💮»𝟰𝟭«

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POV Narradora

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POV Narradora.

Los meses fueron pasando y el vientre de Bulma se ponía más grande y claramente tenía otras partes de su cuerpo más voluptuosas, lo que comenzó a crearle cierta inseguridad cada vez que ella se miraba al espejo cuando terminaba de ducharse, lo que provocaba que estuviera en abstinencia con Vegeta, ya que en cada momento que el quería tener intimidad le ponía cualquier excusa.

-Luzco como una vaca, cuando estuve embarazada de Trunks no engorde tanto, además aún era algo jóven y cuando nació pude bajar esos kilitos de más en un abrir y cerrar de ojos, pero ahora que tengo más de 40 años mi metabolismo no es el mismo, que tal si Vegeta ya no me ama y me deja—su llanto se hizo presente y cubrió su rostro con sus manos.

El recién mencionado no hace mucho había entrado a la habitación de su esposa, ya que el doctor les dijo que este embarazo podría ser un poco peligroso por la edad de Bulma, así que el príncipe todo paranoico se desvivía por atenderla, tanto que ya no entrenaba como maniático y eso aunque le sorprendía no le molestaba en lo absoluto, pero ahora que escucho esos comentarios autodestructivos por parte de su compañero, lo hizo desesperarse un poco, se tomó el puente de la nariz con sus dedos y soltó un suspiró.

—Olvidaba lo sensible que se ponía en este estado—conto hasta diez y entro al baño asustando a Bulma.

Cómo está desnuda toma la primera toalla que encuentra y torpemente cubre su cuerpo. Esto confunde demasiado al príncipe.

—¿Q-qué haces aquí, Vegeta?

—Tomaré un baño, estuve entrenando.

—Oh, entiendo, si quieres puedo salir para que des una ducha, al fin y al cabo yo recién termine—pasó a lado del saiyajin, pero no contaba con que esté la tomará de la cintura y la apegara a su cuerpo, su enorme barriga dejaba una notable distancia entre ellos.

—¿A dónde crees que vas, mujer?—cuando usaba ese tono sensual la excitaba y obviamente las hormonas no la ayudaban mucho, trato de ignorarlo y separarse de él.

—Iré a cambiarme, tal y como te mencioné acabo de ducharme—Vegeta quería quitarle la estorbosa toalla que cubría el cuerpo de diosa de su mujer, pero notaba esa resistencia en Bulma y lo confundía aún más.

—¿Qué demonios te sucede, mujer?

—¿De qué hablas?

—Sabes que odio cuando me respondes con otra pregunta.

—Vegeta.

—¿Si?

—¿Aún soy atractiva para ti?—se esperaba esa pregunta, odiaba que Bulma usará esos comentarios tan carecidos de autoestima en ella.

Se quedó callado unos segundos y eso fue suficiente para que la hermosa peliazul se soltará a llorar nuevamente y comenzará a forcejear con Vegeta para que la soltará.

—Mujer, tranquilízate.

—¡No!—exclamo en medio del llanto—Yo lo sabía, tu no vas a querer a una mujer gorda y fea.

El príncipe tomó a su mujer del rostro y la besó, al principio ella se quería separar, pero bien sabía no se podía resistir a él, ya que lo abrazó por el cuello y le siguió el beso con más pasión y ese era el resultado que el quería obtener, además que en el proceso la toalla que cubría su cuerpo cayó al suelo, Bulma drogada por ese deseo que quemaba cada fibra de su ser, no se dió cuenta, hasta que sintió las manos firmes del saiyajin aferrarse a su cintura, fue cuando rompió ese beso.

Se miraron con tanto deseo contenido, Vegeta tenía las mejillas levemente ruborizadas y Bulma con todo el rostro rojo, sacudió su cabeza y se separó de él e inútilmente cubrió su cuerpo con sus manos temblorosas, bajo la mirada cargada de deseo del príncipe.

—Amm... Yo debo irme—no dió ni un pasó, cuando el entro con ella a la tina, que mientras conversaba con ella la había llenado con agua tibia—Vegeta, ¿Qué haces? Déjame ir—la poca cordura que le quedaba después de darse semejante beso con su esposo, le recordó que era mejor irse y no caer en la tentación.

—No lo haré hasta que me digas porque has estado evitando tener sexo conmigo en estás semanas—sabía el porque, pero necesitaba que su mujer se abriera con el, además no admitiría que la escucho hablar consigo misma, no quería ser cuestionado.

—Estoy embarazada, Vegeta, tengo un enorme vientre que no me deja hacer mucho y... Entre otras cosas.

—¿Qué cosas?

—No tienen importancia, sólo qué...—se queda callada al sentir la tibia boca de su esposo besar y morder su cuello, ella suelta un jadeo—Detente Vegeta, no quiero hacerlo—sus palabras no eran 100% ciertas, las hormonas la hacían sentir más caliente que nunca, pero odiaba sentirse tan insegura y no podía quitarse esa idea de la cabeza porque Vegeta a pesar del tiempo no era tan abierto con ella.

—Tu cuerpo y tus jadeos me dicen otra cosa—sus manos rápidamente se dirigen a los perlados y enormes pechos de Bulma para amasarlos a su antojo—Mierda, tus pechos son más grandes, delicioso.

—N-no no los aprietes tan fuerte, ahhh—sintió como sus pezones eran pellizcados con fuerza y eso la excito aún más.

—Dime, mujer, ¿Por qué me niegas esto? Me deseas cómo yo te deseo a ti, no puedes negarlo.

—Vegeta, yo...

—Dimelo.

—P-porque mi cuerpo ya no es el mismo, ¿Acaso no me has visto?

—Por supuesto y por eso ahora estoy tan duro— la tomó de la cintura y la apegó a su erecto miembro, Bulma soltó un gemido al sentirlo.

La científica como pudo se dió la vuelta y se sentó en las piernas de su esposo, provocando que su hinchado y caliente pene entrará fácilmente en ella, no podía creer como tan sólo unos besos la habían puesto tan mojada.

—M-mujer, no quieras evadir el tema con sexo.

Esa acción no se la esperaba, pero por nada del mundo la detendría, tenía semanas sin hacerle el amor a su mujer que dormir todas las noches con ella era una tortura para el, cuánto deseaba arrancarle el camisón y llenarla una y otra vez con su semilla.

Además el sexo era una debilidad para los dos, cuando querían sacar la verdad de uno del otro recurrían a eso y era lo que quería Vegeta nublar su mente con deseo y que le dijera todo y obviamente después pasarla bien un rato.

—Hablaremos después sobre esto, te lo prometo, ahora sólo hazme tuya, no sabes cuánto he deseado esto—se aferró a su cuello e intento moverse de un lado a otro, pero Vegeta como si se tratará de una suave pluma, con una sola mano pudo alzarla y bajarla una y otra vez introduciendo lentamente pero con firmeza su hombría, provocando espasmos en el interior de la vagina de su esposa, quién ahora lo recibía más gustosa que nunca.

Bulma por solo por este momento dejaría de lado esas inseguridades, tan sólo el hecho de escuchar decir a su esposo que la deseaba y sentir su dureza entre sus glúteos se dejó llevar, aunque no le agradaba del todo que observará su cuerpo, tan solo deseaba sentirlo dentro de ella una vez más.

Bulma por solo por este momento dejaría de lado esas inseguridades, tan sólo el hecho de escuchar decir a su esposo que la deseaba y sentir su dureza entre sus glúteos se dejó llevar, aunque no le agradaba del todo que observará su cuerpo, tan sol...

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Nacimiento De Una Princesa. || V.B ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora