Voy a morir aquí y no quedará nadie para ayudarla. Nadie que recuerde siquiera a Marya Hendriks.
Jooheon quería ser valiente, pero tenía frío y estaba magullado, y peor todavía: se encontraba rodeado de las personas más valientes que había conocido y todos parecían bastante consternados.
Habían avanzado con lentitud por los canales, deteniéndose bajo los puentes y las sombras para esperar mientras los escuadrones de botas de la stadwatch retumbaban sobre sus cabezas o a los lados de las vías acuáticas. Habían desplegado todas sus fuerzas, y sus botes navegaban con lentitud y unos relucientes faroles en las proas. Algo había cambiado en el corto tiempo desde el enfrentamiento en Goedmedbridge. La ciudad había cobrado vida, y estaba furiosa.
—Los Grisha... —había comenzado Hoseok.
Pero Changkyun lo había atajado con rapidez.
—O están a salvo en la embajada, o no podemos ayudarlos. Que se ocupen de sí mismos. Nos vamos bajo tierra.
Y entonces Jooheon supo lo grave que era la situación, porque Hoseok no había discutido. Tan solo se había puesto la cabeza sobre las manos y se había quedado en silencio.
—Estarán bien —dijo Kihyun, rodeándole los hombros con un brazo—. Hyungwon estará bien.
Pero sus movimientos eran dudosos, y Jooheon podía ver sangre en su ropa.
Tras eso, nadie dijo una palabra. Changkyun y Rotty remaban solo de forma esporádica, conduciéndolos hacia los canales más silenciosos y estrechos, dejándose flotar en silencio siempre que era posible, hasta que doblaron una curva cerca de la Schoonstraat y Changkyun dijo:
—Para.
Él y Rotty se detuvieron en el lateral del canal, detrás del abultado barco de un vendedor. Fuera lo que fuera lo que vendiera la tienda flotante, sus puestos estaban bien cerrados para proteger la mercancía. Delante, podían ver a la stadwatch moviéndose en manada sobre un puente, y dos de sus barcos oscurecían el pasaje debajo.
—Están bloqueando el camino —señaló Changkyun.
Dejaron el barco allí y continuaron a pie.
Jooheon sabía que se dirigían hacia otro refugio, pero el mismo Changkyun lo había dicho: No estamos a salvo en ningún sitio. ¿Dónde podrían esconderse? Pekka Rollins estaba trabajando con su padre. Entre ambos, les debía de pertenecer la mitad de la ciudad. Capturarían a Jooheon. Y después, ¿qué? Nadie creería que era el hijo de Minho Choi. Puede que fuera despreciado por su padre, pero tenía derechos que ningún criminal shu podía esperar. ¿Acabaría en la Puerta del Infierno? ¿Encontraría su padre la forma de que lo ejecutaran?
Según se alejaban del distrito de fabricación y del Barril, las patrullas se reducían, y Jooheon se dio cuenta de que la stadwatch debía de estar concentrando sus esfuerzos en las partes menos respetables de la ciudad. Aun así, avanzaron de forma errática, pasando por callejones que el muchacho no sabía que existían y entrando en ocasiones por los escaparates vacíos o los pisos inferiores de los apartamentos deshabitados para poder salir por la calle de atrás. Era como si Changkyun tuviera un mapa secreto de Ketterdam que mostrara los espacios olvidados de la ciudad.
¿Los estaría esperando Minhyuk cuando llegaran por fin al lugar donde iban? ¿O estaría tirado, herido y sangrando en el suelo de la tumba, sin nadie que acudiera en su ayuda? Jooheon se negaba a creerlo. Cuanto peores fueran las opciones, mejor era Minhyuk en una batalla.
Lo recordó suplicándole a su padre. Sé que te he decepcionado. Tan solo dame una oportunidad más. ¿Cuántas veces le había dicho Jooheon casi las mismas palabras a su padre, esperando todas ellas que le hiciera caso? Minhyuk tenía que sobrevivir. Todos tenían que hacerlo.
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REINO DE LADRONES - MONSTA X
RandomEn Ketterdam, la ciudad de los mercaderes y los ladrones, hay una guerra abierta. Múltiples bandos están luchando con todo lo que tienen para lograr el control absoluto de la jurda parem y con ella, el de un imparable poder Grisha. Mientras tanto, C...