocio, para dejar que se acerque a él, y cuando menos se lo esperó, cuando estaba seguro de tener un aliado más; entonces el hombre le dijo que estaba arrestado, que era parte de la policía y que ya había conseguido las pruebas suficientes para arrestarlo.
Su amigo, un buen amigo, alguien que se ganó su confianza con rapidez, le había traicionado. Mientras le sonreía; mientras le ayudaba a seguir con lo suyo; mientras le seguía, estaba apuñalándole una cuchilla en su espalda, y Taemin fue demasiado idiota para darse cuenta de ello hasta que vio su negocio caer.
Olvidó cualquier lazo con la ciudad. Él simplemente escapó hasta dar con el gilipollas de SoMan. Un hombre de dinero que le ofreció las más grandes riquezas y venganza contra el traidor. Le ofreció hacerse de millones sin mover un solo dedo, en aquel momento debió desconfiar.
Pero no lo hizo.
Dos meses después ya estaba con las deudas ahogándolo hasta la cabeza, y SoMan era insistente, era agresivo y molesto. Cada fin de semana le enviaba a sus gorilas para cobrarse los favores y estos no eran ni una pizca de baratos, eran miles y miles de billetes que él no tenía. Fue un descanso cuando la desesperación de Jonghyun  le dio una buena cantidad de dinero, pero no fue suficiente.
Por eso escapó. Escuchó de la absurda manada que su hermano había formado y se tragó el orgullo para llegar hasta ese lugar. Se mordió la lengua para pedirle ayuda y lo único que recibió fue un lobo negro que prácticamente solo pensaba en meterlo a su cama, y a su insolente hermano que se negaba a hablar con él hasta que aclaren las cosas. Kibum quería asegurarse que refugiarlo no le traería problemas. Por eso tardaba tanto en aceptarlo o no en esa absurda manada.
—Hey, muñeca —intentó bromear con el lobo pardo. Quería que este le diera un momento de paz, solo unos segundos  antes de que Kibum se dignara a darle una respuesta.
—¿Qué tratas de hacer con Minho ?
¿Recibía acaso lo peor? Ni siquiera llevaba en aquel lugar una semana y ya le estaban culpando de que intentaba dañar a uno de aquella manada, ¡injusto! Era el maldito lobo negro el que quería algo con él. El hormonal y agresivo lobo negro era el que iba a por él en las noches, sin importarle despertar a Minki en el intento. Porque hasta ese momento estaba compartiendo habitación con su hermano menor, como si aquello fuera una buena idea cuando se odiaban.
—Quiero romperle los huesos —quería eso, sería realmente relajante hacerlo—, ¿tú también eres un maricón como todos los de acá?
—Si no te gusta eso entonces eres libre de irte —Listo, había otro lobo al que odiar, Jinki sabía perfectamente que no podía irse, que lo perseguían —. Además, en las noches no pareces muy heterosexual que digamos.
— Sí, claro —Taemin debía aceptar que el lobo tenía razón, pero su orgullo estaba en juego—, bien que te gustaría estar en mi lugar.
—Me gustaría —mira que el lobo pardo resultó ser todo un desvergonzado, Taemin sonrió por aquella sinceridad— pero no me agradaría rebajarme hasta el lugar en el que estás tú —¿qué acaso en aquel lugar todos los de cara bonita tenían el mismo diablo dentro? Taemin debería empezar a revisar aquello antes de entrar a alguna manada o asociación— Minho  está utilizándote para olvidar el pequeño enamoramiento que tuvo por tu hermano, eres el remplazo de la persona que más odias.
Eso dolió.
El lobo pardo sabía dónde apuntar.
Su orgullo estaba siendo pisoteado de la peor manera. Cualquier ser vivo sacaba su peor lado cuando le estaba siendo arrebatado algo que quiere, no lo culpaba. Jinki era bueno, simplemente su día estaba emporando poco a poco con su llegada.
—Escuché del trato que hay entre ustedes —Jinki siguió con la mirada en el libro que leía—, técnicamente te vendiste al mejor postor.
¿Trato? No estaba tan idiota como para acostarse con el lobo solo por el trato. Taemin sonrió. Su secreto seguía ahí, en la oscuridad, porque el trato se había roto en la primera noche con ellos juntos, porque Taemin no iba a vender su cuerpo. No le hacía gracia, le daba asco, pero el placer, aquel que solo Minho  le daba, eso era algo por lo que seguía en aquel lugar, por lo que seguía bajo el poder de Minho .
Le hacía gracia dejar de tomar las irresponsables decisiones que siempre tomaba y que alguien lo haga por él. Le gustaba tener a alguien a quien culpar si es que se equivocaba. Le causaba un bajo calor en su pecho cuando la fuerza del lobo hacía que él deje de pensar, que simplemente deba actuar. Le quitaba un peso dejar de pensar al cien por ciento, pero eso era un secreto.
Solo eso, no le quería. Odiaba a Minho , pero amaba cuando este se disponía a hacerse obedecer.
—En fin —Jinki le miró, sus ojos celestes cubiertos por unas pestañas rizadas le observaron— hablé con Jonghyun  y Kibum, te quedarás en la manada pero al mínimo problema que presentes serás expulsado de inmediato, sin siquiera una segunda opinión.
¡Bingo! Ya estaba dentro, ya tenía seguridad.
—Sin embargo, por la falta de cuartos, dormirás con Minho , él es el único que puede controlarte y lo suficientemente fuerte para matarte si es que te vuelves una molestia.
—Bien
Daba igual en que cuarto le ponían. Taemin podía descansar con tranquilidad ahora. Podía finalmente dormir con paz, con la seguridad de que estaba a salvo, no le importaba Minho  ni sus locas hormonas en las noches, prefería eso a tener que escapar de cada lugar en el que el sello de SoMan esté involucrado.
Era un buen comienzo, tendría un techo seguro, ya luego vería cómo hacer para volver a su negocio desde aquel lugar, sin que SoMan lo encuentre o dé con la manada. Por el momento se encargaría de ayudar, de ganarse la confianza de todos para luego avanzar a su manera, como siempre lo hacía.
Su cabello estaba volviendo a su tono castaño, igual al de sus hermanos, pero lo demás se mantenía, y quería que siguiera de aquella manera. Con su barbilla marcada, sus ojos negros profundos, su cuerpo marcado, hasta lo que daba su naturaleza, no podía rebasar el límite o deterioraría su velocidad. Era más fuerte que Kibum, pero menos que Minho , y el lobo negro tenía suerte, no podía enfrentarlo pero podía atacarlo de otra forma. El lobo negro pagaría las que había hecho.

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