XLI

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Damon pov

No iba a estar aguantando a cada nada sus estupideces y ganas de ponerse en riesgo, veía su figura pasándose por todo el centro comercial entrando a la misma tienda más de una vez.

Eran bolsas y bolsas que metía en mi pobre auto.

Había robado mi auto y tarjeta, sale sin permiso, un día de estos moriré por su insolencia. Mientras intentaba ver los correos que Josh me mandaba, no podía concentrarme mi vista siempre se desviaba a la maldita pantalla viendo sus voluptuosas curvas y trasero.

-¿Cuando partimos a Amur?- pregunta Andrés tomando una de mis paletas.

-Mañana por la madrugada- digo revisando el último correo.

Estaban ocurriendo varios disturbios por los límites de Amur, uno de mis mayores almacenes de armas.

-Bien- dice desinteresado viendo su teléfono.

-¿Axel y Zafiro?-

-Almorzando- dijo relajado.

-¿No piensas irla a buscar?- pregunta él.

-No- digo con algo de comprensión-Queria espacio o al menos eso pienso, si quiere salir que salga, ya me tiene fuera de mis casillas y juro que si la veo en este instante frente de mi un tiro ira directo a su rodilla-

-Interesante- dice riéndose mientras se soba la barbilla.

-¿Como va la construcción?-

-Bien, justo hoy en la tarde empiezan a amueblar, me dijiste tonos blanco negro y gris ¿Cierto?- pregunta Andrés.

-Sí, espero que la plantación vaya bien y la IA desvíe la atención de la Coronel Cavani-

Esa víbora era una de las más astutas que había conocido, a cada nada me pisaba los talones, era fría, como mi doblaje pero versión barata, nadie es igual de perfecto que yo, a cada nada la tenía como un jodido grano en el trasero.

Entre reuniones, planificaciones del viaje de mañana se me fue toda la mañana y tarde, cuando fui a ver dónde demonios estaba Aleska me informaron que aún no llegaba, que estaba en Rubí, uno de mis más concurridos clubes.

Sin pensarlo dos veces fue a buscarla, el viento despeinaba mi cabello, una de las cosas que más amaba era frío, podría vivir desnudo por toda la zona y sería feliz, no se si fue en la manera que me acostumbraron a sobrevivir en la zona negra o que, pero mucho antes ya era team frío.

-Sueltala- digo seriamente asesinando con la mirada al chico con el que ella bailaba.

Él al conectar su mirada con la mía huyó como el propio cobarde que era, ella no objetó nada, cosa que agradecí enormemente, juro que si fuera replicado algo defendiendo a la copia barata de Ken la poca paciencia que poseía se iba a ir al demonio.

Siempre había sido así con ella, mi paciencia y cordura siempre estaban al borde del abismo.

Sin poder contener mi ataque de celos empecé a bailar con ella, mientras deslizaba mis manos alrededor de sus hombros sentia como su cuerpo se erizaba de punta a punta, sabía, muy en el fondo reconocía perfectamente mi tacto.

Alrededor de una hora estábamos camino a la mansión cuando veo como su cara se va contrayendo con ganas de intentar parar el vómito que se avecinaba, cosa que era imposible. Al parar salió como bala a la carretera manteniéndose a duras penas de pie. El alcohol le estaba pasando factura.

-Dejalo salir- dije sin poder evitarlo tomándole el cabello.

-L-lo sientooo- dijo en medio de arcadas.

Mientras me sentía totalmente patético sosteniendo su cabello, revivi uno a uno los momentos donde todo era normal, donde... No estaba tan jodido como lo estoy ahora.

-D, de verdad l-l-l-lo siennndtoo-dijo mientras la acostaba en el asiento trasero.

-Duerme pequeña-

Mientras ella dormía murmuraba palabras incomprensibles manejaba atentamente tratando de alejar cada recuerdo de mi pasado en la zona negra.

-Damon- susurra aparentemente dormida.

-¿Ahora qué?- pregunto hastiado.

-Estoy perdidamente jodida- responde.

-¿Por qué?- pregunto a qué se deben sus incoherencias.

-¿Estará conciente?- pensé-

-Por ti- dice y luego suelta una gran carcajada- En fin el masoquismo, no te preocupes que estoy preparada esta vez para que mi corazón no se vuelva mierda como años atrás.

No sabía que hacer, estaba confundido, sabía que sentía algo hacia ella estaba seguro, pero siempre sería un punto débil, debía renunciar a toda la vida que tenía para intentar...

Cariño ya lo hace por solo el hecho de dar a luz a tu hijos.

-Estamos iguales ale- le digo sin pensar.

No responde nada, cayó profundamente en los brazos del morfeo, lo prefiero así, el auto olía asqueroso, el asiento del copiloto estaba lleno de vómito.

Espero que le quede de experiencia para no beber hasta el culo.

Al llegar la cargo hasta al baño y empiezo a despojarla de su ropa, queda en una lencería que apenas le cubre, se veía jodidamente follable, dejando de mirar y respetando su estado de alcoholismo la bañé en la bañera sin ir más allá.

Luego de cocarle unas bragas y una bata de seda la acosté en la cama estaba apunto de irme cuando me detuve y me voltee, allí estaba dormía plácidamente mientras quien sabe que diablos estaría soñando, pero sonrío de una manera que hace mucho no veía en sus labios.

—Quedate— me dijo abriendo los ojos.

¿Que demonios? ¿Nunca estuvo realmente dormida?

—Por favor, solo por hoy— susurra tímidamente.

Sin responderle nada me quito los zapatos y me acuesto a su lado, me acomodo con una mano detrás de la cabeza mientras la otra mano descansa a mi lado.

—Así no, abrázame— dice ella jalando con fuerza un brazo tomandome desprevenido.

Ella se voltea con mi brazo haciendo que la abrace, sin decirle nada permanezco así hasta que mis ojos se van cerrando solos cosa que pasa solo cuando duermo con ella y me dormí rápidamente.

Esmeralda (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora