Always You | L.S

Capítulo 19.

Louis despertó sintiendo un montón de cabellos rizados hacer cosquillas en su nariz, los cuales alejó suavemente, dándose cuenta del peso adicional que descansaba en su pecho, de dónde también provenían aquellos rizos cortos y alborotados.

Sus ojos se fijaron en el rostro angelical de Harry que dormía en su pecho con tranquilidad, y su mente viajó de vuelta a aquellos días de casados dónde su vista principal en las mañanas era la bella imagen de su hermoso esposo durmiendo, mientras Louis lo abrazaba por la cintura, Harry siendo la cuchara pequeña.

Ahora que tenía el goce de sentir a Harry a su lado, se permitió observarlo, en realidad, esa se había convertido en su actividad favorita para hacer, en serio disfrutaba admirar los pequeños detalles que albergaban en el rostro del rizado; incluso llegaba a dudar de la existencia de Harry, es decir, era irreal, no podía ser que fuera tan perfecto en todos los aspectos posibles, porque si, era malditamente lindo físicamente, sus ojos verdes, sus labios rosas, sus rizos, sus hoyuelos, sus mejillas que en ciertas ocasiones se sonrojaban, todo en él era precioso, pero también su personalidad lo era, su amabilidad, su gentileza, su ternura, su sencillez, su respeto a los demás, su sensibilidad, su sentido del humor, sus pasiones y gustos, todo de Harry era magnífico ante los ojos de Louis, ¿Cómo no enamorarse de un chico como él?

Sintió cómo Harry se removía lentamente en su pecho, sus ojos empezaron a parpadear en un vago intento de acoplarse a la luz solar que llegaba desde el conocido ventanal de la habitación, luego de unos segundos, sus orbes esmeralda finalmente se abrieron completamente, dirigiendo su mirada hacia arriba y enfocando a Louis, que lo observaba con una sincera sonrisa debido a la ternura que le producía la escena que se presentaba frente a sus ojos.

–Buenos días, Lou –Saludó el rizado mientras restregaba sus ojos suavemente.

–Buenos días, bebé, ¿Cómo dormiste? –Louis inició una serie de caricias mansas en sus rizos.

–Muy bien, pero quisiera quedarme durmiendo aquí todo el día –Bromeó el rizado siendo seguido de una blanda risa.

–Si lo quieres puedes hacerlo, yo me iré para que-...

–¿Qué? No, si lo hago, tú te quedas conmigo –Dijo Harry mientras que tocaba el pecho de Louis con su dedo delicadamente, cómo señalando.

–Oh, bien, no tengo nada que hacer, así que esa invitación es bastante tentadora.

–Lo es, pero tengo que hablar con Evan antes –Comentó el rizado mientras se levantaba de la cama yendo hacia el baño.

Louis frunció su ceño y se sentó en la cama ágilmente, observando con extrañeza al ojiverde.

–Mmm, ¿Puedo saber de qué hablarán? –Si, la curiosidad fue más fuerte que el control del ojiazul, y no pudo evitar preguntar.

–La curiosidad mató al gato, cariño –Harry abrió la puerta del baño y le dirigió una última mirada a Louis seguida de un guiño, y le dijo–: Encárgate de no ser el gato.

Louis observó con intriga cómo el rizado cerraba la puerta del baño, y casi de inmediato se hizo presente el sonido de la ducha funcionando, así que decidió levantarse de la cama y arreglarla para luego retirarse a su propia habitación, pero no sin antes dejar una nota al ojiverde, y así se fue de la habitación, acompañado de la duda respecto a qué se refería Harry con lo último que le dijo.

Cuando Harry salió del baño con una toalla cubriendo de su cintura para abajo, un pequeño papel en la cama, que ahora estaba perfectamente arreglada, llamó su atención, y sin dudarlo lo tomó entre sus manos y leyó lo que estaba escrito en aquel papel.

“Me fuí a mi habitación para darme una ducha, y para dejar que hablaras cómodamente con Evan.

Siempre me encantó tu creatividad para hacer entender algo, pero nunca logró comprender tus acertijos, no sé a qué te refieres con lo del gato, pero si es malo, entonces espero no serlo.