Capítulo 14

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Tardaba demasiado en subir, y sabía que no había ido a por un vaso de agua desde el principio. Salió de la habitación y bajó las escaleras sin hacer ruido, escuchó sollozos y se acercó con cuidado y sin hacer ruido, los sollozos provenían del sofá. Se encontró a Hyunjin acallando sus sollozos con un cojín, sentado en el sofá. "No", dijo su cerebro rápidamente. Pero lo ignoró. Se acercó y se sentó a su lado, al parecer, sobresaltándolo, ya que automáticamente alzó su vista y se secó las lágrimas con la manga de su jersey, con rapidez.

—Hyunjin. —murmuró.

—No, sí... Ya... Ya voy, sólo... —soltó otro pequeño sollozo y rompió en llanto. Demasiado para él, él no podía seguir con eso. Felix se acercó y lo rodeó fuertemente con sus brazos. Él se sorprendió, pero se dejó, por supuesto que lo hizo. Jamás pensó que volvería a sentirlo así.

Lloró, desatando todo el dolor que tenía dentro, por la soledad, por su vida, por todo. Su llanto resonaba por toda la casa, y el peliazul mantenía su agarre firmemente en su cuerpo, mientras el pelinegro mantenía la cara hundida un poco más arriba de su pecho, debido a su posición. Su llanto fue cesando, y Felix lo notó y se separó de él, mirándolo a los ojos. Él era una persona muy frágil, demasiado. ¿Cómo no pudo comprender desde un principio, que él no podría soportar su frialdad? Ni la merecía. Alargó la mano y acarició su mejilla, Hyunjin inclinó su cabeza y cerró los ojos, disfrutando de aquel contacto.

—Lo siento. —murmuró. "¡Qué haces? ¡Y tu orgullo?" su cerebro daba gritos, sin embargo al ver su sonrisa, poco le importó. Abrió los ojos y se topó con aquellos marrones.

—Yo también... Me defendiste. —susurró, y negó tristemente con la cabeza. —Y yo...

—No importa. —lo calló, al ver que le faltaba poco para romper a llorar de nuevo. —Sé que doy miedo. —admitió. —Pero no debes temerme, porque yo nunca te haría daño. Físicamente al menos... Soy un desastre con lo sentimental. —murmuró.

Volvía a sentir su corazón, latiendo frenéticamente en su pecho, como si fuera a salirse. Se derritió al escuchar sus palabras. Le había hecho daño, tal vez no físico, pero sí psicológico, y bastante, su corazón había sufrido unos golpes muy duros, pero ahora eso no importaba.

—Lo sé. —se atrevió a murmurar. —No sé por qué me aparté. —confesó. No tendría que haberlo hecho, nunca.

—No importa, olvídalo, ¿vale? —dijo el peliazul, y él asintió débilmente con la cabeza. —¿Has comido? —cambió de tema, y al ver su mirada en seguida supo la respuesta. Suspiró.

—No tenía hambre. —murmuró. —Y además, no quería salir.

—¿Salir? —preguntó Felix, claro que después recordó que él no sabía cocinar.

—Como no sé cocinar, mis padres me han dejado dinero para que coma. —respondió él, y el peliazul asintió.

—Pero seguramente podías pedir comida a domicilio. —dijo, y él se encogió de hombros. Probablemente, pero no pensó en ello, porque de haber querido comer, lo habría hecho.

—De todos modos, es porque no tenía hambre. —murmuró él, y Felix asintió, descontento con aquello.

—Tienes que comer. —dijo.

—¿Por qué tienes esa obsesión con la comida? —preguntó él, y Felix torció la boca. Acababa de tocar un tema bastante delicado, aunque no lo supiera, aunque se percató en seguida al ver su cara.

—Por cosas. —respondió, sin más. Hyunjin asintió, comprendiendo que no recibiría más información acerca del tema. —Y ahora voy a prepararte algo para comer. —se levantó.

Lee Yong Bok | Lixjin/HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora