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—Cerraremos el resto de la semana Yoongi. —la voz del señor Kim se escuchó en el altavoz el miércoles.

—¿Qué?

—No te preocupes, recibirás tu pago normal. Es un asunto familiar. Preséntate el lunes por favor. —me pidió.

—Uh...claro. Si.

El señor Kim colgó después de escucharme.

Me senté en mi cama. Mire extrañado mi mi teléfono.

¿Qué había pasado?

Si era un asunto familiar, claramente su hijo estaba involucrado. Si Seokjin estaba involucrado significaba que tal vez, yo tuviera los días contados.

Me tomé la libertad de entrar en pánico. Había cometido un gran error al querer entrar en la bodega. Que Seokjin me descubriera no había sido más que mala suerte. Seguramente se lo había contado a su padre y por supuesto que había exagerado la historia.

Fueron días de terrible tortura mental.

Porque cuando me presenté el lunes todo parecía normal. Había llegado temprano. Incluso más que el propio señor Kim. Para cuando el apareció yo llevaba esperando quizás veinte minutos. La sorpresa se le notó por completo.

—Buenos días. —salude intentando parecer tranquilo.

—Buenos días. —respondió a la par que se dirigía a la puerta.

Una vez que abrió me dejó pasar primero.

—Señor Kim...—comencé a decir.

—Puedes encargarte de la bodega hoy. Recibimos algunos pedidos y aún no está acomodado. —me dijo sin interrumpir su rutina.

—Claro...pero, ummm...Seokjin me había dicho...—intenté explicarme.

—Seokjin no vendrá hasta más tarde. Así que por favor. Los libros y los estantes. —prosiguió acomodando el mostrador.

—Por supuesto.

Me tragué mis palabras y me dirigí a la bodega. La puerta seguía cerrada y en mi mente no desaparecía la sensación del pomo negándose a abrir. El seguro puesto. Me detuve a un metro. Como si la sola puerta me dijera que no debía tocarla.

Me armé de valor para dar un último paso y estirar mi mano. Con lentitud comencé a girar el pomo. Esta vez, el sonido de que estaba abierto me alivió de sobremanera. Abrí por completo la puerta.

La vista que me esperaba era algo trágica. Varias cajas. Algunas abiertas otras aún con cinta. Parecía que mi trabajo de acomodo general ya no estaba tan al día. Cinco días y todo mi esfuerzo se había quedado en otra época.

Con un suspiro me resigné.

Así como me había resignado a buscar por la trampilla. Ya sentía demasiado cerca el peligro como para jugar al "todopoderoso". Por lo que parecía me había librado de terminar sin trabajo. Así que me aferraría a esa oportunidad y me alejaría de todo posible problema.

En mi mente incluso hice un plan para no molestar a Seokjin. Aún con la mala relación que claramente existía entre ambos, no estaba en mis esquemas buscarle la tercera pata al gato.

Me tomó un par de horas empezar a ver el orden en la bodega. Ver la mitad del piso por lo menos. Muchas cajas tenían libros para los estantes. Aunque algunas tenían material de stock y solo un par de ellas mantenían libros que se habían encargado para los clientes.

Ya acercándose el medio día me quedaban solo dos cajas que segmentar. Ya abiertas, sabía a lo que me enfrentaba. Libros que irían al segundo piso y libros de la sección favorita de todos, novedades.

La biblioteca del señor Kim Donde viven las historias. Descúbrelo ahora