Si logré terminar la llamada o si mi hermano me entendió más allá de balbuceos no lo supe de inmediato. Ni siquiera en las siguientes horas.
No fue hasta después que desperté en la cama de un hospital.
La máquina que marcaba los latidos de mi corazón hacia demasiado ruido como para seguir ignorándola. Abrir los ojos me costo más trabajo de lo que podía imaginarme. Las luces tenues de las lámparas fue lo primero que pude ver. Era de noche, al parecer había tenido suerte de conseguir la cama cerca de la ventana.Las sábanas que cubrían mi cuerpo no eran suficiente para el frío que tenía, pero no me detuve a pensar mucho en eso, aún con la poca luz que había comencé a buscar por alguna persona. No podía ver el resto de las camas, tampoco escuchaba a nadie. La silla a la do de la cama tampoco estaba ocupada.
No sabía que hora era.
Sentía la garganta seca y el estómago vacío, quizás lo mejor era intentar volver a dormir, me estaba convenciendo de ello cuando mi hermano entro en la habitación. Sus ojos se abrieron con sorpresa y a zancadas llego a mi lado rápidamente.
—Yoongi, estas despierto. —su voz parecía aliviada y podría jurar que se le había cortado como si se hubiera puesto a llorar. —Maldición, creí que...que no llegaría a tiempo. —mi hermano se aferro a mi cuello un poco más y luego me soltó.
Se giro pero aún así pude verlo pasar sus manos por su rostro y lo escuche tomar aire con fuerza.
—¿Qué hora es? —mi voz era un desastre. Como si tuviera arena en la garganta.
—Son casi las cuatro de la mañana, salí un momento al baño. —me explico.
—¿Dormí todo un día?
—Llevas tres días aquí Yoongi, no estaban seguros si despertarías.
—¿Qué paso? Solo recuerdo que te llame. —intente moverme y mi cuerpo entero grito en dolor. Me queje inmediatamente.
—Creo que lo mejor es que lo dejemos para después, tienes heridas bastante graves y perdiste mucha sangre. —tomo asiento a mi lado y me tomo de la mano. —Podemos hablar de lo que quieras por la mañana. Papá y mamá vendrán a la hora de visita temprano, han estado muy preocupados.
Su rostro demacrado me convenció de dejar el tema de momento y cerré los ojos de nuevo. Quedarme dormido nunca me pareció tan difícil como en ese momento, aún con lo pesado que sentía los parpados, las voces dentro de mi cabeza eran más fuertes, imagines de la biblioteca inundaban todo. Los gritos del Señor Kim, mis gritos y Seokjin.
*
*La mañana llego con fuerza, aún con la cortina cubriendo gran parte de la ventana la luz del sol amenazaba con dejarme ciego. Lo primero que vi cuando me adapte a la iluminación, fue a mis padres. Ambos lucían bastante mal, preocupación ocupando su rostro, los ojos de mi madre estaban repletos de lágrimas que dejo escapar cuando me vio despierto.
Mi madre se abalanzo contra mi, entre sus sollozos solo podía distinguir mi nombre y sus agradecimientos de que estuviera vivo. Mi padre no tardo en unirse a ella. Mi hermano por otro lado dejo la habitación para buscar a un enfermero.Las siguientes horas fueron un constante ir y venir de preguntas, estudios y más preguntas. Un par de policías me habían interrogado por una hora, aunque se fueron sin muchas respuestas de utilidad, yo mismo no recordaba mucho de aquella noche, era todo tan borroso.
El orden de los acontecimientos luchaban en mi mente para saber cuál había pasado primero, no podía explicar todo lo que había sucedió en esas horas tan desesperantes. Lo entendían por supuesto, el shock que eso había causado en mi sistema era lo de menos considerando mis heridas.