PRÓLOGO

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Aqui les traigo otra historia de nuestra pareja favorita,espero la disfruten y como siempre les pido, si notan algún error por favor díganme para corregir... Les agradezco el tiempo a quienes pasan por aquí.

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El suave toque de ambas manos en la piel desnuda del contrario causaba un efecto frenesí que mandaba escalofríos. Sus ojos evitaban el contacto pero la sutileza de sus labios al chocar con fuerza en un beso descontrolado podía recompensar aquello. Incluso las propias ropas ya desparramadas en el suelo parecían olvidadas por el calor que recorría la habitación, abrigando aquellos cuerpos desnudos que se movían cada vez con menos control.
El suave murmullo de gemidos que evitaban salir a la luz era acallado por el constante Tic Tac del reloj.
Ahí  estaba, la última prenda que los cubría de la completa desnudez. Minho  fue el que empezó el movimiento decisivo. Con sus largos dedos rozó el elástico del boxer y de a poco empezó a bajarlo, sin perderse ni un segundo el rostro sonrojado y sudoroso de Taemin, quien intentaba silenciar los gemidos vergonzosos que luchaban por escapar de sus labios. Minho  al final quitó la prenda de un golpe, rompiéndola con sus dientes que iban tomando forma de colmillos. Aquella prenda negra fue lanzada por los aires en dos pedazos ya inservibles.
Sin esperar más, continuó con la suya. Sin tardar demasiado ya estaba en la misma situación que su acompañante. Ambos desnudos. Con el cálido ambiente siendo partícipe de aquel acto.
Minho  dejó que sus colmillos rasparan un poco la piel desnuda de Taemin, dejando a su paso marcas rojas que poco a poco tomaban un color morado o dejaban salir un poco de sangre. No importaba.
Con sus manos delineó el cuerpo de Taemin, desde sus hombros hasta el final de su espalda, absteniéndose de avanzar más allá. Queriendo esperar solo un poco más antes de hacerlo realmente suyo.
Taemin temblaba bajo suyo, con la respiración dificultosa y los cabellos revueltos. Dispersos en la almohada.
Un nuevo beso, la fricción entre sus labios parecía una necesidad a muerte.
Finalmente, cuando el aire se volvió escaso, entonces se separaron y Minho  bajó con cuidado por aquel mentón afilado y marcado hasta llegar a su cuello; y ahí, empezó a morder con fuerza, con ahínco hasta ver la piel bajo sus labios volverse roja por la presión. Solo entonces sonrió y siguió bajando. Solo cuando dejó tres perfectas marcas en el cuello de Taemin. Solo entonces bajó a aquella clavícula marcada y empezó a morder de igual forma, deteniéndose un poco más en aquellos huesitos que sobresalían al medio.
Taemin era un mar de jadeos, de gemidos que acallaba en el borde de la almohada. Su mano sosteniendo el material blanco para que esta no volviera a su lugar.
Minho  siguió con su trabajo, sonriendo con sorna ante la imagen de un Taemin calmado y sincero, como nunca nadie más podría verlo. Su sonrisa más grande cuando atrapó un pezón entre sus dientes que poco a poco tomaban más filo, presentándose los colmillos de su forma lobuna solo para morder aquellos botones.
De pronto Taemin no pudo ocultar su grito, cuando la mordida se sintió tan bien, cuando el dolor le mando un agradable escalofrío. Su grito resonó en toda la habitación y fue suficiente señal para que Minho  decidiera jugar de verdad antes de perder a su presa.
Dejó que el líquido frío del lubricante goteara en el muslo interno de Taemin y esperó hasta que, por la gravedad, las gotas se acercaran a la entrada del guepardo. Fueron segundos los que espero antes de abrir con violencia las piernas de su acompañante, como si aquel derecho le perteneciera.
—Lo olvidé — Soltó de pronto Minho , sus ojos profundos viajando a un Taemin que había entendido el mensaje a la perfección y que abrió los ojos por la sorpresa.
—No, no lo olvidaste, solo lo dejaste, idiota —Taemin quiso alejarse, solo un poco pero las manos de Minho  se cerraron en su cintura impidiéndole cualquier escapatoria—. Oh no, no vas a meterlo solo así, aleja tu maldita polla sin condón de mi culo.
—Sí, no creo que quieras eso — La risa que Minho  soltó fue ronca, profunda, solo para él.
No tuvo piedad. Entró de un solo golpe siendo recibido por la calidez del interior de Taemin. Viendo las estrellas un segundo por la estrecha entrada. Ya estaba hecho, ya ninguno podía echarse hacia atrás, no ahora. Quizá por eso Minho  lo había hecho de una forma tan brusca, logrando que Taemin arqueara la espalda y soltara algo parecido a un maullido lastimero.
—¿Acabas de maullar? — quiso sonar más burlón pero estaba conteniéndose, sus piernas temblando ansiosas por empezar a arremeter en el interior de Taemin.
—Tú, ¡maldito lobo hormonal!
Minho  negó, una vez más aquella risa jugando en el aire, burlándose de las palabras de Taemin.
La primera estocada fue suave, dejando que Taemin se acostumbrara al tamaño del lobo. Sus manos apretadas en puños, arrugando las sábanas bajo sus palmas. Sus dientes mordiendo sus labios con fuerza hasta lograr que estas sangren y sus ojos completamente cerrados, sintiendo cómo era invadido por un lobo para nada amable.
Minho  no necesitaba rapidez, no en aquel instante, él simplemente intentaba entrar lo más profundo en Taemin viendo cómo el felino abría los ojos y la boca en un grito silencioso cuando tocó aquel punto que lo volvería loco, lo había encontrado.
Ante cada estocada recibía la misma expresión, un Taemin luchando por callar sus gemidos, soltando gritos silenciosos.
Minho  tomó las piernas de Taemin y las elevó hasta ponerlas en sus hombros, con un poco de gentileza se acercó hasta el cuerpo del felino y solo entonces empezó a aumentar de velocidad en cada estocada.
Taemin por su parte podía sentir cómo era balanceado al ritmo de las estocadas. Escuchaba el crujir de la cama bajo suyo y cómo esta golpeteaba contra la pared al mismo son que el sonido de choque piel contra piel.
De pronto la mano de Minho  rodeó toda la cintura de Taemin y sin mucho esfuerzo lo volteó hasta ponerlo de rodillas, con ambas manos apoyadas en la pared. Las estocadas volvieron a comenzar, la otra mano de Minho  rodeó su cuello y fue un impulso para seguir el ritmo e incluso aumentarlo.
Taemin mordía su propia muñeca para callar sus gemidos. A cada estocada y movimiento de ambos cuerpos, su miembro chocaba levemente contra la pared.
El placer se hizo más intenso, poco a poco Taemin se deslizaba en la pared, ya no teniendo suficiente fuerza en las rodillas, hasta caer en la cama en la misma posición que usan los gatos para estirarse en las mañanas. Taemin ya estaba en su último momento de placer antes del clímax.
Minho  se dió cuenta de ello, porque ya no emitía ni un solo gemido y solo daba gritos insonoros que tenían el color del placer. Por eso levantó a Taemin e hizo que se sentará en sus piernas mientras seguía penetrando su entrada de forma violenta.
Los cabellos de Taemin empezaron a saltar en su cabeza junto con él. Unas pequeñas lágrimas resbalando por sus mejillas y la boca abierta lista para emitir algún gemido.
Después de unas cuantas estocadas más Taemin llegó a su clímax en un grito tan fuerte que pareció hacer eco en todo el lugar. Solo puso una mano sobre su boca cuando ya era tarde.
Mientras tanto Minho  seguía torturándolo, él igual ya estaba cerca.
—No te vengas dentro — Taemin respiraba con dificultad, faltaba poco para que tenga otra erección, pero ya no quería, no más, estaba demasiado sensible.
Igual que siempre Minho  lo ignoró y derramó su clímax dentro de un Taemin que gimió una vez más.
—Te dije que no.
—No lo escuché— Mintió Minho , la sonrisa en sus labios lo delataba. —¿Una más?
—Oh no — Taemin escapó antes de tener una siguiente ronda, estaba demasiado sensible, no creía soportar una  vez más en una noche. —No.
—Bien bien, me mantendré alejado de ti en la noche pero igual debes dormir a mi lado.
—Tsk, lobo hormonal.
Y es que una de las cosas que Minho  amaba de Taemin era aquella expresión de satisfacción que tenía cuando dormía cada vez después de acostarse con él. Era como un gato que había tomado todo un tazón con leche y se devoró un ratón delicioso. Incluso el ronroneo suave que soltaba inconscientemente volvía loco a Minho .
Esa noche Minho  se dedicó a apreciar aquellos detalles.

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