Capítulo 7, Versículo 104

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[O J A L A Y P U E D A O L V I D A R]

Un chico energético estaba haciendo skateboarding en una montaña, bajando a una velocidad tan gigantesca que rompía el propio sonido, para luego dirigirse hacia una rampa y hacer un salto con quíntuple mortal hacia atrás, cayendo en una parte llena de nieve-

-¡EXTREMOOOOOOO! >:D!- Decía el pequeño niño, Simon era su nombre, y como te lo puedes imaginar, sí, es él.

-¡Cálmate chamaco, luego te rompes las rodillas!- Decía un hombre de apariencia morena y extremidades robóticas.

-Descuida Caín, no hay problemas que me rompa las rodillas por quincuagésima vez al mes.- Decía Simon con mucha soberbia en su voz.

-¡Pero mamón, mis papás me van a dar una reverenda apaleada!- Decía Caín.

-Bueno... ¿Y lo malo?- Decía el pequeño, aún con soberbia.

-Agh, ¿Luego por qué perdemos las costillas?- Contestó Caín.

Los dos volvían a la base, mientras Simon intentaba demostrar más habilidad con el skatebording. En el camino, se encontraron con varias personas, entre ellas, un par de niños, de pelos rojo escarlata y con colas de demonio, parecían huérfanos con la calidad de vida que tenían-

-Oiga señor, ¿Nos puede dar una moneda? Aunque sean cinco centavos.- Decía el niño.

Caín saca de su bolsillo cinco billetes de cien, dándoselos a los dos niños, quienes al ver esto se emocionan y van a un restaurante a por fin darse el placer de comer algo. Ya llegando a casa, los dos son recibidos por una mujer de cabello largo y canas-

-Hola maestra Eiylif.- Decía Simon.

-Hola má'- Decía Caín.

-¿Dónde estuvieron ustedes dos? ¿Por qué tardaban tanto?- Preguntaba la canosa.

-Bueno, estuvimos en un lugar, consiguiendo recursos y~ Antes de que Caín terminase, Simon interrumpe todo.

-Fuimos a la montaña más alta, e hicimos skatebording, ¡Debió mirar las acrobacias que hacía!- Decía Simon, de manera alegre.

-Ah no, ¡Yo no hacia eso, yo estaba yendo a por recursos y tú te pusiste a hacer locuras!- Decía enfadado Caín.

-Qayin, debiste ponerle más atención a este maniaco, y Simon, debiste ponerle más atención a Qayin, ¡Al final uno de los dos se terminará matando!- Decía Eiylif.

-Ok, ok, ok, maestra, no lo haré de nuevo.- Decía inocentemente Simon.

El día de ahí en adelante fue tranquilo, era un simple día más en el que todos estaban platicando y haciendo sus cosas. Llegó la noche, todos se fueron a dormir, el pequeño Simon estaba muy activo en eso momentos, hasta que recordó a los niños demonio de la ciudad. El niñito salió de manera sigilosa del lugar, yendo a la ciudad a por los pequeños, esquivando cuanto demonio se le topase. Los niños demonio estaban abrazados el uno al otro, durmiendo en una caja, con algo de lluvia incluso, hasta que sienten que son levantados, mirando hacia abajo-

-¡Hola!- Decía Simon, quien ya había llegado ahí.

-¿Quién eres?- Decía el niño mayor.

-Mi nombre es Simon, ¿Ustedes cómo se llaman?- Preguntaba de manera inocente.

-Mi nombre es Karia, y él es Nargit, ¿Por qué estás aquí? ¿No crees que es muy peligroso?- Preguntaba la niña.

-Nah, hace cinco días termine asesinando cinco chupacabras, esto no es problema. Estoy aquí para llevármelos a casa.- Decía Simon.

-¿Por qué?- Decía Nargit.

-Es que como los vi en las calles, pensé que podía llevarlos a casa y darles un hogar.- Decía inocentemente Simon, con una gran sonrisa.

-¿En serio?- Preguntó Nargit.

-Sí, en serio, ¿Quieren ir?- Contestó Simon.

Los dos demonios asienten con la cabeza, contentos de que alguien los considerase de manera verdadera. Cuando los tres niños llegaban a la base, son recibidos por una mujer de apariencia divina, la cual se veía algo molesta-

-Simon, ¿Cuántas veces te han dicho que no salgas de noche?- Decía la mujer.

-Más de trescientas.- Decía el muchacho- Pero es para traer a estos dos chicos.- Contestó Simon, dejando pasar a los otros dos.

-Chico, ¿Sabes cuan peligroso es ahí afuera?- Decía la mujer.

-Lo sé, señora Fenis, solo quería traer a ellos dos para que tuviesen un hogar.- Decía Simon.

Fenis al mirar a los otros dos niños, de apariencias paupérrimas y casi infrahumanas, decide dejarlos pasar, dándoles así un lugar donde dormir. Al día siguiente, Omidh vio a los niños, viendo a Simon algo enfadado, pero al final, admitiendo a los dos pequeños, ahora sí, formándolos parte de su equipo-

|O J A L A Y P U E D A O L V I D A R|

En el presente, Simon fue a una casa que parecía abanadonada, yendo con su máscara de gas puestas, tocando la puerta-

-Hola Nargit, quiero hablar contigo...- Decía el Handleton gemelo.

Un sonido se escuchó adentro, parecía algo cayendo y topando contra la puerta, Simon se sienta y empieza a platicar con quien quiera que estuviese ahí-

-¿Cómo estás? Espero que bien.- Decía Simon, siendo recibido por un sonido de rasguño.

-Tomaré eso como un sí... Oye, ¿Aun sigues enfadado conmigo?... No me sorprendería, de hecho, yo estoy enfadado conmigo mismo... Ambos la amábamos, era tu hermana y mi novia, la conocíamos con cariño y era muy especial para nosotros... Solo quiero dejarte claro, que me siento culpable por todo lo que ha pasado, y las cosas que hemos podido haber evitado, o que yo tuve que evitar...- Decía Simon en un tono melancólico.

La respuesta fueron varios rasguños a la puerta, los cuales eran con furia y melancolía-

-Sí, te entiendo perfectamente, solo quisiera pedirte perdón por todo lo que ha pasado. Yo no le mandé la carta a Karia, fue Omidh quien lo hizo, yo no quería que esto pasara, yo no quería que ella estuviese involucrada al completo con él... Lo único que tengo que decir es: Perdóname...- Decía Simon, yéndose de aquel lugar.

Desde una ventana de aquel lugar, se encontraba el tal Nargit. Sí, él, este veía a la distancia a Simon, con furia, pero de igual manera, con depresión. Tu amigo está ahí, disculpándose, sigues enfadado con él. Tantos años pasaron, y al final, nada ha cambiado, lo sigues odiando, solo que ahora te remuerde un sentimiento, la tristeza. Simon llega a la base, deprimido, viendo a todos sus compañeros colaborando en algo, yendo a ver de qué se trataba-

-¡MIERDA! ¡NO ESTÁ FUNCIONANDO!- Decía Mayuri con desesperación.

-¿Qué está pasando?- Preguntó Simon.

-Miley fue transportada a otro tiempo, estamos intentando salvarla.- Decía Joel.

Los protagonistas aportaban con todo lo que tenían, intentando crear una máquina para traer de vuelta a la pelirroja escarlata mayor.

Cap 3. The AtheistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora