Capítulo 21

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Llegó, tal y como dijo Austin, la casa enorme estaba allí, no había casa más grande que aquella junto al hotel "Palace". Bajó del coche, ni siquiera se molestó en aparcarlo correctamente. De todos modos dudaba que alguien a esas horas pasara por allí. "Saint Vicent", se llamaba la casa, según el rótulo. Sólo tenía un problema, y era que estaba completamente solo y que la casa era inmensa, le costaría encontrar a Hyunjin y lo más probable era que tuvieran un sistema de seguridad muy avanzado. Lo que menos le preocupaba era que lo cazaran y lo mataran, a decir verdad, había venido conduciendo un coche a toda velocidad corriendo un gran riesgo, ya que ni siquiera tenía carnet de conducir, y habría preferido estrellarse antes de que un policía lo multara por conducir ante tal velocidad, y después lo arrestara al no tener carnet.

Saltó la valla sin pensárselo mucho, escaló hasta arriba sin mucha dificultad y colocó el pie entre los dos pinchos, saltando y rodando por el suelo para que el golpe no le doliera tanto. Corrió hacia la mansión y al llegar, empezó a buscar ventanas abiertas. Todas las luces estaban apagadas, lo cual significaba que todos dormían, ahora sólo tenía que ir con cuidado para que no le atraparan. Pasó frente a unas vallas metálicas y se sobresaltó al escuchar unos potentes ladridos, echándose hacia atrás y cayendo al suelo mientras apuntaba su pistola. Una luz se encendió.

—Mierda, mierda, mierda. Putos perros de mierda, joder. —maldijo, levantándose y corriendo para alejarse de allí. Se topó con que estaba en un parking y corrió hacia un coche, haciendo la croqueta para meterse debajo y agarrarse a las tuberías de éste. Quien fuera que saliera a buscar, miraría cada uno de aquellos matorrales, por lo cual no debía arriesgarse. Empezó a escuchar ruidos, y a ver luces, gente alumbrando con linternas. Se sujetó mejor a las tuberías y suspiró, haciendo que el vaho saliera de su boca. Podría pasar un buen rato ahí, rato en el que tal vez su pequeño ángel podría estar pasándolo mal.

***

Contó cinco personas con linternas, pasó una hora ahí y los brazos empezaban a cansársele, al ver que aquellos hombres después de haber registrado todos los matorrales del lugar se dispersaban, se soltó, estirando los brazos cansados, le dolían debido al gran esfuerzo que había hecho. Pero no había tiempo para descansar. Las luces se apagaron de nuevo y él salió de su escondite. Ahora ya sabía que por ahí no tenía que pasar. Vagamente se preguntó por qué no directamente habían soltado a aquellos odiosos perros en lugar de que salieran los hombres con linternas.

Siguió andando mirando hacia arriba. Había una ventana abierta. Podría trepar por el árbol y después saltar a la ventana, claro que también estaba la posibilidad de no llegar a la ventana y caer. Debía de haber un metro o dos de distancia entre la ventana y el árbol, sería peligroso saltar desde ahí, pero todavía seguía sin pensar con claridad, y ya se encontraba trepando por el árbol. Subió sin mucha dificultad, tardó menos de diez minutos en hacerlo, y se encontraba mirando la ventana. Agudizó la vista y vio que se trataba de una especie de vestíbulo, no daba directamente a una habitación. Cogió aire y apretó las manos en la corteza del árbol, se limpió un poco y se colocó lo más cerca que pudo de la ventana, se balanceó levemente y saltó, enganchándose con los brazos a la ventana, colocó los pies en la pared e intentó subir mientras hacía fuerza con los brazos. Finalmente lo consiguió, aterrizando de manos. Intentaba calmar su respiración para no ser descubierto, y su corazón latía fuertemente. Ahora tendría que encontrarlo.

Escuchó un sonido y se alarmó, miró a sus lados y no vio ningún tipo de escondrijo donde meterse, así que sólo le quedaba una salida. Agarró su arma y anduvo hacia el ruido, descubriendo a una mujer un tanto mayor andando por el pasillo.

—Quieta. —dijo con la voz clara, quitando el seguro del arma. La mujer se paró de golpe y Bok se acercó a ésta. —Mírame y dime dónde está.

La mujer se dio la vuelta, temblando.

Lee Yong Bok | Lixjin/HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora