Capítulo 20

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Abrió los ojos y se fijó en que la vista le pesaba, y aquella era una habitación completamente desconocida para él. Intentó moverse, pero algo se lo impedía. Él estaba atado de pies y manos, y apenas tenía fuerzas para moverse, de haber estado como siempre podría arrastrarse, pero estaba demasiado débil. Aquel lugar era oscuro, las paredes eran blancas y estaban desgastadas, se caían a pedazos. El suelo era de moqueta, una moqueta gris llena de polvo, y lo comprobó al moverse un poco, éste saltó al aire y tosió levemente.

La puerta se abrió, y un rostro conocido apareció por ésta, fue entonces cuando recordó lo que pasó, y por qué estaba ahí exactamente.

—Por fin has despertado. —dijo él. —¿Sabes? Cuando te vi por primera vez no estabas tan delgado.

Cuando le pidió la hora la primera vez que lo vio, él estaba bien, sin embargo, no comprendía qué hacía él allí, y por qué Austin lo había traído.

—¿Qué hago aquí? —preguntó débilmente, y Austin sonrió.

—Te he estado observando durante mucho tiempo, Hyunjin, eres lo que queríamos. —dijo son una sonrisa en su rostro. El pelinegro frunció el ceño. Él no comprendía nada. ¿Por qué lo observaba a él? ¿Por qué lo necesitaban a él, si no era nada?

—¿Qué? —murmuró, y Austin asintió con la cabeza.

—Verás, como algo mantenía un poco distraído a uno de mis trabajadores, me dispuse a averiguar lo que era, y entonces me enteré de que eras tú. —explicó. Hyunjin seguía sin entender nada. —La verdad, no comprendo cómo fuiste tanta... Distracción, supongo que se encaprichó. —dio una pequeña palmada mientras sonreía. —Pero gracias a él, te encontré.

—¿De qué me conoces? ¿Quién es él? —preguntó, asustándose más por momentos. Parecía un maníaco, ¿y si estaba loco y quería hacerle daño? Él debería estar en el instituto, no allí hablando con un desconocido.

—Lee Yong Bok. —y como si aquellas palabras fueran una contraseña, su corazón dejó de latir y sintió su vista nublarse.

—Fe-Felix. —susurró, y parpadeó. —¿Dónde está? ¿Dónde está? Quiero verle. —toda aquella esperanza desaparecida durante meses volvió, con ansiedad. Él necesitaba verlo. Lo odiaba, lo odiaba con todo su ser pero necesitaba verlo, necesitaba su presencia, sus besos y sus abrazos, necesitaba escuchar su voz de nuevo.

Austin sonrió, aquella sonrisa le heló los huesos. Aquella persona que calificó como alguien amable y simpático, era todo lo contrario. Austin era una víbora mentirosa y sin compasión, Austin, era Satanás, y tenía a un ángel en sus manos, un ángel que no dudaría en destrozar.

—No vas a verle. —dijo fríamente. —Él te odia. —mintió, y Hyunjin tragó saliva. —Él y yo hemos pasado unas buenas noches juntos. —su corazón, aquel del cual empezaba a dudar de su existencia, se partió. Fue entonces cuando se dio cuenta de que siempre estuvo ahí, incluso cuando Felix decidió romperlo aquel día. —¿No te das cuenta de que ha jugado contigo?

Su respiración se agitó, el llanto estaba por venir.

—Eso... Eso es mentira. —dijo como pudo. No, él jamás fue un juego, Felix sólo estaba confundido, él sólo tenía miedo de enamorarse, Felix lo quería como él lo hacía. —¡Mientes! —le gritó, con tristeza y negación, saliendo con furia. Él se negaba a que Felix se hubiera acostado con semejante monstruo.

—No. —negó con tranquilidad. —No miento. Él no está enamorado de ti, Hyunjin. —dijo, partiéndole el corazón una vez más.

La puerta se abrió, y por ella entró un hombre con un gorro negro.

Lee Yong Bok | Lixjin/HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora