—¿Tu que haces aquí?
—Yo lo llame. —contesto Alana en su lugar montándose al lujoso coche del pelo blanco—
—Ve sola, no pienso ir a casa.
—Nadie te ha preguntado si quieres o si irás Conrad, tu y yo iremos a casa te guste o no. —recalco de manera posesiva mirándome indiferente, con cierto odio pero negué otra vez.—
—he dicho que no iré.
—y yo he dicho que irás, Conrad.
Mis piernas se arrastraron con velocidad dentro del edificio, intentando con suma urgencia huir de aquellos imbéciles. Llegue a las escaleras con Alana a la siga, sabía que la bola de nieve con patas disfrutaba de todo esto pero no quería volver, no quería ser parte de esa empresa, no quería seguir viviendo en esa mansión, yo solo quería la llamada que confirmaba el siguiente show con gran premio para salir de casa por mi cuenta.
—¡Conrad, detente!
Mis pies no paraban, pero si bajaron el ritmo a medida que pensaba en el "que va a pasar" cuando llegue a su puerta, Bleu me entregara, Azora probablemente estaría de su lado.
Mierda..
Corrí por uno de los pasillos del edificio sin estar al tanto de que piso era, solo corriendo intentando buscar otra salida, una como las escaleras de emergencia que trepaban el edificio.
—Conrad Miller, si no vienes en este edificio hablaré sobre tu relación con Azora. —esgrimio Alana jodidamente irritada y cansada por la cantidad de escalones.—
—¿relación? —reí— no creo que se enfaden por una simple amistad.
—¿y crees que no se qué son más que una simple amistad?.
¿Que?...
Vamos a casa Conrad, tu y yo hablaremos ahí. —hablo con claridad bajando las escaleras y yo suspiré enredando mi mano por mis rizos desesperado, suplicando que no me traicionará otra vez.—
—Donde estaban. —demandó mi padre con su aura molesta en cuanto pusimos un pie dentro de su casa—
—Nos divertimos con Marck. —Lany se interpuso y este asintió—
—Están castigados. —demandó la señora Miller y negué con rabia, sumamente exasperado subiendo a mi habitación, intentando evitar tener que verles la cara más tiempo.—
—Bien. No quiero a nadie cerca hasta que mi castigo acabe. —demandé y mi madre llevo su mano a su pecho ofendida—
—¡Conrad, ven aquí ahora mismo!. —demandó y maldeci por lo bajo manteniendo un educado semblante.—
—Dígame. —respondí manteniendo la cabeza en alto, los ojos directo en los suyos como siempre tan diferentes a los míos, acercándose a mi—
—¿Que rayos te sucede? —inquirió molesta— desde cuando te comportas tan grosero.
—Perdóneme, no tengo ánimos de estar aquí ahora mismo. —sin más subí a mi habitación y me deje caer en la cama molesto, mirando el techo con melancolía, con un nudo en el pecho que amenazaba con consumirme.—
—Hola señorito Conrad ¿como esta el día de hoy? —preguntó Mary con dulzura acercándose a mi, juntándonos en un abrazo—
—La extrañe —sonreí y ella conmigo— ¿podría traerme el desayuno a la habitación? Por favor.. —pregunté y asintió sin problema. Su tez era pálida, su cabello y ojos eran igual de oscuros que la madera del ébano—
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Metanoia. (Completa)
عاطفية"A nada te acostumbres para que nada te haga falta" ese es el lema de Azora Holmelund, cuya visión del romance carece de interés por todo lo que ha sucedido a lo largo de su vida. Conrad Miller, un hombre dulce, cálido y amable llegará a poner en du...