Capítulo ocho
Julie
Las cosas no se calman con rapidez.
En cuanto Chase toca el suelo Harry se abalanza hacía mi ex y le propina un puñetazo digno de una película de acción, vaya que el castaño sabe pegar, no me gustaría ser su enemiga.
Me ha sorprendido bastante porque es el más tranquilo de su grupo de cuatro.Ahora es una pelea entre los chicos de la Universidad de Colorado y nuestra Universidad, hasta veo como algunas chicas recurren a la violencia también.
Yo veo como Chase se levanta del suelo listo para pelear y mis alarmas internas se activan inmediatamente.
Chase no solo es dos veces más grande que Ian sino que también es más inteligente que él y no se queda de brazos cruzados.
Yo me siento como si fuera una espectadora en tercera persona, como si la situación no fue real.
Pero cuando unas gotas de sangre caen en mi mejilla caigo en cuenta que esto es demasiado real, joder, demasiado.
Pego un chillido cuando el líquido rojo, caliente y espeso hace contacto con mi piel.
Chase voltea a verme por el grito que pegué y eso hace que se distraiga que Ian consiga pegarle un puñetazo en la mandíbula.
Ese golpe parece despertar algo en Chase, algo que jamás había visto.
Sus ojos se volvieron oscuros y una sonrisa socarrona apareció en sus labios.
Lo iba a hacer mierda.
Sin saber como reaccionar corrí hacía él y me subí a su espalda.
— ¡No lo hagas Chase!
—Bájate Anderson —que me llame por mi apellido no es buena señal, últimamente nos estábamos llevando solo me llamaba por mi apellido cuando estaba molesto o irritado. Como la persona sensata que soy no le hago caso—. De verdad Anderson, bájate o lo moleré a golpes contigo encima, no me tientes —insiste.
Al ver que no me bajo de su espalda él mantiene su palabra y lo hace.
Lo golpea conmigo encima y por mi respiración agitada y el grito ahogado que pegué se dio cuenta que la cagó.
Como puedo me bajo de su espalda sin caerme y Chase se da la vuelta para poderme mirar. Mientras tanto Ian está tomándose de su labio por el dolor del golpe.
Verme con los ojos cristalizados provoca algo en Chase, lo sé porque puedo notarlo.
Soy una persona que no se lleva bien con la violencia extrema, lo sé, es irónico siendo que me gusta tanto el hockey y es un deporte extremadamente violento. Pero esto es diferente.
Niego con la cabeza para que sepa que no quiero que me mire, me hable o peor de todo, me toque.
Cuando amaga a tomarme de la mano me deshago de su toque como si quemara, como si no hubiese sido que hace menos de unos minutos mi piel quemaba contra la suya por una razón totalmente diferente.
—Julie...
Comienza a hablar pero lo interrumpo.
—No Chase, no hables. Yo- yo- —tartamudeo— yo mejor me voy.
Tomo mi bolso en mi mano y amago a ir hacía la puerta tratando de evitar a todos los hombres peleando.
Un brazo toma el mío y sé instantáneamente que es el de Chase porque, tal como sucedió antes, arde y arde como la mierda.
—Deja que te limpie la mejilla —me dice en un susurro pero suena más como una plegaria.
No tengo ganas de discutir y la verdad es que es bastante persuasivo cuando baja el tono de voz y ésta se vuelve más ronca.
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Un plan casi perfecto
Teen FictionJulie Anderson había desafiado los estereotipos de género su vida entera. Desde pequeña le interesaban los deportes y no las muñecas gracias a su tío que era una estrella del hockey sobre hielo. Ahora estudia periodismo deportivo y gracias a su exce...