Me...abandonaste #3

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En el cielo, el Emperador de Jade trataba de "hacer entrar en razón" al Gran Patriarca, quien se negaba rotundamente a llevar a cabo aquella petición.

—Se lo suplico, aquel de seis orejas es igual de peligroso que su contraparte. Le suplico que no eche mi suplica en saco roto y haga algo para evitar la catástrofe venidera.

—Emperador de Jade, le recuerdo que por su culpa sus subordinados han actuado de maneras indebidas. Según me informaron, sus guardias atacaron aquella montaña hasta casi destruirla, molestaron y lastimaron a uno de los monos que no podían defenderse, ocasionando así la furia del menor de los hermanas jurados, quien sólo atacó para ayudar al pequeño ser. No olvidemos que lo raptaron y comenzaron a lastimar sin compasión alguna, cuando el mono de piedra irrumpió en sus dominios, su parte salvaje lo domino al presenciar la situación tan denigrante en la que tenían al menor, ocasionando así la muerte de varios de sus guerreros. Al ver que la batalla estaba perdida, buscaste mi ayuda para poder terminar con aquella guerra.

—Lo sé, pero él ha matado nuevamente a mis subordinados.

—¿Hablas de los que le mintieron descaradamente para verlo sufrir? —la voz de Buda, aunque serena, tenía un tono de evidente molestia—. Y, aún así, ¿te atreves a pedirme que encierre a alguien que tenía todo el derecho al liberar su enojo y traición al sentirse despreciado?. Tú no has enseñado bien a tus subordinados, la prueba más clara es el como hacen lo que quieren a tus espaldas.

El Emperador de Jade guardo silencio momentáneo, el Gran Patriarca tenía razón, parte de todo ese desastre era su culpa.

Buda suspiro.

—Sin embargo, no puedo dejar pasar esa conducta tan destructiva por alto. Lo encerrare, pero bajo mis condiciones, ¿aceptas?.

—...sí —soltó no muy convencido de la decisión tomada por Buda.

—Bien, a partir de ahora, yo me encargaré de esto.

Sin decir más, el Gran Patriarca fue él mismo en busca del Macaque.

...

El guerrero se encontraba algo desorientado, pues había escuchado hace varios días el último rumor de unos monjes que liberaron a una aldea de demonios, aunque eso fue hace un par de años.

Con frustración, llego al pie de una montaña, dejando caer su glamour, el utilizarlo por mucho tiempo lo agotaba en sobremanera, necesitaba practicar esa habilidad.

—Nunca creí que me tomara tanto tiempo encontrar a Wukong —soltó un sonido de frustración, a la vez que pasaba sus manos por su pelaje con desesperación, despeinandolo un poco—. Debería de volver a casa, no quiero seguir buscando a alguien que no quiere ser encontrado.

Antes de que diera un paso, sintió como una presencia muy poderosa estaba cerca de él, antes de que pudiera hacer algo, todo se volvió oscuro, había caído inconsciente. Aquel a sus espaldas lo tomó en brazos y se lo llevó a algún otro lado, cerca de donde los peregrinos pasarían dentro de unos cuantos años más.

Cuando Macaque abrió los ojos, se encontró con la sorpresa que estaba encadenado en el interior de una montaña, muy parecida a la prisión en la que había estado el mono de piedra durante quinientos años.

—¿Pero qué...?.

—Lamento que nuestro reencuentro se diera de esta manera.

—¿Buda?, pero...no entiendo, ¡¿qué he hecho para que me encierres de esta forma?! —preguntó alzando un poco la voz.

—¿Seguro que no sabes lo que hiciste? —interrogó el Gran Patriarca, Macaque lo vio atentamente, su semblante cambió a uno de sorpresa al recordar la masacre que había ocasionado, Buda asintió ante aquella mirada dorada que se posaba sobre él—. Tus acciones no pueden quedar sin un castigo, ¿estás consciente se eso?.

Monkie Kid ☆cortos☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora