5. La iniciación (parte dos)

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Capítulo cinco

Julie

Me alejo de Chase patinando y me voy con el resto del equipo dejándolo solo en el banquillo.

Harry se acerca cautelosamente a hablarme. Creo que ha notado que algo no va bien.

— ¿Todo bien? Bah, qué pregunta estúpida puedo ver tu cara de desagrado.

—El idiota de tú amigo —lo señalo— es un idiota.

Él ríe.

—Creo que ya lo dijiste Julie.

Frunzo el ceño.

— ¿Tú no me llamas baby coach?

Chase y Harry eran los únicos que no me llamaban por este apodo.

—Nah —se encoge de hombros—, se lo dejo al equipo. Aunque tengo que admitir que es bastante original.

No puedo evitar quedarme viendo a Harry. La palabra guapo se le queda corta, creo que si no fuera parte del equipo ya habría intentado algo con él. Además que ha sido el más dulce conmigo hasta ahora.

— ¡Baby coach! —escucho que me gritan del otro lado de la pista— Ven a jugar.

Lo miro confundida a John, un chico de primer año, hasta que Alex aparece detrás mío con un stick.

—Prometemos ser gentiles —me afirma el pelirrojo.

Ya no estoy en forma para jugar pero ¿qué más da, verdad? Hace mucho no toco un stick y mucho menos un puck.

Tomo el palo con cautela, no sé si de verdad quiero hacer esto, no quiero humillarme.

A mi costado veo como Chase se levanta con el ceño fruncido.

—Yo también quiero jugar —protesta— ¿Por qué no me llamaron a mí?

—Eh... —tartamudea Alex— No pensamos que querrías jugar con Julie.

Chase me mira fijamente.

—Oh sí, claro que quiero jugar con Julie.

Pero no estoy segura si se refiere al hockey.

Enojada tomo el maldito palo y me posiciono en el medio de la pista.

Armamos equipos de dos y dejamos que el juego comience.

En mi equipo tengo a Sean, Alex, John y Hugh, un chico de último año.

En el otro equipo se encuentran Chase, un chico llamado Keith de segundo año como yo, Justin de primero y Paul de último año.

El juego empieza y tengo que admitir que es bastante más violento de lo que esperaba. No sé por qué pero pensaba que jugarían más tranquilos debido a mi presencia.

Me deslizo por el hielo con rapidez y agilidad, Sean es el que tiene el disco bajo control ahora, yo aprovecho la distracción de Justin y me desmarco para quedar pase libre.

Sean me pasa el disco y sin pensarlo y por memoria muscular le pego al arco defendido por Chase.

Gol.

Esperen, ¿qué?

¡Gol!

— ¡Bien hecho Anderson! —me felicita Hugh.

Yo estoy tan extasiada que no lo puedo creer.

Cuando levanto la mirada mis ojos chocan con los de Jones. Está sonriendo pero no con arrogancia sino genuinamente.

Será hijo de puta...

El muy hijo de puta dejó que le metiera el gol, lo reconozco en su mirada.

Estoy por ir en un arranque de histeria e insultarle de arriba a abajo cuando de repente siento un golpe en mi cadera, caigo al piso y veo todo negro.

Un plan casi perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora