18. Un caliente helado

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Capítulo dieciocho

Julie

Los dos nos quedamos tiesos. No sabemos que hacer ni que decir y si fuese por Chase ya nos hubiese descubierto porque él no tiene intenciones de reaccionar.

— ¿Qué pasó Juliette?

Trato de preguntarle lo más calmada pero mi voz sale entrecortada por lo agitada que estoy.

—Es sobre Chase, creo que tú lo conoces mejor que yo.

Puedo notar algo de decepción en su voz pero puede ser que lo este imaginando nada más.

—Vale, dame unos minutos y ya salgo.

Ella tarda un poco en contestar.

—Creo que es mejor que me dejes pasar y lo charlemos aquí, me da un poco de vergüenza hacerlo afuera y que alguien nos pueda escuchar.

Chase sonríe pícaro.

—Dile que no —susurra.

Lo conozco demasiado bien como para saber que le encanta la adrenalina, le excita saber que nos pueden descubrir en cualquier momento, pasó lo mismo en el lago.

Así que él comienza a besar mi cuello, luego mi mandíbula y luego tira del lóbulo de mi oreja con sis dientes.

Intento empujarlo con mis manos para que se aleje pero el se aprieta más contra mí.

No puedo evitar soltar un gemido cuando lo hace, un gemido que no sonó tan bajo como esperaba.

— ¿Todo bien? —Juliette pregunta al escucharme.

—Es que... es que... —intento de pensar una excusa rápida— Me encuentro mal del estómago, creo que es mejor si esperas afuera.

Es la mejor excusa que se me ocurrió.

—Vale, esperaré afuera. Puedes decirle a Chase que también puede salir.

Cuando escuchamos que Juliette se larga Chase comienza a reír.

Yo le doy un golpe en el brazo porque no me parece para nada gracioso.

—Nos descubrieron idiota.

Él me mira enarcando una ceja.

— ¿De verdad piensas que tengo algo con Juliette? Por favor Julie, ella es mi amiga.

Frunzo el ceño confundida.

—Pe- pero entraron juntos de la mano.

No entiendo nada y mi cara lo demuestra.

A él parece hacerle más gracia.

Me da un pequeño beso en la frente y se separa.

—Puede que lo haya hecho a propósito para ponerte celosa...

Vuelvo a golpearlo en el brazo pero esta vez un poco más fuerte y se queja.

—Auch.

—No seas llorón, apenas te pegué.

Él, finalmente, se separa de mi haciendo que extrañe el contacto físico.

Se pone serio de la nada y eso me asusta un poco.

Sin mirarme a los ojos murmura algo que no lo llego a entender.

— ¿Qué? —preguntó confundida.

—NomegustóquehayasvenidoconJosh.

Habla tan rápido que apenas puedo entenderle dos palabras.

Un plan casi perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora