-¿Anya? ¡Anya! ¡Despierta!

-¿Qué...?

-¡Vamos Anya! Estamos esperándote.

-¿Esperándome? -Abri los ojos lentamente, encontrándome con los rizos rubios de mí amigo y luego sus ojos azules.

-Si, Andrew a encontrado un lago cerca de aquí.

-Marc Schelling, dime una cosa -Suspire mientras me incorporaba-. ¿Tú me ves con cara de querer ir a un estúpido lago?

-Pues... ¿No? Pero si lo necesitas, hueles horrible -Dijo haciendo una mueca dramática.

-Cállate y vete de aquí antes de que te quedes calvo.

El chico salió rápidamente de la tienda y yo le seguí después de unos minutos. Afuera de esta no había nadie más aparte de mí amigo, el cual esperaba mí presencia con un par de toallas.

-Pense que el lema de Andrew era que estuviésemos juntos en todo momento.

-Estoy yo, ¿no te soy suficiente? No necesitas más compañía que la mía, preciosa.

Él sonrió engreidamente, yo volteé los ojos.

-Deja de decirme así.

-Lo siento, preciosa.

Lo fulminé con la mirada y comenzamos a partir hacia donde se encontraba el supuesto lago. Mientras avanzábamos hacia allí, sentí el peso de una mirada. Extrañada, volteé hacia esa dirección, pero no vi nada fuera de lo común.

-¿Ann? -La voz de Marc me saco del trance- ¿Estás bien?

-Si... Lo siento.

Seguimos el camino y al llegar al lago, escuchamos las carcajadas de mis amigos.

-¡Bajame ahora mismo, Andrew! -Gritaba Adeline entre risas.

-¡Si no me bajas en este momento, Derek, tendrás grandes problemas!

Las dos chicas se encontraban sobre los brazos de Derek y Andrew, luchando por bajarse de estos.

-Parecen pasárselo a lo grande -Hable embolsando una sonrisa, divertida.

-Oh preciosa, tú no te quedarás atrás -Solto el rubio formando una sonrisa maliciosa sobre sus labios.

Y antes de que pudiese reaccionar, me tomo entre sus brazos y salto al lago llevándome consigo. El agua fría rápidamente llego a cada parte de mí cuerpo, tensándome por completo.

Al salir a la superficie, me encontré con sus rizos empapados y una gran sonrisa por su parte.

-No sabes con quien te has metido, ricitos de oro...

Tomé aire y me sumergí bajo el agua, lo tome de una de sus piernas y lo impulsé hacia abajo. Marc pataleó como un loco debajo del agua. Después de unos segundos, lo solté y él nadó rápidamente hacia la superficie. Yo lo seguí y al salir, solté una gran risotada.

-¡Oye!

Después de eso, nos la pasamos jugando entre todos, divirtiéndonos. Estaba segura que nuestras carcajadas se escuchaban a lo lejos.

Derek y yo nos encontrábamos sentados en la orilla del lago viendo cómo los demás jugaban entre si.

-¿Ann? -La voz de él me hizo despegar la vista de mis amigos, sin darme cuenta me había quedado viéndolos con una gran sonrisa.

-¿Si?

Derek, por su parte, se encontraba con un cigarrillo entre sus dedos.

-¿Puedo confesarte algo? -Sus ojos negros estaban pegados a la serenidad del lago.

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