Habían pasado unos minutos desde que decidimos tomar el camino hacia el campamento. Los cuatro caminábamos con el peso del miedo en nuestros corazones. Nos manteníamos en completo silencio, escuchando los sonidos de las hojas sobre los árboles moverse al compás del viento, los pájaros cantar y el sonido de las ramas crujientes bajo nuestros pies.

Nos encontrábamos sumergidos en nuestros propios pensamientos, ninguno podía asimilar lo que acababa de suceder. La imagen de aquel hombre cazándonos uno a uno se negaba a desaparecer de nuestras mentes. Presentíamos que no pararía hasta acabar con la vida de todos nosotros.

En mi mente revivía los recuerdos de cuando habíamos llegado al bosque, cómo disfrutamos armando el campamento y disfrutamos todo el camino entre risas y cantos.

Nos sentíamos observados, asustados y confundidos. No entendíamos por qué estábamos en esta situación. ¿Cuál era su motivación para perseguirnos hasta acabar con cada uno de nosotros? El aire entre nosotros se sentía tenso y transmitía la angustia que estábamos experimentando.

-Anya, ¿cómo te encuentras? -Hablo Derek mientras se acercaba a mí.

-Estoy agotada y me duelen los pies -Respondí en un suspiro-. Pero nada es peor que la culpa que siento por haber abandonado a Andrew y a Megan.

-No fue tu culpa, ni la de ninguno de nosotros. No podíamos hacer nada por Megan, y Andrew nos pidió que huyeramos.

-¿Tu te marcharias si te pidiera que huyeras?

El pelinegro me miró de reojo y negó con la cabeza lentamente.

-No.

-¿Entonces por qué abandonamos a Andrew?

-Escucha Anya, no podiamos hacer nada por ellos. No podemos dejar que su muerte sea en vano.

Lo pensé por un momento, a pesar de que me culpara por lo sucedido no había vuelta atrás. Ya no podíamos salvarlos, no podía quedarme estancada y dejar que sus muertes no valieran de nada.

-Tienes razón. -Asenti, abrace su brazo y apoye mí cabeza en este-. Tenemos que seguir adelante y hacer justicia por sus muertes. Debemos sobrevivir.

Después de haber caminado por mucho tiempo llegamos al campamento, nuestras pertenencias seguían igual de intactas que la última vez que habíamos pisado el lugar. Las tiendas aún estaban armadas, la marca de la fogata aún seguía ahí como un recuerdo viviente.

-Al parecer lloverá -Musito Adeline con agotamiento.

Aparentemente así parecía ser, el cielo estaba completamente nublado.

-Podría decir que esto no parara hasta dentro de unos días.

Los dos chicos asintieron estando de acuerdo con Adeline.

-Deberíamos comer y descansar.

-Es verdad, debemos recargar energías.

Marc se acercó a la despensa improvisada que habíamos hecho días antes. Coloco todos los alimentos sobre una mesa y tomo un lápiz y un cuaderno.

-Nuestro objetivo es llegar hasta la Jeep, ¿verdad? -Todos asentimos con la cabeza, extrañados-. La Jeep se encuentra lo suficientemente lejos de nosotros para que en este momento no sea una opción viable, el camino hacia ella es muy riesgosa...

-¿Tienes algo en mente? -Preguntó el pelinegro.

El chico dudo un poco antes de asentir.

-Algo así, pero necesito que me ayuden a completar el plan.

-Pues adelanté -Le animé-. Te escuchamos.

-Bien... dado que nos encontramos muy lejos de la Jeep y el camino hacia ella es muy riesgoso, un plan para llegar podría implicar trazar una ruta alternativa que minimice el riesgo de ser descubiertos por el asesino.

The Forest Donde viven las historias. Descúbrelo ahora