Capítulo 7, Versículo 106

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Y bueno, ¿Por qué no darle protagonismo a otro personaje que no sean los del grupo de Omidh o Joemax? Bien, comencemos. Kaymu Rumeki, ¿La recuerdas? Estoy seguro que no, pues aquí es la prota. La peli azul se levanta con una jaqueca y ojeras del tamaño de la Fosa de las Marianas, pues tuvo una noche llena de polvos, pastillas y jeringas. Cansada, camina unos cuantos metros antes de caer al suelo, durmiéndose de segunda cuenta, pero levantando por los ladridos de un perro que estaba dándole de batazos a una cucaracha.

Kaymu se aseaba, se alistaba con sus útiles médicos por si hubiese un problema y sale, yendo a buscar a su novio. La tipa, aun estando en el efecto de varias drogas, caminaba por las calles, intentando mantenerse de pie, buscando en su bolso alguna que otra cosa para intentar ayudarse a sí misma con el problema de casi tener una sobredosis. Cada unos cuantos segundos, en su mente pasaban recuerdos de lo que hizo que ella y Pentry llegasen a El Purgatorio, empezando desde su niñez. Una chica dotada de una familia japonesa que llegaron a U.S.A, hacia ciertas tareas de las típicas que dejaban a los niños en primaria, sacando en su mayoría dieces, solo que nunca apreciada por sus padres.

Kaymu siguió caminando, llegando hasta un callejón donde empezó a alucinar de manera extrema, incluso sangrando por varios de sus orificios, y viendo más de sus recuerdos. Ya llegando a la edad de once años, ella se complicaba un poco más en cada asunto que tenía, a sus padres no les importaba el hecho de que ella tuviese las mejores notas posibles, solo era su obligación, era una simple y llana obligación. Llegado a cierto punto, Kaymu empieza a caer de maneras repetidas al suelo, la gente al percatarse de esto, intenta ayudarla, pero ella en su desesperación toma su sierra y los amenaza a todos, pensando que eran bestias, para luego levantarse y correr.

Sus pulmones estaban al límite, intentando respirar y hacer algo que la salvase, pero ella se estaba sobre esforzando, incluso para tan siquiera pensar. En sus pensamientos pasaban varios recuerdos de su vida, viendo que a sus padres aún seguían sin importarle si sacaba buenas notas o no, el cómo conoció a Pentry por primera vez por parte de unos inmigrantes en el colegio al que iba y el cómo en unos cuantos mese lograron formar algo. Kaymu desesperada buscó en su bolso lo que podría ayudarla, fallando demasiadas veces y tirando varias jeringas importantes, hasta que a la distancia escucha a las bestias venir.

La peli azul se levanta y corre aún más, mirando en el camino una iglesia abandonada y metiéndose ahí con desesperación, creyendo que estaría segura, hasta que vio al centro. Al centro, estaban varios cultistas, los cuales levantaban y bajaban dagas, una y otra vez, apuñalando a algo y sacando cada gota de sangre de ese algo, mientras recitaban algo que, a mentes humanas, romperían cada rastro de cordura habida y por haber-

—¡Oh, gran señor! ¡Maldito sea este mundo y todos los mundos! ¡Deje caer su mano de miseria y destrucción en todo y todos!

Decían con esmero los cultistas.

Kaymu intenta ocultarse, pero se tropezó y notifica a otros cultistas en las bancas de aquel lugar abandonado por Dios-

—¡Oh, gran señor! ¡Muerte y putrefacción piden y añoramos nosotros, sus corderos! ¡Que la noche rompa lo que hay y lo que habrá, esparciendo su plaga pútrida y despiadada!

Decían con más esmero los ocultistas.

Kaymu se levanta y saca unos cuchillos, clavándolos en uno de los tantos pilares del lugar, subiéndose y aún alucinando, viendo cómo fue su primera vez probando drogas, intentando saciar un vacío que sus padres dejaron, viendo como fue el querer pintarse el pelo y teniendo un momento horrible por cada segundo de su existencia, recordando que una vez estuvo en un curso de medicina, y por varios factores, al final la reprobaron-

—¡Oh, gran y maldito Obispo Oscuro! ¡Eres el omega por encima de los omega, eres más allá del alfa, eres la muerte, mano del señor de nuestro todo! ¡Sal y destruye la putrefacción de esta existencia!

Gritaron a los cielos los cultistas.

En el centro, se formó una gran circulo, un portal, del cual, emergió una mano de seis garras, topando contra el techo y destrozándolo, luego salió una cabeza, cuyos ojos y nariz no existían, cuya boca estaba llena de dientes tan afilados como el filo doloroso y horrendo de la muerte, quienes en su interior aguardaban un gran ojo con un símbolo omega, un símbolo con una x en el centro, y debajo de la x había una flecha apuntando hacia abajo, luego salió su otra mano, la cual, no era igual a su izquierda, era una gran espada, una espada cuya punta era una fila de forma lunar creciente, su filo en los lados era gigantesco, y lo que parecería el fin del antebrazo estaban unas filas, representando el mango de la espada.

Luego, salió todo su cuerpo, sus ropas eran del típico obispo, solo que más rasgadas, oscuras y rojizas, con símbolos llenos de locura y terror por todos lados, y lo que sus faldones ocultaban, en vez de ser piernas, eran tentáculos, miles de tentáculos creados a partir de nada y destrucción, los cuales se alzaban a la mente y destrozaban todo rastro de sanidad habida y por haber. Kaymu al ver esto, generó pesadillas en su cabeza, aún si esto fuese estando despierta-

—Como una ofrenda a su gran dominio en estos lares, daremos de sacrificio a esta virgen a usted.

Dijo uno de los cultistas.

Kaymu estaba siendo alcanzada por unos ganchos, los cuales intentaban bajarla lo más rápido posible, tirándola al suelo, y haciendo que se rompa el cuello. La peli azul seguía viva, solo inmóvil, los cultistas se acercaban más y más a ella, mientras aquella criatura, ''El Obispo Oscuro'', alzaba su mano al cosmos, haciendo brillar su ''espada'' en un tono rojizo, Kaymu estaba sin esperanza alguna de escapar, hasta que la puerta de aquella iglesia abandonada es abierta. Una luz, un sol resplandecía, era un hermoso amanecer, mientras un hombre agabardinado entraba, mostrando una figura sin miedo y con necesidad de ayudar.

Aquel hombre se muestra, era Hank, quien levanta a Kaymu y la lleva a al hospital, desesperado por ella. Kaymu queda inconsciente, entrando ahora sí, en lo más profundo de sus recuerdos. Una noche fría y deprimente, las notas de la peli azul bajaron y desde ese entonces sus padres apenas pensaron que era una desconocida y vaga, era un club por la noche, la gente no se dio cuenta de que ella estaba ahí, a punto de morir por sobredosis, Pentry entró ahí con desesperación, levantándola en brazos y yendo por su carro, llevando a su novia al hospital. En el camino, Kaymu alucinaba de maneras extremas los que pasaba, mientras Pentry iba a una velocidad gigantesca, hasta que por esa velocidad, terminaron chocando con un camión, el cual, al dar el golpe, mandó volando el carro, haciéndolo girar varias veces, hasta que se detuvo, terminando con la vida de ambos.

Kaymu despierta desesperada, mirando a todos lados y viendo que estaba en el hospital, mientras Pentry y Thunderkiller la acompañaban-

—¡OH POR DIOS! ¡ESTÁS BIEN!

Decía Pentry con felicidad, yendo con Kaymu a abrazarla.

—¿Q-qué paso?

Preguntó la peli azul.

—Hank te trajo aquí, dijo que no tomases drogas, que terminarás así de nuevo.

Decía Thunderkiller.

—Oh... Bueno, tomaré más precauciones y consumiré menos drogas esta vez.

Dijo Kaymu.

—¿Qué? ¡Eso no fue lo que dije!

Contestó Thunderkiller.

Kaymu y Pentry estuvieron ahí, abrazados y contentos, sin importarles nada-

—Agh, olvídenlo.

Dijo Thunderkiller.



|Ay, pequeña peli azul, esa cosa oscura y diabólica no era una alucinación, era una advertencia|

Cap 3. The AtheistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora