Capítulo 20.

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Harry dormía profundamente, era como su forma de escapar de los problemas, para algunas personas podría sonar extraño, pero cuando el rizado dormía se sumergía al grandioso mundo que sus sueños creaban cada día, afortunadamente, la mayoría eran buenos y disfrutaba poder desconectarse de la realidad por un rato, para así poder permitirle a su cuerpo y mente descansar plenamente sin nada que los hostigue.

Desgraciadamente, su siesta fue interrumpida por el sonido de la puerta siendo tocada, intentó hacer caso omiso, pero al parecer la persona del otro lado de la puerta no tenía intención de parar. Así que con somnolencia e inconformidad se levantó de la cama débilmente y abrió finalmente la puerta.

–¿Louis? ¿Qué haces aquí? –Harry sentía sus ojos hinchados acompañados de un molesto ardor, ambas anomalías las justificó con las lágrimas abundantes que hace un rato salían sin parar de sus orbes.

Incluso en ese estado, Harry apreció la figura de Louis, que usaba un traje negro bastante elegante, sin dejar de lado su característico semblante serio e intimidante, que tanto le encantaba a Harry. Se veía tan atractivo que el rizado tuvo que moderarse para no lanzarse a él y besarlo fervientemente.

–Harry, vine por ti para ir a cenar –Louis no podía creer que el ojiverde lo hubiera olvidado, incluso cuando en la mañana hablaron sobre eso, pero ese pensamiento quedó de lado al darse cuenta de la condición en que sus bellos ojos verdes estaban–. ¿Puedo entrar?

–Claro –Harry se apartó para permitirle el paso a Louis y lo siguió a la cama, dónde se sentaron en silencio.

–¿Qué pasó? –Preguntó Louis, sin poder retener la intensa curiosidad que se colaba en su mente.

–Te haré un resumen –Harry rió sin ánimos, cómo si estuviera haciéndolo para reservar las lágrimas que estaban próximas a salir–. Fui a hablar con Evan, para terminar con él y terminé enterándome de que me engaño con Noah y Mía, desde hace meses.

Harry de verdad estaba dolido con todos los acontecimientos previos, a pesar de que se intentaba mostrar fuerte en presencia de Evan, en el interior le afectaba pensar en qué realmente nunca lo quiso y todo lo que decía y hacía era falso.

Una vez Mario Benedetti dijo: “Tengo la teoría de que cuando uno llora, nunca llora por lo que lloro, sino por todas las cosas por las que no lloró en su debido momento”.

Y es que Harry se sentía justamente así. Cuando Evan tenía esas acciones y actitudes agresivas contra él, el rizado de alguna manera se resistía y se oponía a llorar por ello. Tal vez lo que más le dolía de lo que pasó con Evan era que tuvo que aguantar sus abusos principalmente verbales, y aún así tuvo el descaro de engañarlo con Noah.

Louis no dudó ni un segundo y acogió a Harry en sus brazos, apretándolo con cariño, y transmitiendo todo su apoyo en aquella acción.

–Soy un estúpido, ¿Cómo no me dí cuenta? –Nuevamente las lágrimas se hicieron presentes junto a ese dolor en el pecho que sentía cuando recordaba lo de Evan.

–No eres estúpido, aquí el único que tiene permiso para tratarse mal es Evan, porque el imbécil no supo valorarte y no se ha dado cuenta del tesoro que tuvo a su lado –Louis acunó el rostro de Harry en sus manos, otorgándole amorosas caricias en las mejillas–. No mereces sufrir por un idiota que ni siquiera sabe lo que quiere, mereces mucho más que eso, tarde o temprano Evan se dará cuenta de eso, y cuando lo haga, se arrepentirá de dejar ir lo más real e increíble que ha tenido en toda su miserable vida.

Las lágrimas que brotaban de sus ojos se habían detenido como por arte de magia, y ahora sus verdes ojos observaban con fascinación a Louis, dándose cuenta de que lo que decía era cierto, Evan no lo merecía, porque Harry le dió lo mejor que pudo brindarle y aún así, Evan decidió dejarlo ir.

Always You | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora