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Había pasado un año y medio desde que ambas habían llegado a Monterrey al igual que la llegada la nueva casa, dónde parecía que Samantha solamente se volvía cada vez más loca. Alexia estaba últimamente muy insoportable, no quería a nadie y no quería estar con nadie, solamente estaba molesta por casi todo a su alrededor, desde que había cumplido seis años se encontraba así.

—¡Alexia!— Samantha se encontraba frustrada mientras tomaba levemente su frente—. ¡Alexia, ven!

Después de unos minutos la pelinegra llegó con algo en su mano que rápidamente oculto.

—¿Por qué le hiciste eso a Chipo?— Preguntó con seriedad mientras señalaba al cachorro a su costado, el cual se encontraba pintado totalmente de color rosado—. ¡Alexia!

—No fui yo.

Samantha suspiró con frustración mientras contaba algún número en específico para calmarse, no entendía como se había hecho tan traviesa en tan poco tiempo, pero lograba deducirlo en una teoría, lo que la hizo molestarse.

—¿Para qué lo querías?, ¿para tratarlo así? Eso no se hace.

Alexia no respondió aquello para quedarse viendo a un punto fijo sin una expresión, quería irse de ese lugar en ese instante.

—¿No vas a responder? Entonces lo voy a regalar— Alexia negó con rapidez—. ¿Entonces por qué lo tratas así? No debes ser así, no sé cuántas veces te lo he dicho ya Alexia...

Félix apareció por la entrada del jardín a la sala de estar, donde observó la escena sin entender lo que sucedía hasta que observó al cachorro.

—¿Y esto?

—Esto, es también tu culpa— Una Samantha bastante molesta le respondió.

—¿Mi culpa?— Se enderezó de inmediato sin entender.

—¡Todo le aplaudes!— Respondió de la misma manera—. ¡Ya no sé qué hacer con ustedes dos! ¡No quiero saber nada ahorita!, me iré a acostar— Dijo sin más antes de dejarlos en la sala.

Félix se acercó al cachorro para observarlo sin entender aún lo que había pasado, para después observar a su hija, la cual solamente se encogió de hombros.

—Vamos a bañarlo— Alexia negó para después mostrar una leve mueca—. No te estoy preguntando, vamos.

Su semblante cambió repentinamente, Félix jamás le hablaba con seriedad, lo podía entender de su mamá pero él nunca lo hacía, lo cuál la alarmó. Se levantó rápido del sillón para asentir y tomar al cachorro con delicadeza. Ambos se dirigieron al baño, donde prepararon la pequeña tina y colocar al pequeño en ella con cuidado. Alexia se sentó en la orilla de la misma para ayudar, así mismo comenzaron a bañarlo.

En un momento el pequeño cachorro quiso salir corriendo de la tina, lo cual fue en vano y terminó salpicando todo a su alrededor, aquello ocasionó risas en ambos y la leve alegría que iba por momentos en la niña volvían. Ahora sentía culpa por haberlo hecho y negárselo a su mamá, pero imaginaba que si entraba a la habitación de sus papás sería un desastre.

Imagino en llevarle a Chipo recién bañado como manera de disculparse, entonces su mente por secarlo con rapidez fue tomar algo la secadora de cabello que se encontraba en una de las puertas del baño. Miró a su alrededor y ninguno de los enchufes quedaba a su disposición, quería hacerlo por ella misma sin pedir ayuda alguna, por lo que salió rápidamente a la sala donde sabía que había uno a su altura. Sin embargo, habían estado teniendo algunos problemas con la electricidad por algunas modificaciones en la casa, lo cuál los hacía mantener algunas cosas conectadas... cosas que no se podían desenchufar.

Deja Vu  ⸻  ❝Riverducción❞  #RMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora