Capitulo 19

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Eleonor

-¡Dámelo!

-¡Es mio!

-¡Claro que no!

-¡Claro que sí!

-¡Suéltalo tú!

Aprieto mis dientes conteniendo las ganas de explotar, aquellas niñas eran del todo insoportables. Eran dos clones exactamente iguales, que se vestían iguales, y amaban pelear entre ellos. Ahora comprendía la urgencia de Magali por escapar de sus hijas.

Habíamos llegado al jardín trasero hace apenas diez minutos y ambos mounstruitos no habían dejado de chillar ni por un segundo. Apenas llevaba unas horas cuidando de ellas y ya sentía que enloquecería.

Realmente espero que el engendro que está creciendo en mi vientre no sea como ellas.

-¿Qué sucede aquí?- La voz de William me saca de mis pensamientos, deteniendo la interminable discusión de sus hermanas.

<<<Gracias al cielo<<<

-¡Jackelin tomó mi collar favorito!

-¡No es cierto, Ameli lo tomó de mis cosas!- Se defiende la que supongo que es Jackelin.

No lo sé bien, son malditamente iguales. Tenían hasta el mismo corte de cabello.

-¿Eso es verdad, Eleonor?

Alzó la mirada sorprendida, desde que nos sentamos en la mesa deje de interesarme por lo que pasaba a mi alrededor.

-No tengo idea.- Respondo sin mayor interés.

El bufa por lo bajo, regañando a ambas niñas que enseguida buscan algo mejor que hacer. Se levantan de la mesa, perdiéndose por el extenso jardín. El té vuelve a ser servido para ambos, junto a algunos aperitivos.

Todo se veía delicioso, sin embargo no me encontraba con el mejor de los ánimos. Desde ayer en la tarde que se sentía fatigada.

-¿Qué sucede?- Pregunta acercando su silla un poco más.

Mi esposo no era para nada un ingenuo, sabía que algo me pasaba. Aunque ni yo misma sabía la respuesta, sobre lo que me sucedía exactamente.

-Nada.- Me acomodo en mi lugar.- ¿Que haces aqui, crei que tenias toda la tarde ocupada?

-Pospuse los compromisos.- Responde llevándose una taza de té a los labios.

-¿Por qué?- Pregunto extrañada.

No era común en William suspender sus quehaceres, mucho menos tomarse la tarde para tomar el té con su esposa. Al parecer no era la única que estaba actuando extraño aquí.

-Necesito que seas mas atenta con las niñas.- Cambia de tema.- No puedes dejar que peleen e ignorarlas, simplemente.

Me regaña, aunque era una lástima que no me importara en lo más mínimo. No eran mis hijas, por lo tanto no es mi responsabilidad evitar que, básicamente, se maten.

-Apenas diferencio cual es cual.- Me defiendo.-¿ Realmente crees que podré detener sus caprichos?

Frunce el ceño, disgustado por mi falta de interés.

-Mi madre te encargo su cuidado.- Rebate y yo abro la boca con indignación.

¿Cómo se atreve?

-Disculpame, pero tu madre no hizo tal cosa.- Gruñó elevando mi tono de voz, ya molesta.- Y en todo caso son tus Hermanas.- hago énfasis en la última palabra, presionando mi dedo índice sobre su pecho de manera acusatoria.- No mías.

La elegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora