Capitulo 2

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William

- ¡Quítame las menos de encima, joder!

- ¡El príncipe llegara en cualquier momento y espera verte lista! - Oí la voz enojada de Judit desde fuera del cuarto.

Me tome dos minutos para tomar una buena bocanada de aire y armar mi cuerpo de paciencia, pues estaba seguro de que durante el transcurso de la noche necesitare mucho de ello, paciencia y autocontrol.

Eric llego a mi lado en el momento justo, consigo llevaba su habitual uniforme de la fuerza real junto a su espada envainada en el cinturón.

-El informe está listo señor, ordene que lo dejaran en su oficina.

Asentí satisfecho irguiéndome en mi lugar, preparándome para ingresar en el cuarto de mi invitada.

- ¿Algo a destacar? - Pregunte, pero antes de que Eric pudiera responder, un grito proveniente del cuarto resonó a nuestras espaldas.

- ¡Y una mierda con el! - La voz afónica de la plebeya retumbo en mis oídos.

Mi amigo me dedico una pequeña risa divertida antes de continuar.

-Sera mejor que usted mismo lo lea mi señor. - Comento con un pequeño atice de picardía escondido en sus palabras.

¡Excelente! Hasta mi propio guarda espaldas se mofaba de mí y las estupideces de mi padre. Aquella chica iba a volverme loco.

- ¿Su nombre?

-Eleonor Gonete. - Asentí. Sonaba aceptable, más de lo que me esperaba.

-Bien. - Di por concluida nuestra conversación acomodándome el traje. - Entremos.

Eric adopto su postura como guardia real y tomo el pomo de la gran puerta abriéndola por mí; y en cuestión de segundos los gritos de la habitación explotaron en nuestras narices, el lugar era un desastre. Ambas mujeres estaban tan concentradas en su profunda discusión que apenas notaron nuestra presencia.

- ¡Que te den!

Está bien, fue suficiente. Mi paciencia fue aún más acotada de lo que esperaba.

Aquello era un desastre, esa plebeya lo que menos estaba era en las condiciones en que ordene encontrarla. Hice a un lado el cuerpo de mi amigo y terminé de adentrarme en el cuarto, para cerra la puerta de un golpe seco captando de forma inmediata la atención de ambas mujeres.

- ¡Es suficiente, ese vocabulario es inaceptable! - Hable por primera vez. El ambiente quedo en un perfecto silencio, lo único que se lograba escuchar era mi pesada y furiosa respiración. Ambas quedaron perplejas en sus lugares al verme. - Judit, creo haber sido especifico con mi pedido.

La mujer de apenas unos cuarenta años se irguió en su lugar haciendo una reverencia antes de asentir avergonzada. Trago grueso antes de hablar.

-Su majestad la muchacha está loca, parece salida de la mismísima selva. Apenas si me ha dejado acercarme, se niega a entrar en razón.

Eleonor abrió su boca indignada ante las palabras de Judit, dispuesta a seguir soltándole una sarta de insultos. Pero alce la mano al instante haciéndola callar, parecido sorprendida y algo asustada al instante, pero luego recupero su compostura defensiva.

-Cállate. - Recorrí el cuarto en dos largas zancadas y enseguida estuve a escasos centímetros de su delgado cuerpo.

Tome su brazo izquierdo haciéndola moverse de su lugar con brusquedad, arrastrándola levemente hasta dejarla sentada en la silla que se encontraba a sus espaldas.

La elegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora