XV

19 2 0
                                    

Esmeralda pov

Sentia los golpes de Andrés dar con mi espalda, lágrimas salían sin control eran 15 azotes que habían impuesto, apenas iban por el 5, mi espalda estaba vuelta mierda.

Lágrimas salían sin control un montón de viejos están viendo la escena con emoción como si esto fuera gratificante para sus existencias.

Me dolía hasta la madre, los viejos me hacían contar en voz alta, y si me callaba los empezaban de cero, justo como acababa de pasar ahora.

—¡Uno!—gritaba al sentir el látigo dando duramente en mi espalda.

—¡Dos!— grité.

—¡Tres! ¡Ahhh!— solté el primer gemido de dolor.

—¡Cuatro!—dije en medio de un sollozo.

Así fueron pasando y yo gritando hasta que se cumplieron los quince, me quitaron las cadenas he inmediatamente caí al suelo en medio del llanto, los viejos se reían de mi.

Él estaba allí, como siempre, su mirada no reflejaba ningún tipo de sentimiento, estaba serio, sus manos hechas puños.

Estaba medio inconsciente, todo me dolía, sentí como Andrés me tomo en brazos y como sus manos rozaron accidentalmente las heridas de mi espalda.

—No puedo más Andrés— digo en un susurro—

—Vamos esmeralda, por tu hijos— dice y puedo distinguir una sonrisa—

—¿Porque la vida es tan mierda conmigo?— digo a medida que varias lágrimas se me escapan—

—Dicen que despues de toda tormenta siempre hay un arcoiris— dice el— Ey, no te duermas— dice hablándome serio—

—No creo eso, porque igual seguirá lloviendo para que pueda existir el arcoiris, no puedo más. Me duele demasiado Andres— digo sollozando—

—Vamos eres una guerrera puedes con esto y más, sabes... Piensa en tus hijos, eso ayudará mucho para mantenerte de pie — dice el acostándose de espaldas en la habitación que perfectamente conozco—

—¿Tienes un hijo?— le pregunto con curiosidad—

—Si es una pequeña de 11 meses— dice con algo de emoción en su voz —

—¿Algún día podré conocerla?— pregunto mientras siento como busca algo en un cajón—

—Si sales de está te prometo que lo conocerás— dice él—

—Pequeña—escucho su voz— Lo siento— se escuchaba verdaderamente arrepentido—

—No quiero hablar contigo Boss— digo empezando a temblar—

Gritaba mientras sentía como él limpiaba las heridas, pasaba un algodón con alcohol y ardía, allí mismo vi al diablo.

Lloraba, lloraba del dolor he impotencia, me dolía todo, joder, me sentía tan mal de que no lo impidió.

Estaba vendando todas las heridas de mi espalda, alrededor de treinta minutos, creo, ya estaba vendada y arropada con un sábana.

—No sabes cuánto me arrepiento— dice él en mi oído—

—No interferiste, no lo evitaste— digo llorando—¿Tan poca cosa significo para ti?— digo tratando de calmarme—

—Lo siento pequeña, no sabes cuanto—dica acariciando mi mejilla—

—Ya no es hora de arrepentimientos, cuando de verdad necesitaba que lo impidieras, seguiste las reglas, cuando quería por primera, me trataste como a una puta y... Cuando más te necesite, me abandonaste, me haces daño Damon, me estás rompiendo de una manera que... Siento que no voy a poderla reparar como hice en el pasado— digo en medio de un sollozo—

Esmeralda (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora