Meses Después...
Eleonor
-Joder...- Me froto el vientra abueltado, respirando profundo.
-Ya pasar cariño, es normal.
Intenta consolarme mi amiga desde su lugar, mientras el pequeño Thomas reposa tranquilo entre sus brazos.
-De solo pensar que un bebe como ese saldrá de mi me pone de los nervios.- Suspiro limpiando algunas gotas de sudor que escurren por mi frente.
-Luego verás que todo valdrá la pena.- Erin sonríe embobada acariciando la delicada cabecita de su hijo.
Ruedo los ojos con pesadez. Realmente había extrañado a mi amiga durante todos estos meses, pero esta no era la Erin que recordaba, pues a pesar de estar embarazada las charlas de bebés no eran mis favoritas.
Mientras menos pensara en la criatura, que crece cada dia mas, dentro de mi, mejor.
-¿Ya has decorado su cuarto?- Pregunta del todo interesada, incorporándose con el niño en brazos.
Me encojo de hombros, apenas pudiendo acomodarme sobre mi asiento.
-No, en realidad. Supongo que el primer tiempo dormirá conmigo.
La puerta a mis espaldas se abre y no necesito voltear para saber qué se trata de Erick. El guardaespaldas de William se encarga de llevar y traer a mi amiga para que yo no empiece a caminar por las paredes, si seguía sin tener contacto con la sociedad enloquecería.
Supongo que las tres horas diarias que me permitían verla habían concluido. Erick se acerca rápidamente a su esposa, plantando un casto besos sobre sus labios antes de tomar al bebe entre sus brazos.
Se veían realmente felices, ambos habían logrado crear una hermosa familia. Una lastima que fuese lo más alejado a mi situación.
Erin se despide de mí y rápidamente sale de la habitación dejándome completamente sola. El silencio se apodera de la habitación y la soledad vuelve a abordarme.
Ya bastante irritada por las molestas hormonas, me quito los tacones que lo único que hacen es ahorcar mis tobillos y me decido a buscar algo que hacer.
Me incorporo de la mecedora en la que me encuentro, con bastante dificultad y con los pies descalzos salgo al corredor. Todo es tan aburrido y solitario como siempre, así que la mejor idea que se me ocurre es ir por algún bocadillo.
Paso junto a mis aposentos y algo en la habitación de al lado llama mi atención. La puerta se encontraba entre abierta, jamás había entrado allí siempre se encontraba con seguro.Empujo la puerta lentamente llevándome una gran sorpresa con lo que encuentro dentro. El lugar está decorado en distintos colores cremas, con varios osos de peluche y unos cuantos juguetes; pero lo que más sorprende es la persona que se encuentra de espaldas a mí.
La mujer castaña, con el cabello trenzado que le llega hasta la cintura, voltea en mi dirección con una sonrisa ladina.
-¿Qué haces aquí?- Le especto desconfiada.
Nada bueno sucedía cuando ella estaba cerca, creí haber sido clara con William al decir que no la quería aquí.
-Buenos días a ti también, Eleonor.- Responde con ironía, tomando uno de los juguetes de la cuna a su lado.- Parece que ahora que eres la reina has olvidado tus modales.
-No te quiero aqui, Janet.- Le recuerdo evitando sus palabras cargadas de envidia.
Deja el juguete en su lugar, dando dos pasos en mi dirección. Retrocedo apenas unos centímetros, aproximandome a la puerta, me encuentro demasiado inflada como para defenderme de cualquiera de sus ocurrencias.
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La elegida
Romansa¿Que pasaria si todo aquello en lo creias creer ternima siendo nada mas ni nada menos que una farsa?¿Si toda tu vida se te fuese arrebatada por una sola persona? ¿Que pasaria si por defender a tu pueblo y seres queridos terminaras siendo raptada? Qu...