TRECE

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Cuando Kai le dijo que vaya con él al sótano, Taemin pensaba que quizá quería disculparse con él por haberle traicionado de la manera más baja que haya imaginado. De hecho Taemin estaba listo para pedirle que se arrodillara para que así el perdón sea dado, por eso bajó con él mientras los demás subían a la camioneta negra de Yoona, ella los llevaría a la manada de vuelta y también ayudaría a que Kibum intente cambiar a su forma humana. Era extraño verlo tanto tiempo en su forma animal.

El sótano de aquella casa carecía de elegancia y las paredes parecían estar cubiertos de humedad. Quizá la vida de Kai no era tan llena de lujos como pensaba. Si Taemin pensaba con detalle, lo único lujoso que tenía el guepardo rey era la casa, algo que él mismo pudo arreglar con unos cuantos billetes y herramientas, tal vez Kai esté tan hundido en la miseria como él.

En cuanto llegó al final de las escaleras una patada en la parte posterior de las rodillas hizo que besara el suelo durante un largo instante pues su cabeza empezó a rondar alrededor de aquel lugar. Cuando quiso ver lo que había ocasionado el golpe la vista de un Kai preocupado le puso la piel de gallina. Su amigo nunca se preocupó por alguien, y si lo hacía era cuando quería conseguir algo a cambio, sabía con quién portarse amable y con quien no. Por eso los ojos llenos de preocupación en él alertaron cada músculo que seguía funcionando.

Kai podía parecer una persona amable por fuera, aún recuerda las veces en las que visitaba la casa de Kibum y, su entonces amigo, parecía preocuparse por su hermano. No le sorprendió que algunos días después Kibum haya amanecido en la casa de Kai, y tampoco le importó demasiado, su hermano podía hacer lo que quiera. Cuando Kai le contó orgulloso como había llevado a Kibum a su cama él solo le sonrió de vuelta, una sonrisa sin significado que solo pretendía ser una muestra de que lo estuvo escuchando.

La mirada de Kai estaba casi verde en totalidad, como en su forma animal. Taemin se levantó de un brinco, con las fuerzas que el golpe no le había quitado. Las manos de Kai lo ayudaron.

—Me debías esa —soltó Kai en forma de juego,  con una sonrisa de lado— con eso creo que podemos dejar el pasado atrás.

—Claro —Taemin sonrió, incómodo, con la alerta en su cabeza— creo que debo volver a mi manada.

—Ver a un felino hablando de manada —una voz salió de la oscuridad, la humedad había cubierto su aroma a la perfección— debe ser algo que nunca antes se haya escuchado.

La voz era inconfundible, la misma que hace unos meses le advirtió que si no conseguía su dinero entonces lo mataría de poco a poco, primero cortándole la piel y luego sacándole los ojos para ponerlo en un frasco. Taemin tembló de inmediato, un temblor que no era fácil de detectar pero que ahí estaba. El guepardo retrocedía poco a poco mientras la figura que salía de la oscuridad mostraba su ser. El adinerado y malvado SoMan lo había encontrado después de todo.

SoMan era un oso polar, su cabello blanco lo denotaba y sus ojos celestes no podían ver la luz del sol por mucho tiempo. Su trabajo le daba para comprar la ciudad si es que quería. SoMan era un magnate, el más grande que el mundo conocía. Sus negocios a base de armas ilegales y drogas prohibidas le daban una vida llena de lujos que presumía. Taemin cometió el error de prestarse de él una cantidad que no podría pagar así le entregase todo el dinero que Minho  le había ofrecido.

Cuando su madre le dejó con deudas que pagar y un enorme lío con los policías locales. Taemin solo tuvo como opción pedir el dinero necesario para cubrir cada error y comprar parte de la policía. Había actuado con impulso y no pensó en el dinero que ahora debía al hombre.

Al momento de pagar no tenía ni una moneda en el bolsillo e intentó esconderse en la casa de su amigo pero, al igual que en aquel momento, Kai había llevado a SoMan a él. El hombre le dio una buena cantidad de dinero al guepardo real para así saber su dirección. Si no le hubiese ocurrido a él, le hubiese felicitado por su egoísmo, pero lo delató a él.

ATTENTION {{adaptación 2min}}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora