Capitulo 16

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Eleonor

Dos semanas después…

Seco el frío sudor que resbala por mi frente, continuando con mi tarea. Mis manos amasan con fuerza la mezcla entre mis dedos, sintiendo el tortuoso calor de los hornos a mi alrededor.

Ya habían pasado dos semanas desde nuestra noche de bodas, mi luna de miel había transcurrido del todo lenta. William seguía enojado conmigo, por lo que ahora mismo estaba sufriendo uno de sus severos castigos. Servirle como su esposa y ama de llaves.

Llevaba horas dentro de la cocina preparando los platillos que había solicitado para hoy. Aunque una gran ventaja de esto era que ya no me sentía como un inútil trofeo y contaba con mayor movilidad dentro del palacio, ya que todos aquí dentro tenían terminantemente prohibido ayudarme con mis “obligaciones”.

Tomó una botella de agua para agregarle a la mezcla cuando un fuerte ruido resuena en la cocina, haciéndome sobresaltar y dejar caer el recipiente de vidrio, que inevitablemente cae al suelo haciéndose añicos.

-Yo y mi suerte.- Me quejo ya agotada de limpiar.

Me acuclillo en el piso juntando los trozos de vidrio procurando ser lo más cuidadosa posible. Aquello era un auténtico desastre de vidrio y agua, que me llevaría un buen rato.

-Parece que la suerte no está de tu lado hoy, plebeya.-Una fuerte y varonil voz resuena a mis espaldas, haciéndome asustar.

Doy un respingo en mi lugar intentando incorporarme lo más rápido posible, resbalando torpemente con el agua bajo mis pies. Caigo de nalgas al piso empapando mi vestido e incrustando varios cristales en una de mis palmas.

<<<Jodida mierda, eso si que dolía<<<

Aguanto la respiración unos segundos intentando contener las lágrimas a punto de ser derramadas, ignorando por completo la presencia del hombre a mis espaldas. Era más fuerte que esto, no dejaría que me viera en este estado.

Sus brazos se escurren bajo mis hombros levantándome del suelo de un solo tirón, cargandome entre sus brazos como si fuese una insignificante pluma. Me deposita junto a la bacha, dejándome sentada sobre el mármol.

-La comida no está lista aún.- Suelto cruzándome de brazos.

El solo asiente sin darle mucha importancia,mientras rebusca entre los cajones bajo la mesada. Parece encontrarlo porque abre el grifo a mi lado lavando sus manos, para después desplegar un set de botiquín.

Extiende su palma pidiendo ver mi mano lastimada, se la extiendo con cautela observando cómo comienza a analizar la herida. Deja caer algunas gotas de alcohol que hacen escocer mi piel y procede a quitar los vidrios incrustados.

-Listo.

Asiento inspeccionado mi palma desinfectada y cubierta en un perfecto vendaje. Dispuesta a seguir con mi trabajo intento bajar de la bacha, pero su cuerpo me lo impide.

Lo observó confundida, viendo como niega con la cabeza acomodándose entre mis rodillas.

-¿Que se dice?- Inquiere divertido encarnando una ceja.

Me cruzo de brazos dedicándole mi mejor cara molesta.

-No tengo tiempo para tus estupideces William.- Especto haciendo el amague de escapar.

Sus manos me toman por la cintura devolviéndome a mi lugar, inclinando su cuerpo hacia delante. Acomodándose a pocos centímetros de mi rostro, con su mejor cara de patan.

-¿Acaso estás tan ocupada que no tienes tiempo para tu rey, plebeya?

-No me llames así.- Rebato al instante sintiendo mi sangre harder.

La elegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora